Hace unos días asistí a una conferencia muy especial a la que nunca hubiera pensado que podía haber asistido, estaba anunciada como “La especie de los saurópsidos: el camaleón”. Mi curiosidad de profesor me hizo interesarme y al día siguiente a las 11 horas de la mañana estaba presente en el auditorio donde se llevaría a cabo, para mi sorpresa la asistencia congregaba a más de unas cuarenta personas de todas edades y géneros, comenzó a los quince minutos, el reto era mayor ya que la impartía un doctor en Biología malgache (de Madagascar), el científico M. Vences el cual fue presentado como un especialista en el tema con varias publicaciones y artículos y presentaciones internacionales, en un francés muy bien pronunciado comenzó.
El camaleón es un reptil de cuerpo escamoso, aplanado y comprimido, presenta dedos oponibles, cola prensil (que no se puede separar del cuerpo como la de la lagartija) y que tiene dos ojos uno para mirar de frente y otro para mirar hacia atrás, que cambian de color sus libreas según el estado de ánimo, vertebrado, carnívoro, ovíparos, no poseen oído externo aunque no son sordos y si perciben los sonidos sobre todo cuando se sienten en situación de peligro, de respiración inmediata después de salir del huevo y de sangre fría. Se arrastran para su traslado por el piso y trepan por las hojas de los árboles, tienen una lengua muy larga para acercarse su comida y beber agua del rocío matutino o de la lluvia depositadas en las hojas.
Más de la mitad de ellos, a nivel mundial, viven en Madagascar (la cuarta isla más grande del mundo), existiendo más de 150 especies, las demás viven en países del África subsahariana. Como reptiles son de la misma familia de los cocodrilos, lagartos, víboras y tortugas (se les considera como ancestros de los mamíferos y de las aves).
Hasta aquí ya estaba yo sorprendido. Habían transcurrido de diez a quince minutos de la charla y me sentía muy satisfecho de estar ahí, mi mente de inmediato asoció a esta con otra del género humano por sus características esenciales.
Pero sigamos un poco más con la conferencia.
Son transmisores de la salmonella (diarrea crónica), trepan a lo más alto de los árboles para dormir. Cambian de manera rápida su apariencia como reacción a los cambios de temperatura, el entorno y como decíamos al estado de ánimo con una capacidad casi instantánea para hacerlo, su promedio de vida es de 5 a 6 años, aunque hay dos especies que logran hasta los 15 años de vida y hay otras dos que son vivíparos (que se comen a sus crías).
En Madagascar, si bien no es un animal sagrado o de culto, su población cree en que poseer uno en casa abre las puertas de los entornos cambiantes, alivia las viejas tensiones, ayuda a eliminar la ansiedad e interviene a sanar las frustraciones, así como las emociones, la percepción y hasta la supervivencia.
Hasta aquí mi mente ya trabajaba en asociarlos con la clase política de cualquier parte del mundo, si vamos comparando las características del reptil, vemos que el político actúa de una manera similar en todos los aspectos biológicos del reptil, me sorprendí yo mismo de haber asistido a la charla, toda una “master class”, ya no recuerdo mucho lo demás que se trató debido a que mi mente comenzó a divagar sobre la similitud expuesta.
Santo Tomás Moro, autor de Utopía es el santo de los políticos y ahora puedo sugerir que el camaleón es el reptil que los identifica, dio como bibliografía para consulta. “A Field Guide to Amphibians and Reptiles in Madagascar” Segunda Edición. Colonia, Alemania, 1994 y 2018.
Alemania al parecer está muy interesada en el tema y ha dado fondos para su investigación, en Berlín hay un simpático teatro llamado precisamente “Chamäleon” en la Rosenthaler Strasse, donde representan obras de transformación mediante la danza, interesante,
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