Letras prohibidas

Se ha sabido a través de la historia acerca de miles de cartas de artistas hacia los amores tormentosos de sus vidas.

1 de diciembre, 2015

Se ha sabido a través de la historia acerca de miles de cartas de artistas hacia los amores tormentosos de sus vidas. Enormes letras escondidas algunas, otras tan públicas que se vuelven vergonzosas, otras que se encontraron en cajones arrumbados después de la muerte de sus autores. Algunas cartas que el amante nunca envió y los amados no se enteraron de la existencia de la pasión lejana. Otras de por sí públicas cobraron importancia hasta después de la muerte de alguno de los dos, unas pocas existen en la pluma de tinta seca y otras que siguen siendo acervo íntimo en la imaginación de muchos.

A mí me van a encontrar unas cuántas cartas tontas y simples,  unas muchas de esas veces cuando se exasperaron las emociones durante el encuentro con una sonrisa, otras escritas durante  mis días más vulnerables y solitariamente intensos; dibujadas letras en las noches en las que la luna hablaba de amores prohibidos y encuentros inciertos, en los días de sol cuando las nubes amenazaron con llover amores necios, en las caminatas por las calles abarrotadas de gente intolerante y dispersa, a la orilla del mar en donde el encuentro era con la ola silenciosa bajo mis pies.

Muchas cartas que nacieron de esos amores tan fugaces como indecibles, papeles que guardan el secreto de mi secreto palpitar por la presencia de quien no supo mi nombre ni se vio en mis ojos, esas cartas que se escribieron en los 19 días de insolente agravio y 500 noches de pesar insoluble, muchos papeles que resguardan ansiedades e infortunios y que en ellos sus nombres no existen.

Otras muy claras dirigidas a quien nunca las recibió y jamás se enteró de los mensajes imaginarios transformados en letras, unas pocas enviadas y nunca respondidas, poesía que se volvió barata porque no alcanzó los ojos ni las manos que las abrazaran, prosas sutiles de encantos irracionales y también cartas epistolares que el interesado nunca escribió y se volvieron inventos que necesitaron de un personaje de imagen, nunca uno de voz y persona.

Se encontrarán, con pasivas letras de amores que parecen realizados, con tormentosas reliquias de antaño cuando los aportes de una sonrisa y una voz dictaron placeres que nunca existieron en verdad. De romances inventados se llenaron algunas libretas y de inventos romanceados las servilletas de papel; plumas que vaciaron su tinta escribiendo a oídos sordos y corazones lejanos que existieron en letras y pocas veces en la vida real. Si se encuentran algún día no se culpe de infidelidad a ninguno, se me culpe a mí de infidelidad agraviada porque de no haberlas escrito, me habría sido infiel a mí misma y de haber sido publicadas habrían sido solo una disparatada tontería irracional.

Hay también otras letras que están llenas de tristeza e inquietudes, incógnitas y dudas, esas se quedarán en pedazos de papel cuando ni siquiera pudieron ser enviadas o porque se enviaron y no fueron respondidas cuando se abrieron posibilidades de encuentro y las puertas se cerraron antes de entrar. 

El día que los pedazos de papel se arremolinaron en un bote, ese día se terminaron mis ganas de intentar acercamientos, mi salud emocional y mi paso por la vida han sanado la separación y lo más importante, han instalado en mí una sensación de silencio de la mano de un profundo respeto.

Hay algunas cartas o notas que fingieron cerrar episodios por necesidad emocional o por diversión creativa, algunos papelitos que me recordaban con un par de palabras algún momento importante que olvidé escribir y que nunca concluyeron en cartas. Hay libretas con rayones e inventos de novela e intentos de poesía, letras que hoy no dicen nada, quizá nunca sean importantes y cuando me muera quizá queden olvidadas para siempre dentro de su baúl que un día se llene de polilla y termine por desaparecer los papeles.

Si se van a la basura, se incendian o se las lleva un tsunami no importará tanto si aún puedo conservar el recuerdo y la emoción que cada una de ellas imprimió en la razón desde el fondo de la tinta en todas las madrugadas que me adelanté a los ruidos del día y a los rayos del sol. Cada carta tiene la oscuridad de la noche y los suspiros del amanecer, no las he vuelto a leer, no las he sacado hace mucho tiempo. Con todo, sé que existen y que se seguirán acumulando porque mientras existan madrugadas oscuras, sonrisas, miradas y voces profundas yo estaré escribiendo una carta que podría tener tu nombre aunque nunca lo sepas.

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