La inteligencia de los seres humanos ha tenido relevancia en todos los aspectos de la evolución y es difícil conocer el punto de quiebre de muchos intelectuales, inteligentes o superdotados que, la misma razón que los llevó a ocupar lugares importantes, sea la misma que los hizo caer. Los grandes criminales de la historia tienen en común altos grados de inteligencia y bajos niveles de tolerancia ante la frustración.
El 15 de noviembre de 1979, un atentado en el vuelo 444 de American Airlines que volaba de Chicago a Washington D.C., deja 12 pasajeros intoxicados por inhalación de humo a consecuencia de una bomba enviada en paquete; el 15 de noviembre de 1985, un paquete-bomba enviado a la Universidad de Michigan, estalla y mata al profesor de psicología, James McConnell y al asistente de investigaciones, Nicklaus Suino; estas fueron, dos de las 16 bombas empaquetadas enviadas por correo y dos, de las tres víctimas fatales de Theodore John Kaczynski, el UnAbomber. (University Airline bomber)
¿Hasta dónde, un ser superdotado puede sobrevivir a su propia inteligencia estando rodeado de gente “normal”?
El caso de Theodore Kaczynski, quien fuera un niño raro, solitario y en ocasiones agresivo, que creció en medio de libros y números, que fue aceptado a los 16 años en la Universidad de Harvard, que obtuvo un doctorado en matemáticas, que a los 20 años fue asistente de profesor y que su frustración por no poder comunicarse con los “normales” lo llevó, en 1971, a refugiarse en las montañas de Missoula, Montana para convertirse en “terrorista doméstico”.
En algún momento, seres inteligentísimos pierden la cordura y el rumbo de sus ideales. Discuten con razones y fundamentos, pelean con y en contra del sistema, los gobiernos y con todo lo que represente autoridad; un día, esa discusión se vuelve una afrenta para la sociedad, sus ideales dejan de tener razón y se enfrentan al mundo con agresiones, asesinatos y amenazas constantes.
Theodore John Kazcynski, en su intento por hacerse escuchar y que el mundo entendiera que la tecnología estaba siendo un peligro para el mundo, mató a 3 personas e hirió a 23 durante sus 18 años de autoexilio, sus razones entonces, dejaron de ser congruentes y fue él mismo, quien se convertiría en un peligro hasta su arresto el 3 de abril de 1996.
El ensayo, La sociedad industrial y su futuro, mejor conocido como El Manifiesto de UnAbomber, publicado por el periódico The New York Times en 1993 a exigencia expresa de Kaczynski, parece hoy una premonición de lo que se vive en el mundo industrial y tecnológico. Ted escribe los peligros de la tecnología en manos del ser humano y la pobre capacidad del mismo para beneficiarse de ella. Antecede todo el documento a lo que claramente se puede ver hoy y que ha sucedido desde los inicios imparables de la vida tecnológica e industrial.
El llamado, “Terrorista doméstico” vive, desde hace 20 años, en la cárcel de Florence, Colorado y desde ahí ha mantenido correspondencia, en inglés y en español, con cientos de personas alrededor del mundo incluido su aporte en el “Libro Rojo de Harvard” de la generación del ’62, en la que actualiza sus datos como: “Prisionero, con 8 cadenas perpetuas” e incluye su dirección de contacto.
Sin considerar su condición de prisionero y sin justificar los hechos, Theodore John Kazcynski fue parte de un experimento psicológico aplicado por el doctor Henry Murray basado en la conexión de electrodos para desafiar, según Murray, la inteligencia del cerebro humano superdotado. Este estudio y sus resultados fueron presentados por los abogados de Kazcynski en su defensa.
El experimento se basó en estudiar el comportamiento de 22 estudiantes de inteligencias superiores mediante un ensayo en el que escribieron, previo al estudio, sus creencias y aspiraciones, ideales, comportamiento y metas. Luego, fueron conectados a electrodos de frente a luces brillantes en una sala con espejo unidireccional desde donde se monitoreaban las reacciones fisiológicas de cada uno. Después de las descargas eléctricas, todos mostraron ataques de rabia y descontrol emocional, físico y mental. Por ésto, los abogados responsabilizaron en parte al doctor Murray por el proceder de UnAbomber sin que pudiera ser esta una evidencia suficiente para reducir su sentencia.
Su hermano David dijo en su momento que no creía capaz a su hermano de semejante atrocidad, que nunca lo vio como un ser agresivo, sin embargo, más tarde, David aseguró que su hermano sí sufría de problemas mentales e inestabilidad emocional.
En abril 14 de este año, Kazcynski envió una carta en la que pide una entrevista con algún reportero y en la que asegura, romperá el silencio de veinte años y hablará, entre otras cosas, de las declaraciones de su hermano David que han convencido al mundo de su incapacidad mental.
En su manifiesto apunta: “Las consecuencias de la revolución industrial y tecnológica, han desestabilizado a la sociedad, han hecho que la vida no sea plena, han sometido a los seres humanos a situaciones indignas, han provocado un incremento del sufrimiento psicológico y han infringido severos daños al mundo natural. El continuo desarrollo de la tecnología empeorará la situación”.
De no ser por las bombas, los daños y las muertes que éstas causaron, con seguridad, hoy, ese manifiesto y las publicaciones de Kazcynski serían un referente universitario y social para entender, concientizar y ordenar, la velocidad de la tecnología y la industria que siguen estando nos guste o no, en contra del ser humano y su evolución natural.
Es así, cuando las inteligencias importantes pierden credibilidad, los factores son tantos que a veces, es mejor esperar a que lleguen a su límite, satanizarlos, meterlos a la cárcel o matarlos sin haber hecho caso a las verdades que pudieran haber dicho.
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