La corrupción no solo es dinero por debajo de la mesa, no solo es el desvío de recursos, no solo es conflicto de intereses. También es la ambición de poder a costa de lo que sea, y por supuesto, también el plagio en cualesquiera de sus interpretaciones.
En seguimiento al proceso de los aspirantes a la Titularidad de la Fiscalía Especializada en materia de delitos relacionados con hechos de corrupción y, habiendo terminado las comparecencias de los candidatos, los números arrojan que, en noviembre de 2014, se presentó un primer listado de candidatos siendo estos, 33; de ellos, declinaron, con el paso del tiempo 15 hombres y 6 mujeres.
Para 2016, el listado contenía 35 nombres y la lista oficial que se presenta es de 32 personajes. Días antes de la primera sesión de comparecencias renunciaron, por razones inciertas 3 y el total que ratificó su interés fue de 29, de estos, declinan dos y otros dos, Braulio Robles Zúñiga y Angélica Palacios Zarate fueron eliminados por el comité.
Braulio y Angélica entregaron los ensayos correspondientes para ser revisados. El día anterior a su presentación, los dos, fueron avisados que sus ensayos eran iguales en al menos, dos párrafos. Un, “copia y pega” de uno a otro o un plagio de los dos, a alguien más.
En un ensayo para contender por un puesto dentro de la jauría de la corrupción, es muy fácil que todo lo que se tenga que decir sea, por mucho, lo mismo, más no debe ser igual. Ahí, la falta de creatividad, de inventiva y, sobre todo, la falta de ética que es el valor que debe imperar en cualquier aspecto de la vida, solo que cuando se quiere ocupar un lugar importantísimo en el país, la ética debe ser prioridad, cosa que dos personas no tuvieron a bien enaltecer, por el contrario, se dieron a conocer desde el principio.
No se puede entender, por otro lado, que dos personas que quieren detectar la corrupción, sean precisamente quienes empiezan con ello, presentar plagios y trampas por escrito, es también corrupción.
Leí con atención cada uno de los ensayos y documentación presentada por los aspirantes, es imposible que uno diga algo diferente al otro. Se puede leer, que algunos copiaron parte de los ensayos que entregaron para otras causas en otro tiempo, también tomaron ideas de sus experiencias pasadas, lo que pudo o fue un acierto en su tiempo, sin tomar en cuenta que para hoy, eso resulta obsoleto.
Si bien las propuestas fueron leídas o platicadas por cada uno frente al comité dictaminador, lo que presentan muchos por escrito, son pésimas redacciones. Unos lo hacen con ese lenguaje que no se entiende y otros, adornaron tanto con palabrería innecesaria que solo extendieron sus textos. De flojera un par de ellos, muestra de la costumbre que tienen para hablar sin ton ni son.
Además de calificar la propuesta y toparse con plagios, dentro del comité encargado de las revisiones debió haber un psicólogo, un filólogo, un politólogo o al menos, un ciudadano lector común sin conocimiento del tema; esto habría detectado fácilmente las mentiras, adornos y las egolatrías de cada uno; la lista, por mucho se habría reducido a 3.
Escuchándolos a todos, tomando en cuenta el momento en que se inscribieron a la convocatoria, analizando los nombres de quienes resistieron el tiempo sin claudicar, comparando la trayectoria de uno y otro, haciendo el conteo de quienes se retiraron en el trayecto y de los que llegaron a última hora, muy fácil se puede saber quién será el Fiscal que se supone, necesita el país para acabar, al menos en papel, con la temida, aguerrida y muy instalada corrupción nacional. Ya tengo mi apuesta en el mantel, y no es la mejor opción…
Es que “Era de Nogal el Santo” y no todos resistieron el peso. Dice uno de los ensayos que mientras el corrupto esté protegido por el presidente en turno y a éste le toque la mayor parte, nunca será denunciado y que quienes denuncian es porque no les tocó nada o los sacaron de la jugada antes de tiempo.
Sigue siendo de nogal el santo, y pesa. Cantaban en Lecumberri desde los patios: “Me vinieron a vender un santo / Sin marco, sin cristal y sin vidriera / La gente preguntaba que Santo era / El Santo más chingón de la galera. / Y era de nogal, y era de nogal el Santo / Hijo de un cabrón, hijo de un cabrón / Por eso pesaba tanto. / Zapatos, medias suelas y puntera / Que chinguen a su madre los de afuera”.
Así pues, el santo es la corrupción y esos de afuera, somos el pueblo.
Por eso estoy aquí
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