Las malas compañías

Las convocatorias de la Secretaría de Educación Pública para participar en el concurso “Niño funcionario por un día”, son...

2 de mayo, 2017

 

Las convocatorias de la Secretaría de Educación Pública para participar en el concurso “Niño funcionario por un día”, son lanzadas en cada estado durante el mes de abril. Secretarías de Desarrollo Social, de Educación y Deporte, Instituto Estatal Electoral y el Instituto Nacional Electoral, son algunas de las dependencias e instancias que se han adherido al programa. Siendo gobierno, las razones de estas inclusiones radican en, al menos, la publicación de una foto.

Cada estado o municipio tiene su propio programa y reglas. El mes es lo único en que coinciden todos, ya que este concurso es parte de los festejos del día del niño y en acuerdo con el Artículo 7o. Fracciones III, V, VI, XIV, de la Ley General de Educación. Participan alumnos sobresalientes de 5to y 6to de primaria de las escuelas públicas y privadas de todo el país; algunos con ensayos escritos basados en un solo tema o por medio de concursos de oratoria. En sus mensajes, los niños mencionan un tema de interés general o propio de ellos y quien gane, se le otorga el privilegio de sentarse en la silla de un alto mando por un día.

Aunque no existe -o no encontré- una referencia de cuándo y cómo inició este concurso en los niveles estatales y municipales, supongo que debió ser a raíz del Parlamento de las niñas y los niños instituido por las Comisiones de Derechos de la Niñez en el Congreso. El Primer Parlamento se efectuó en 2003, concursando niños y niñas de todo el país.

En Baja California, y durante el gobierno de Ernesto Ruffo Appel, el sector educativo propuso en 1991 incluir el concurso en los festejos del día del niño que llevaba a cabo el DIF Estatal.

En estos tiempos, me parece doloroso, incongruente y casi infame que se mezcle la pureza y el honor de los niños con el gobierno que nos rige. Que un gobernador se ufane de convivir con ellos solo para la foto porque hoy por hoy, los políticos no lo merecen. Qué pena que mezclen a los jovencitos con la insensatez y la hipocresía de los funcionarios.

Resultará incongruente para los chiquillos lo que vieron en las oficinas administrativas y lo que escuchan todos los días en la plática de sobremesa, en los noticieros, en sus redes sociales. Fueron a convivir con extraños que no han respetado al país, que no han respetado sus derechos, que no han escuchado las voces de los desprotegidos. Los niños tienen la esperanza de que sean sus voces lo que concientice a la clase política y verán un día o varios años después que no, que su voz fue silencio en el momento en que terminaron “su función”.

Quisiéramos todos seguir teniendo la esperanza de los niños, difícilmente se consigue creer cuando la burla no cesa, cuando los agravios están apilados y la indiferencia del gobierno hacia el pueblo es una clara realidad.

¿Para qué inmiscuir a los niños en esos actos que solo sugieren trampa? Una prueba de ello, es que en Baja California le anularon votos a un niño; como razón, dijeron que el nombre no estaba en el cuadrito, sino fuera de este, acto que no cumple con la fracción XIV, de dicho artículo y que a la letra dice: Fomentar la cultura de la transparencia y la rendición de cuentas, así como el conocimiento en los educandos de su derecho al acceso a la información pública gubernamental y de las mejores prácticas para ejercerlo. Y así, lo que vieron en su función de un día será una buena experiencia, hasta que comprendan que todo en la política es teatro y la adjudicación de poder es mera simulación, igual como la que ya conocieron.

Al final del día, los funcionarios despidieron a los niños con un apretón de manos, un abrazo y una gran sonrisa quedando de por medio la “promesa” de tomar en cuenta sus sugerencias, necesidades y exigencias. Seguramente los chicos escucharon el muy conocido: “las puertas están abiertas, lo que se te ofrezca, ‘amigo’ ya sabes”.

Cuídate mucho, Juanito, de las malas compañías, dijo Joan Manuel Serrat, que le dijo su madre. Quizá Serrat, no hablaba de políticos, en este caso, los niños sí.

Mis amigos son unos atorrantes / Se exhiben sin pudor, beben a morro / se pasan las consignas por el forro y se mofan de cuestiones importantes. / Mis amigos son unos sinvergüenzas / que palpan a las damas el trasero / que hacen en los lavabos agujeros y les echan a patadas de las fiestas. 

México aplaude a los niños que exigen. El pueblo mexicano pide que los políticos escuchen, que reaccionen porque la voz de los niños llega lejos, más no es seguro que se instale justo donde corresponde. Lo que sí es seguro, es que los niños ganadores y los miles que concursaron, o serán activistas importantes o crecerán alejados de la política, hasta que puedan tomarla en sus manos y tengan el poder de erradicar los males que encuentren a su paso.

Sus excelentes discursos y propuestas quedarán como referente de su conciencia y buena educación. Que ningún niño se olvide de ese momento y que, en adelante, sepan escoger a sus amigos.

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