Al César lo del César

Pero ¿qué podemos hacer cuando el César se niega a dar a Dios lo que es de Dios? Pero ¿qué podemos hacer cuando el César se niega a dar a Dios lo que es de Dios? Los...

18 de febrero, 2016

Octavio de Jesús Rebollar

Pero ¿qué podemos hacer cuando el César se niega a dar a Dios lo que es de Dios?

Los microcésares con los que convivimos y que cada vez son menores quieren competir con la autoridad de Dios aunque sea compitiendo con los representantes a fin de elevar su minúscula autoestima, imponiendo sus decisiones en aspectos tan de poca importancia que no se si reir o llorar, pero que indudablemente satisfacen su devaluado ego.

Tres botones de muestra.

El microcésar de Gobierno de la Ciudad de México, con la mano en la cintura, desautorizó los boletos expedidos por las autoridades eclesiásticas para darle organización a la asistencia al evento del Papa Francisco, ¿cómo? ¿darle orden a un evento en la ciudad del desorden?; pero lo de mayor importancia ¿pasar por encima de su autoridad en una ciudad que considera su franquicia personal, su feudo particular?, con la amenaza de negar la protección indispensable a un evento de trascendencia internacional, con una convocatoria que envidian partidos políticos, equipos de todos los deportes y artistas de todas las artes juntos.

Una oportunidad inmejorable para evidenciar que aquí el que manda es “el microcésar de Gobierno” recomendando, sin el menor respeto, a los poseedores de boletos que lo hagan rollito y conserven como un recuerdo, no de la visita del Papa, sino de la humillación a las autoridades eclesiásticas a manos de su desgobierno.

El alcalde Ecatepense colabora para la celebración del evento en sus dominios, obteniendo un buen número de boletos de invitados especiales. Llega una oportunidad de oro a otro microcésar para ejercer su autoritarismo, escuela de la política mexicana y aspiración de la mayoría de personas involucradas en ella, coordinador de colaboradores de logística enviados por el municipio, a la hora de formar filas para acomodar a los invitados especiales en los lugares preferenciales impresos en los boletos, al formarlos en cuatro filas exige que en una fila sólo se integren los invitados de la presidencia , haciéndolos avanzar primero y acomodándolos en el mejor lugar, el más cercano al altar, dejando a los demás en lugares menos buenos, privándolos del mejor lugar que tenían asignado. Sin palabras evidenció que el poder político está por encima del eclesiástico.

También en otros campos se dan microcésares como el del periodismo, donde el turno corresponde a la mentira manipuladora publicada en primera plana por el Universal, donde se encuentra “Instalan carpas VIP para escuchar misa.” Al pie de una fotografía de gran angular que cubre, calculo yo, un 70 % de la asistencia y donde no aparece ninguna de las Carpas VIP referidas y que, de haber existido, indudablemente aparecerían en primer plano.

Respeto la libertad de expresión que me permite escribir estas líneas, rechazo que se utilice para mentir, engañar, deformar la realidad, manipular. Creo que la dirección de este periódico, sin censurar, debería cuidar el profesionalismo de sus colaboradores, permitiéndole explayar sus frustraciones, resentimientos e impotencia en artículos de opinión, no en reportajes como lo hace en este caso.

Qué lejano se siente el Universal que cambió de formato para publicar los reportajes de Las Mendocinas, en su baja calidad actual se presagia su próxima defunción. Publicar un pie de foto que se desmiente con sólo mirar la foto es una falta total de profesionalismo. Un reportaje centrado en los aspectos negativos a veces mal informados, de los cuales le faltaron varios de mayor importancia, pero que olvida los muchos aspectos positivos y que aparenta equilibrar al mencionar “Hay que aprender de las palabras del Pontífice.” Bien haría el periodista en poner la muestra y de su propio aprendizaje llevar a la acción lo que llegase a aprender.

El tiempo pondrá las cosas en su lugar. A Cristo lo crucificaron los romanos y Roma es el centro de su Iglesia. César pasó a la historia y algunos de estos microcésares ni un renglón les tocará. Espero que la recomendación del reportero tenga respuesta en sus lectores a pesar de su reportaje y que con nuestra colaboración cada día haya menos microcésares y más y mejores cristianos.

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