¡Ay de aquellos niños y adolescentes!, que se han descubierto homosexuales. ¡Ay de aquellas personas!, que han decidido no casarse y tener hijos, o de los que, en pareja marcharon por la familia aborreciéndose uno al otro. ¡Ay de aquellos hombres!, que, de la mano de su señora iban pensando en un señor. ¡Ay de esas mujeres!, que arrastraron a sus hijos a la marcha aun cuando tuvieron que cubrir su rostro golpeado con unas gigantescas gafas. ¡Ay de aquellas jovencitas!, que marcharon junto a su padre abusador. ¡Ay de los ciudadanos!, que fueron a curiosear el desfile y solo se llenaron de frustración.
Al ser humano se le puede prohibir casi todo, se le puede limitar, se le puede castigar, encerrar y enmudecer más nunca se le podrá reprimir de Ser, como sea que haya nacido.
En Estados Unidos y por causa de Donald Trump, salieron del closet los hipócritas, los racistas, los reprimidos. En México, aun cuando los homosexuales decidieron con orgullo abandonar ese closet para dejar el lugar solo para la ropa, el Frente Nacional x la Familia insiste en volverlos a encerrar porque de ahí mismo, sacaron a los hipócritas, racistas y reprimidos.
Y, ¡Ay de aquellos!, que se repriman y lleven en su diario vivir la obligación de Ser como los demás quieren, ese será un lugar en sus mentes del que no podrán salir, es un closet con candados y cadenas. ¡Ay de los niños de la calle y de los huérfanos!, creerán por culpa de esa gente, que su lugar es esa casa y esa calle en la que viven ahora.
Pregonan, los dirigentes de la “Marcha por la familia” que hay 35,000 personas instaladas en la Zona del Río mientras caminan justo frente a la glorieta donde está la estatua de Abraham Lincoln sosteniendo en sus manos las cadenas rotas de la esclavitud.
¡Ay de alguno de ellos!, que la vida les premie con hijo homosexual y no sepan amarlo. ¡Ay de alguno de ellos! que se enamore de un homosexual y no lo sepa nunca. ¡Ay de alguno de ellos!, que sepa que su mejor amigo ha adoptado un niño de la calle y se vea obligado a rechazar la amistad, y al niño.
Los medios reportan solo 6,000 personas y no importa cuántas son, lo alarmante es que haya gente que trata de impedirle al ser humano, Ser. Los mismos de la marcha se están impidiendo Ser e interactuar con los demás, se han colgado la etiqueta que los redime a animales sin razón y sin criterio.
En Tijuana desfilan las mujeres de rosa, los hombres de azul, desde ahí la ignorancia, ni siquiera saben que el rosa era un color destinado para los varones. Los colores, casi todos tienen ya un dueño sea político o social, sería genial que lloviera en medio del sol candente y apareciera un radiante arcoíris que les recuerde a los marchistas que existe en el mundo, un arcoíris de pensamientos, de decisiones, de posibilidades y que todas, mientras le pertenezcan al ser humano, son válidas y dignas de respetarse. Quien no sepa respetar al otro no está en posición de exigir respeto.
A los funcionarios y servidores públicos, se les prohibió asistir y entre la muchedumbre detectaron a algunos. La Iglesia se une a la marcha aun cuando no debería, esta debe mantenerse detrás de sus puertas y de pie en sus altares para recibir a quienes decidan entrar; ahí escucharán la palabra de Dios y de los Santos y de los Profetas, la Iglesia no es una extensión de los noticieros sensacionalistas; se supone que es la extensión de la palabra divina, de la divulgación de la espiritualidad y la paz entre los seres humanos. “Amaos los unos, -esta vez agrega- odien a algunos”.
A propósito, si de religión se trata, las personas que marcharon y los sacerdotes que convocaron, le arrancaron dos hojas a su Biblia o bien, olvidaron estudiar los evangelios del apóstol San Mateo. 25 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia. 26 ¡Fariseo ciego!, limpia primero lo de dentro del vaso y del plato, para que también lo de fuera sea limpio. 27 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que, por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, más por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia.
La promulgación de la homofobia hace que grupos radicales y sin respeto a los derechos de las personas crezcan, con esto logran llamar la atención de la federación, entonces, recursos importantes pudieran llegar a estos grupos reduciendo al mismo tiempo, el recurso para quienes realmente lo necesitan.
Hasta 2015, la población de Tijuana era de 1 696 923 habitantes lo que es un alivio sabiendo que, solamente hay 6 000 personas que rechazan la diversidad. Preguntó alguien: ¿seremos intolerantes por no tolerar a los intolerantes? Entonces, ¿quién tiene la razón? La razón siempre la tendrá quien decide ser y vivir de acuerdo a su propia naturaleza, por propia decisión y sin haber sido manipulado.
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