Naufragio

Los artículos publicados el viernes pasado en este espacio cada uno en su tema, más allá de hacer pensar, dejan una sensación de dolor, impotencia...

14 de junio, 2016

Luisa Ruiz

Los artículos publicados el viernes pasado en este espacio cada uno en su tema, más allá de hacer pensar, dejan una sensación de dolor, impotencia y sí, mucho enojo. Eso que se llama desesperación y que se parece a los sueños raros en los que uno quiere correr y no avanza, en los que uno grita y la voz no sale.

Carlos Aguilar Franco y esa grave crisis en las elecciones, https://www.ruizhealytimes.com/opinion-y-analisis/elecciones-2016-reflejan-grave-crisis-interna-en-todos-los-partidos-politicos; la bardota de Trump de Julio Chavezmontes, https://www.ruizhealytimes.com/opinion-y-analisis/guia-elemental-para-construir-la-bardota-de-trump; Federico Cabrera, que’stá nojado, https://www.ruizhealytimes.com/opinion-y-analisis/no-miablen-toy-nojado; las razones de Tere Vale https://www.ruizhealytimes.com/opinion-y-analisis/10-razones-por-las-que-estoy-tan-enojada; el libro de la Iglesia que recomienda Tomás Borges, https://www.ruizhealytimes.com/cultura-para-todos/iglesia-de-espias y la columna de Eduardo Ruiz-Healy https://www.ruizhealytimes.com/mi-columna/el-voto-y-la-corrupcion-de-los-funcionarios, tan dolorosa como real.

Lo peor es que cada uno alrededor del país guardamos la misma opinión, unos con letras, otros con gritos ahogados y muchos más en un silencio sepulcral. Desde siempre, y con mayor cizaña en estos tiempos se sabe que el gobierno no gobierna para bien del pueblo, hace uso del pueblo para engrandecerse y con ese tamaño, burlarse de quienes les dan de comer.

Las incongruencias que surgen entre la población y las leyes de las que habla Tere Vale son, creo, solo una pequeña parte de ese gigantezco iceberg que detiene a nuestro querido barco llamado México. Las razones del enojo de Federico Cabrera fortalecen ese témpano, los punzantes datos que comparte Eduardo Ruiz-Healy endurecen aún más el panorama; todo esto nubla y oscurece cualquier futuro que los mexicanos quisiéramos conseguir y el horizonte, ese ya no se alcanza a ver.

A la deriva, sin capitán ni timonel que salven al país del naufragio. Las tormentas llegan a babor, estribor, proa y popa; en el mástil no hay guía y el presidente que dice comandar, instalado en el carajo, ese punto lejano donde los marinos son castigados; con todo, allá arriba y por muy alto que el presidente haya construido su trono, es el lugar más inseguro del barco.

Todos los gobernantes a manera de tripulación perdieron la brújula. En el tema de la prisión de Piedras Negras, por ejemplo, no alcanzo a comprender cómo es que un ser humano pueda permitir y ver semejantes horrores; la iglesia y sus espías que no son, sino la tapadera y el desvío de otros crímenes además de los propios.

Y el pueblo, algunos se atreven a echarse por la borda al mar embravecido para salvarse y, creyendo haber llegado a tierra firme, se quedan estacionados en la Puerta México, la garita de San Ysidro en Tijuana esperando asilo de Estados Unidos. En esa puerta también, se han arremolinado otros, que desde África han saltado de su propio barco. Los refugios y albergues en Tijuana no se dan abasto con tanta gente aun cuando están siendo ayudados por la ciudadanía e iniciativa privada.

Otros más ilusos esperan que se calmen las aguas creyendo que hay botes salvavidas. Está visto que ya no los hay, se acabaron cuando los independientes quisieron serlo creando personalidades falsas llevando de la mano el mismo retrógrada y corrupto sistema político nacional, son solo lanchas agujeradas que no garantizan la salvación de ninguna manera.

Los de plano ignorantes, se acomodan en el púlpito a proa emulando la románticamente tonta escena del Titanic, de frente a la tormenta y de espaldas al peligro. Otros también enojados y con la esperanza prendida al cuello buscan mientras tanto, el lugar más seguro para resguardase de la tempestad que arrecia teniendo como fondo un mar infestado de tiburones.

Los esos que fingen gobernar se amotinan en la cabina del capitán, todos quieren poner las manos en el timón, ya todos presionaron los botones en el tablero de instrumentos, lo absurdo de esa escena es que ninguno se ha dado cuenta que el barco está a punto de naufragar, ¡con ellos dentro!

Porque aquí se ahoga uno y se ahogan todos, hasta los que piden protección en Estados Unidos queriendo alcanzar el ‘sueño americano’ que es solo eso, un sueño en donde todo es lindo y bello. Mientras ellos no crucen, Tijuana los está recibiendo con apoyo de ciudadanos y el gobierno local, no, el gobierno y sus candidatos rapaces tienen asuntos de mayor importancia por el momento, están peleando con uñas, dientes, garrotazos y balazos tratando de cuadrar firmas con votos.

Lo dicho, todos quieren el timón y Tijuana también naufraga, por eso, en ésta esquina existen los enojados con esperanza resguardados en el rincón más seguro que cada grupo ha encontrado porque la unión de todos, en muchos ámbitos también ha tocado retirada. Por más que uno escupa, grite y se enoje, a los de la cabina les importa ‘una pura y dos con sal’ y si el refrán “una de cal por las que van de arena” es cierto, vamos pues, a empezar unidos que mientras menos peso lleve el barco, la garantía de salir avante es real y que, a los políticos como al camarón, se los lleve la corriente, los demás en espera de que el tiempo nos lleve navegando con el viento a favor.

Comentarios