¿Feliz Navidad?

Los adornos de Navidad son de Navidad y se promocionan en diciembre, no antes. Si hablamos del espíritu navideño, dicen que la gente “pierde” tradiciones...

25 de noviembre, 2015

Los adornos de Navidad son de Navidad y se promocionan en diciembre, no antes. Si hablamos del espíritu navideño, dicen que la gente “pierde” tradiciones y sensibilidad y es la mercadotecnia que se encarga de corromper las emociones. Este año desde septiembre salieron a relucir los adornos, que imagino, quedaron del año anterior y los estantes se llenaron de esferas y escarchas o guirnaldas junto a los disfraces de Halloween, las banderas y rehiletes del Día de la Independencia y las calaveritas del Día de Muertos. Poco recuerdo el nombre de cada objeto necesario para arreglar una casa en la temporada navideña, fue hace siglos que adorné una pared y no recuerdo cuándo fue que puse el último arbolito.

Hacer remembranzas y volver a la siempre nueva vieja frase de “en otros tiempos”, me parece tan añejo como el espíritu de Navidad. Cierto, todo cambia y los que van llegando adoptan y se adaptan a sus nuevos mejores tiempos; el problema está en que la prioridad de las fiestas decembrinas se centra en la economía y la modernidad material, ya no las otras cosas que quienes las vivimos podemos sonreír hacia adentro pensando que todo era mejor. No, no es mejor, es diferente y el tiempo de hoy será el mejor tiempo de quienes empujan de prisa, sacando poco a poco las nostalgias de un pasado de reuniones familiares en donde había mucho más que regalos de compromiso y derroche de publicidad.

De qué valdría decir cómo se esperaban las Navidades, el tiempo pasaba lento y el año en verdad tardaba trecientos sesenta y cinco días, no 365 rápidamente. Aquel tiempo era una eternidad y aunque la hora sigue teniendo 60 minutos y los meses siguen siendo 12, hoy es como si todo sucediera de la noche a la mañana viviendo de prisa y esperando lo que aún no llega. “No goza de lo que tiene por ansia de lo que espera” reza el encabezado del periódico que sostiene el payaso pintado en un puente rumbo a la línea internacional en Tijuana, aviso que no todos leen porque van de prisa ansiando cruzar a Estados Unidos sin atender lo interesante que pueda suceder alrededor. Así el año entero les pasa muchas veces con más pena que gloria, ya ni de las cabañuelas en enero se habla y cuando lo recuerdo me suena a que soy la única que lo sabe; por supuesto, insisten que es un invento mío y no tengo a quien acreditarlo porque no recuerdo quién lo dijo primero. Todavía anoto en el calendario el clima de cada uno de los primeros 12 días de enero, aunque ha dejado de ser infalible porque parece que ni la naturaleza sabe a dónde va.

El recuento de aquellos diciembres empieza en los primeros días con la compra de las esferas en la fábrica de vidrio soplado “Santo del Monte” en Tlalpujahua, Michoacán (que ahora tiene nombre francés “Saint Du Mont” y los compradores son en su mayoría extranjeros). Cada uno podía elegir el modelo de esfera que más le gustara para colgarla en la rama del árbol que podía alcanzar. Después, un día de paseo al casi olvidado bosque del Kilómetro 23 en la carretera Mil Cumbres para recolectar las piñas caídas de los pinos, arrancarle heno a los árboles y cortar musgo fresco a la vera del camino junto al río, material perfecto para armar el nacimiento. Por último, al mercado a comprar el árbol que cada año parecía más pequeño -todo se vuelve pequeño cuando uno crece- y quedaba adornado con las piñas y un montón de cosas de muchos colores, nada de elegancias que combinaran y nunca adornos del mismo color.

Las tiendas se encendían de colores, luces y música de castañuelas y campanas solo iniciado diciembre en preparación a la primera posada del día 16, ahora ya hay pre-pre-posadas ¡he sido invitada a una para el día 4! En fin, los recuerdos dejan de ser bilis negra porque también se pierden las ganas de hacer tiradero por toda la casa para llenarla de cosas por unos días y como el tiempo pasa tan rápido, apenas se cuelgan los focos, se funden y ya se tienen que quitar.

Cada año la mercadotecnia junta tanto las festividades que terminaremos por celebrar un día amontonando todas al mismo tiempo, así el reguero por la casa quedará tan psicodélico que no sabremos en qué tipo de mundo vivimos, por supuesto que para los pequeños y para los que van llegando serán los mejores tiempos y quizá de grandes piensen que ese tiempo desordenado era más divertido.

Si todos quieren ir corriendo, me adelanto a desearles que tengan un excelente fin de año, iré preparando mi cartita para los Reyes Magos porque ya sé qué les voy a pedir y mientras, disfruto con calma lo que queda de noviembre.

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