El Ego de Eco

Y la legión de imbéciles que “hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la colectividad” se extiende hasta...

19 de junio, 2015

Y la legión de imbéciles que “hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la colectividad” se extiende hasta la boca de un Premio Nobel ocupando un desagradable lugar entre ellos. Las palabras hicieron Eco después de que a Umberto lo embruteció el ego o quizá la necesidad de reafirmar que lo hemos leído.

Alrededor del mundo se conoce la literatura de Eco, miles de veces se habrá leído su obra sin saber siquiera sus antecedentes o su galardón Nobel.

No hace falta que una boca ensucie la tinta y se convierta con ello en “el tonto del pueblo al nivel de portador de la verdad”.

Es cierto que las redes sociales y el internet le permite a cualquier pulga compartir sus saltos. También es cierto que cada uno de esos que participan en las redes tienen la libre opción de leer y creer lo que quieran.

Igualito que en una librería, no por ser libro y estar publicado en tirajes de miles de ejemplares quiere decir que es bueno. También en las librerías existe mucha basura y mentiras y hay quien compra esa basura, cree esas mentiras y lo que es peor, se alimenta de ellas.

También, cualquiera con poder adquisitivo puede publicar un libro y eso no lo hace perfecto o imperfecto, lo hace atrevido aunque sus letras no sean buenas. También hay periódicos, revistas, programas de televisión que son basura regida por legiones de imbéciles y dirigida a público insensato que lo cree y lo vive.

Antes de internet, antes de las redes sociales, había exactamente lo mismo que vemos hoy, aunque no sea en las mismas proporciones.

No es necesario, Sr. Eco, que ofenda porque ni está en un bar, ni se está tomando un vaso de vino y sí está dañando a la colectividad, a la gente que usted considera imbécil y que un día quizá deje de serlo. También agredió a una mayoría que escribe sentidos y contrasentidos con fundamento, raciocinio y que nunca han publicado un libro ni han ganado premios literarios.

No es mentira ni novedad lo que usted dijo, lo que sí es mentira es la generalización. No puedo defender a esa legión de la que habla porque no conozco a quienes la integran y yo decido lo que quiero leer y decido quienes son los intelectos que quiero frecuentar en mi red social y mi grupo de amigos son solo personas que piensan, sin excepción.

No le hace falta, Sr. Eco, que muestre que a Umberto se le pudo haber lastimado el Ego solo porque ahora todos podemos escribir y publicar, ya leí una buena parte de su obra y eso fue todo. A mí me dijeron alguna vez: “Esas no son formas, niña” y eso, yo era una niña y se aprende a veces.

Ni estoy en un bar, ni me gusta el vino.

Legión de lo que sea, sigan escribiendo lo que quieran, no necesitan permiso de nadie, ya cada quien decidirá si leerlos o creerles, así nadie pierde, nadie gana y todos contentos con sus propias imbecilidades y la libertad que ofrece esta red de arañas en la que todos vamos en rueda y rueda hasta que nos alcance con fortuna una espiral y nos lleve a lo que sigue.

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