Las respuestas frente a la problemática generada por la COVID-19 deben ser libres de corrupción e inclusivas

Diversos capítulos de la historia han mostrado que los problemas económicos, sociales, de seguridad o salud, se acentúan en las personas en situación de vulnerabilidad...

14 de julio, 2020

Diversos capítulos de la historia han mostrado que los problemas económicos, sociales, de seguridad o salud, se acentúan en las personas en situación de vulnerabilidad. Dentro de este grupo vulnerable, se encuentran las mujeres. 

La corrupción suele afectar a las mujeres de manera desproporcionada, ya que al ser ellas las principales cuidadoras del hogar, suelen ser blanco de la corrupción en su vida diaria. Esto es, cuando inscriben a sus hijos en las escuelas, cuando participan en programas de subsidios, cuando denuncian abusos o bien buscan acceder a servicios públicos 1 como el agua potable.

De hecho, un estudio de Transparencia Internacional demuestra que una de cada cinco mujeres es víctima de extorsión sexual cuando accede a un servicio gubernamental. 2 Dado que es común que las mujeres se empleen dentro de la economía informal, también están frecuentemente expuestas al pago de sobornos. 

Es por ello que ONU Mujeres y Transparencia Internacional han hecho un llamado para que en el contexto de la emergencia sanitaria, los gobiernos de los países de América Latina y el Caribe (ALC) diseñen e implementen políticas públicas con enfoque de género, que sean transparentes, inclusivas y libres de corrupción. 3 De acuerdo al reporte, es ahora cuando los gobiernos deben ser más transparentes, desglosando los datos de salud y de presupuesto público por género. Ello permitirá tomar decisiones acertadas y certeras para evitar que la desigualdad se siga acrecentando.

Además del presupuesto, todas las políticas públicas y programas gubernamentales para aliviar la crisis sanitaria y económica tienen que estar diseñados con enfoque de género. Cuidando que el acceso a la información sea público y en tiempo real. El documento señala que es importante dar a las mujeres un asiento en la mesa de toma de decisiones, en la definición de políticas presupuestarias y en la distribución de ayudas sociales. En el acontecer actual, varias mujeres con diversos cargos públicos de todo el mundo han demostrado su liderazgo durante la pandemia de COVID-19 (Nueva Zelanda, Dinamarca y Finlandia, por ejemplo), tomando decisiones prudentes, informadas y sobretodo comunicándose claramente con la ciudadanía.

1) Garantizar la transparencia en el gasto público y el uso adecuado de los recursos para hacer frente a los impactos diferenciados en las mujeres y las niñas.

2) Asegurar que todas las mujeres tengan acceso a tratamientos sanitarios, medicamentos y servicios de salud sexual y reproductiva.

3) Publicar información desglosada por sexo para comprender mejor cómo la crisis por COVID-19 afecta a las mujeres y niñas.

4) Usar herramientas virtuales para fortalecer el acceso a datos abiertos y procedimientos públicos gratuitos en línea.

5) Incluir a las mujeres en la toma de decisiones en materia de lucha contra la corrupción y garantizar que tengan una participación y una representación igualitaria en la negociación de los paquetes de ayuda de emergencia.

Derivado de lo anterior, es menester del gobierno actuar de manera conjunta con las mujeres líderes, que cuenten con igual representación y poder de decisión. Es necesario que el gobierno y la población cuente con información actualizada y en tiempo real. Ello permitirá que los diferentes actores involucrados analicen el impacto de la aplicación del gasto público por género y así monitorear sus resultados, vigilando el alcance de las políticas públicas implementadas y cuidando que no sean susceptibles de actos de corrupción.

Las mujeres no son solo víctimas de la corrupción, sino que también son parte de la solución. Las mujeres deben formar parte en la formulación, implementación, monitoreo y evaluación de la política pública. Es necesario reconocer todas las formas de corrupción basadas en género. Por ejemplo, la explotación sexual, ya que ésta no siempre es reconocida como corrupción y generalmente no se denuncia a causa de una cultura que culpa a las víctimas. Al realizar acciones que conduzcan a reducir la corrupción en la actividad pública puede de manera simultánea ayudar a ir cerrando también las desigualdades de género.

1 PNUD. Género y Corrupción en América Latina: ¿Hay alguna conexión? Documento de Trabajo 2014. 

2 Transparencia Internacional. https://www.transparency.org/es/news/women-and-corruption-gcb

3 https://www.transparency.org/es/news/anti-corruption-response-to-covid-19-must-be-transparent-and-include-women#

 

 

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