A escasos días del fin del sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), los debates en torno a su legado serán variados, contrastantes y se realizarán por mucho tiempo. Una coincidencia entre los simpatizantes y sus furibundos opositores es que es una figura que trascenderá por muchas generaciones de mexicanos, tanto por sus éxitos consumados, como por sus fracasos perfectamente identificables.
Ante los excesos de los extremos, cabe bien analizar puntos nodales de lo que fue el ejercicio político y el desempeño como administrador público. Los grandes fracasos del presente régimen están englobados en el nulo avance en lograr un mejor nivel del sistema de salud pública, que en aspectos como la escasez de medicamentos tuvo un franco retroceso. Independientemente del trauma económico mundial por la pandemia, las políticas públicas destinadas a la salud, así como las de seguridad pública, estaban destinadas al fracaso debido a la compleja realidad, así como la implementación errónea de las mismas.
En el aspecto político es donde AMLO brilla como un sol que eclipsa a sus enemigos políticos. Fue el verdadero líder que hizo bailar al son que quería, a la diezmada oposición. Nunca existió una figura mediática, política, económica o un nuevo liderazgo social, que pudiera enfrentar su estilo confrontativo y populachero de hacer política. Es incluso, el verdadero diseñador del PRIAN, que con miopía evidente Claudio X. González creyó poder llevar a buen puerto en las elecciones intermedias y en la debacle del proceso presidencial. Si bien no designó directamente a la candidatura opositora, si se encargó de diezmarla hasta convertirla en un meme político. Llamó al voto masivo popular y logró una mayoría calificada en ambas cámaras, hecho que no se veía desde los mejores tiempos del partidazo único, ahora en vías de extinción.
Es la materia social y de combate a la pobreza donde el presidente AMLO ha obtenido sus mejores logros, la disminución de los pobres es un parámetro indiscutible, con mediciones de organismo autónomo que curiosamente el presidente desprecia. La principal bandera de su larga lucha política fue exitosa, aun a pesar de las consecuencias devastadoras del Covid-19.
El aumento del salario mínimo en cifras de más del 100 por ciento es otro aspecto destacado. Rompió con el mito neoliberal de que era un factor que detonaría la inflación. Si bien la ortodoxia macroeconómica del gobierno izquierdista fue respetada durante los primeros cinco años, en el trascendente año de final de sexenio se incurrió en el endeudamiento para poder finalizar los proyectos emblemáticos, y claro, para consolidar desde el presupuesto las simpatías electorales que permitieron el triunfo arrasador de morena.
Nada es más igualitario desde una democracia funcional que el adecuado cobro de los impuestos, materia en la que los gobiernos neoliberales siempre beneficiaron a las elites económicas, en contraparte del contribuyente cautivo común. Este aspecto desnudo al magnate evasor, Ricardo Salinas Pliego, que desde su televisora nunca atinó a asestarle un golpe mediático real, al gobierno que le exigía pagar sus millonarios adeudos.
La denominada polarización que desde las oligarquías mediáticas acusan de haber sido provocada por el presidente AMLO, no es otra cosa que la velada, pero real lucha de clases en un país donde más del 60 por ciento de la población se ubica en un decil de pobreza. Era ilógico que en un México de profundas desigualdades, histórico abandono y lacerantes agravios, se creyera que todo cambio seria terso, sin enfrentamientos ideológicos muy fuertes.
Si bien el presidente narró maniqueamente desde sus conferencias mañaneras la versión entre buenos ciudadanos y conservadores malos, pretender borrar el daño que provocó al país los sexenios de gobierno neoliberales apátridas, es querer tapar el sol con un dedo. Los partidos tradicionales, ahora heridos de muerte, nunca asumieron sus culpas, reciclaron a sus figuras más clasistas, racistas y más confrontarías, haciéndole el juego muy fácil para el primer mandatario al desnudarlos con sus biografías ante la opinión pública y sus fieles seguidores.
Los claroscuros del presidente AMLO lo seguirán hasta su retiro en su hacienda de Palenque, Chiapas, pues los retos que prometió cumplir no fueron cabalmente atendidos o simplemente tenían una ruta crítica que no fue diagnosticada con sabiduría; además de políticas públicas insuficientes para los problemas históricos que existían en el país.
A pesar de las voces opositoras, siempre ciegas e irracionales, que aseguraban que se perpetuaría en el poder hasta su muerte, el ciclo natural del sexenio hará que el político macuspanense se vaya perdiendo ante el empoderamiento de nuevas generaciones. Incluida la personalidad de la primera mujer presidenta en la historia, Claudia Sheinbaum, cuyo triunfo electoral está íntimamente ligado a la figura del líder político mexicano más importante del presente siglo.
¡Feliz cumpleaños Krisztina!
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