¿De qué número calza Rigoberta?

Tenía pendiente terminar un texto en relación a la Embajadora de la UNESCO, Premio Príncipe de Asturias y Premio Nobel...

9 de agosto, 2016

Tenía pendiente terminar un texto en relación a la Embajadora de la UNESCO, Premio Príncipe de Asturias y Premio Nobel de la Paz, cuando Rigoberta Menchú apareció en los medios recibiendo un donativo de 10,000 dólares por parte del Instituto Nacional Electoral de manos de Lorenzo Córdova para completarle a su fundación los 40 mil que le debían entregar para visitar México en calidad de visitante extranjera durante los comicios electorales de junio del año pasado.

El texto inició por la incongruencia que causan varios factores juntos: su historia, su labor altruista, su sonrisa en un acto protocolario y un cheque recibido de manos del gobierno mexicano. Las letras se extendieron poco más de una cuartilla como sigue:

Rigoberta Menchú en la sociedad guatemalteca, en la mexicana, en el mundo, en la vida indígena, en el tiempo olvidado de los países. Un personaje que no había pedido prestados los zapatos a nadie. Había caminado por su propio pie y sus propias sandalias. Se ha cobijado con su rebozo y no se había protegido con ninguna bandera. Ella no rescata tradiciones, vive en ellas, predica con el ejemplo, no lo impone. No busca seguidores, necesita acompañantes. Desde su trinchera, alrededor del mundo indígena, agazapada a veces, en pie de lucha muchas más, alzando su palabra como arma principal y silenciando sus pasos mientras recarga municiones de mensajes. Ella no le sonríe a cualquiera, no da la mano a todos, elige a quién, con quién y por qué.

Los gobiernos saben que unirse al enemigo es la mejor forma de derrotarlo y cuando el gobierno teme, la mano que extiende está llena de dinero. Saben a quién porque conocen la fuerza y la necesidad del enemigo; un político insulta a los indígenas y Rigoberta se convierte de pronto en el enemigo como en su tiempo fue el Subcomandante Marcos y la caravana indígena chiapaneca, o la señora Isabel Miranda de Wallace o el mismo poeta Javier Sicilia.

Todos los ciudadanos que han tenido fuerza y poder en favor de la sociedad han tenido en algún momento que “darle” la mano al gobierno temeroso, unos se rinden, otros se alejan y muchos más se pierden hasta que son olvidados.

El turno de Rigoberta llegó, se ha colocado a nivel y sonrió a quién no debía, cambió su rebozo por una bandera y ha recibido convenientemente una disculpa en forma de rectángulo de papel, con eso, le acaban de prestar unos zapatos que son de su medida.

El fondo del asunto puede ser complicado, confuso o muy simple solo que, después de los insultos a los indígenas por parte de varios políticos se reduce a una sola imagen, la rendición… otra vez.

Las letras anteriores quedaron incompletas el año pasado y terminan después de la lectura del libro de Elizabeth Burgos, Me llamo Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia; en el que se narra la vida y vicisitudes por las que Rigoberta pasó en su vida, misma que le valió los premios mencionados.

Hay libros de testimoniales que no se leen porque la historia contada en propia voz suena veraz, porque esa voz y esa lucha son suficientes para merecer un Premio Nobel de la Paz y un premio de ese tamaño hace respetable sin contemplación a su acreedor.

Resulta que la persona que recibió el dinero del gobierno ni fue víctima de la guerrilla guatemalteca, ni fue la indígena pobre de la que habla el libro, no fue una persona sin educación escolar, ni su hermano murió en trágicas condiciones. Entre otras cosas que aseguran, aunque son verdad, no le sucedieron a ella, solo se situó como protagonista de los hechos.

Rigoberta es otra de las tramas y trampas que son creíbles a ojos cerrados. De donde sea que haya nacido la historia de esta mujer y como sea que se haya planeado desde sus inicios, estaba claro que era factible que el INE entregara el donativo a la Fundación de Menchú; recurso que bien pudo pasar desapercibido porque, al ser tratado como “donativo” nadie rinde cuentas. Dijo Córdova: "Es un recurso anual de capacitación cívica, pero no está catalogado por visita de personajes. Es del presupuesto, aplica para campañas, talleres, cursos, copatrocinios de instituciones".

La Menchú llegó al México en medio de aplausos, para ser vocera humanista ante los padres de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, como visitante extranjera, para promover la paz durante las elecciones, para hacer tareas de observación electoral, y para ofrecer una conferencia en Acapulco. Durante esa conferencia, una chica se atrevió a increparla asegurándole que, si se guardara un minuto de silencio por cada desaparecido, el silencio en el país sería permanente; silencio que prevaleció en la boca de Rigoberta, que no le contestó a la estudiante.

Los apuntes en los medios cuentan historias distintas acerca de la tan afamada visita, la autora del libro y sus analistas cuentan las mentiras que se escribieron y el gobierno, que acepta y no lo que se dijo, hacen del tema de Rigoberta una revoltura tal, que queda en entredicho y al pasar de los días, en el silencio que ella misma pidió.

Era fácil pues, entender por qué la Premio Nobel aceptó la acreditación y sus tareas que más parecen, después de conocer las historias alrededor de ella, otra apariencia de humanidad del gobierno. Después de todo, Rigoberta Menchú siempre ha usado zapatos de su justa medida. Lástima, yo sí creí que usaba sandalias.

Comentarios






Más de categoría

Por eso estoy aquí

El discurso en general iba bien, aderezado con datos históricos que seguramente el presidente Trump no conocía. El cierre...

julio 10, 2020

Un fin de semana entre épocas distintas a través de dos libros y una película

La actualidad no es exclusiva de dimes y diretes, criticas, partes y contrapartes de lo que sucede en el...

junio 24, 2020

Lo que veo y escucho en Internet

Millones de opciones para todos los gustos, estados de ánimo, tiempos de ocio, de curiosidad y datos inútiles que...

junio 19, 2020

¡No sea cruel señora!

Si la señora Olga Sánchez Cordero está “blindada” contra el COVID-19, es cínico y cruel que lo haga público...

junio 5, 2020