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Claudia Sheinbaum y Fátima Bosh

6 de noviembre, 2025

La trágica noticia del asesinato del alcalde de Uruapan Michoacán, Carlos Manzo, dominó la cobertura noticiosa en los medios internacionales. El inaceptable asesinato político muestra la vulnerabilidad que enfrentan los presidentes municipales cuando el crimen organizado decide atentar contra ellos, la inseguridad es sin duda el pendiente mas preocupante en la agenda de la presidenta Claudia Sheibaum. Sin olvidar la rapacidad política de la oposición, y sus figuras tan deleznables como Alito Moreno, Vicente Fox, además del evasor fiscal y magnate de los medios, Ricardo Salinas Pliego.

Sin embargo, días después de la vorágine informativa dedicada al asesinato político en Michoacán, un par de noticias fueron de trascendencia internacional. La mas importante por el riesgo que pudo haber originado, fue el acoso sexual que sufrió la presidenta Sheinbaum por parte de un ciudadano que se le acerco a manosearla. El tema de la vulnerabilidad de la primer mandataria y el error de logística en el equipo de seguridad fue más que evidente, con consecuencias que hubieran sido desastrosas. La terrible situación actualizará las leyes de acoso en espacio público, ya que no existen criterios uniformes nacionales para que estas deleznables acciones contra las mujeres puedan ser tipificadas y sancionados con rapidez.

Sin embargo, para la oposición los derechos de las mujeres no son un asunto importante si deben olvidarse de mantener su rapiña derivada de la violencia política. El bochornoso incidente del que fue víctima la presidenta Sheinbaum prende alarmas en un tema que nadie había reflexionado. Aunque el sujeto ya fue detenido y será sometido a un proceso legal, muchas mujeres que no tienen esta visibilidad política, padecen este tipo de acercamientos sexuales y todo tipo de vejaciones que la sociedad machista mexicana históricamente ha normalizado.

En el mismo tenor de las agresiones y vejaciones psicológicas contra la mujer, se originó un acto misógino en las mismas entrañas del concurso internacional de Miss Universo, donde el exdirector de la marca en Tailandia, Nawat Itsaragrisil, intentó confrontar a la representante mexicana, Fátima Bosh, por no ceñirse a los acuerdos comerciales de su marca y la presunta promoción de la cultura y patrocinadores tailandeses. Durante la denominada ceremonia de colocación de bandas, la transmisión en redes sociales mostró como el nefasto personaje intentó ridiculizar a la participante mexicana, acusándola de tonta y de haber incumplido un contrato. La agresión subió de tono al tratar de impedirle hablar para defenderse, en un auditorio lleno de las concursantes que no alcanzaban a creer el nivel de prepotencia del poderoso agresor. En el momento más álgido del desigual ataque, Nawat amagó con llamar a elementos de seguridad para expulsar a la concursante mexicana del salón, provocando la sororidad de varias concursantes quienes abandonaron el salón junto con la mexicana.

Nadie podría decirse sorprendido por las actitudes misóginas, clasistas en las disímbolas relaciones de poder en un concurso de belleza, ya que la existencia de estos eventos, donde se cosifica la belleza femenina, son anacrónicos y con poca audiencia. Este tipo de competiciones, en su actual formato, no representan ningún avance en la lucha por la defensa de los derechos humanos o de la mujer común que ha padecido desigualdad económica, vulnerabilidad legal y una amplia gama de acosos que son vistas hasta con normalidad.

Lo que resulta noticioso de este caso es que aunque la organización internacional del concurso debió salir a poner un alto a Nawat, el video viralizado donde el energúmeno tailandés ejerce todo el poder patriarcal contra una mujer, casualmente mexicana, esta tiene el aplomo de no dejarse intimidar. El ambiente de dominio patriarcal demuestra la impunidad con la que poderosos empresarios se mueven en el mundo de la moda y el fashion.

Que la mexicana Fátima Bosh haya podido enfrentar a su poderoso agresor, que según referencian informaciones periodísticas, es un poderoso empresario con historial de violentador contra las concursantes, no es un asunto menor o exclusivo de los chismes de la farándula. La actitud de la representante mexicana fue llena de valor, al exigir respeto, inspiradora de la verdadera lucha de la mujer que padece ser estereotipada, por más que la polémica se origine en un banal concurso de belleza. La reacción de la Miss mexicana fue celebrada incluso por la presidenta Sheinbaum, días previos a su acoso sexual, por lo que en una doble noticia relacionada con dos mujeres que enfrentan a la cultura patriarcal impulsada por el mismo capitalismo como normal, es de trascendencia internacional.

Aunque la organización emitió un comunicado y un video condenando el actuar de Nawat, es poco lógico que los poderosos empresarios aglutinados en este tipo de industrias desconocieran el actuar del empresario tailandés. sobre todo cuando uno de sus creadores de este tipo de concursos de belleza es el actual presidente Donald Trump.

La Miss México que padece trastornos de ansiedad y déficit de atención eleva a grado de resiliencia su reacción ante el ataque patriarcal sufrido en vivo, en medio del certamen con mayores estereotipos de belleza en la era moderna. La victoria de la mujer tabasqueña trascenderá más que el de la futura ganadora del certamen, por lo que se espera que a raíz de estos lamentables hechos, el concurso al menos sea reconcebido o cancelado, y las mujeres de México y el mundo no tengan que padecer estas agresiones y acosos, pues tienen derecho a una vida digna y sin ningún tipo de violencia.

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