La semana pasada INEGI presentó por primera vez el Módulo de Movilidad Social Intergeneracional (MMSI).[1] Este módulo presenta información sobre las condiciones sociodemográficas de la población entre 14 y 65 años de edad, así como otras características que influyen en la movilidad social en nuestro país. Es por esto que el día de hoy nos daremos a la tarea de analizar algunos de los resultados más relevantes que se desprenden de esta encuesta.
Entendiendo la movilidad social
La movilidad social se refiere al estudio de cómo las personas pueden cambiar del estatus socioeconómico en el que nacieron a otro al desarrollarse en la edad adulta. Por ejemplo, si una persona nació en un entorno de pobreza, pero en su edad adulta se encuentra en un entorno de clase media o de riqueza, se dice que hubo movilidad social.
En un análisis desarrollado en el Colmex sobre movilidad social[2] se encontró que en México la movilidad social es baja ya que de cada 100 mexicanos que nacen en pobreza, 36 se mantienen en ese nivel, mientras que 17 pasan a la clase media y sólo 6 se mueven al estrato más rico. Mientras que de cada 100 mexicanos que nacen en el grupo más rico, 43 se mantienen en ese grupo en la edad adulta.
Donde naces importa
De acuerdo con el reporte del Colmex, un factor determinante de movilidad social tiene que ver con el nivel socioeconómico en el que una persona nace, de tal forma que las personas que nacen en estratos ricos tienen mayores oportunidades a lo largo de su vida que los que nacen en estratos pobres.
Un ejemplo de lo anterior es el hecho de que hay diferencias marcadas entre los adolescentes que viven en estratos pobres y aquellos de estratos ricos.[3] En lo que se refiere a la escolaridad, hay mayor deserción escolar o atraso escolar entre los adolescentes que viven en pobreza que en los que viven en estratos ricos.
Otra diferencia que no suele ser mencionada, es la de la personalidad. Las personas de estratos sociales más altos tienden a ser más estables emocionalmente que los que viven en situación de pobreza. Así mismo, tienden a ser más extrovertidos y a tener más confianza en sí mismos. Lo anterior puede deberse a que las personas que viven en pobreza tienden a presentar más estrés que las que viven en estratos altos.
El color de piel también importa
El Módulo de Movilidad Social Intergeneracional del Inegi evidencia la situación de falta de movilidad en nuestro país, pero también incluye una variable que ha sido muy controversial: el color de piel. Para clasificar a las personas por color de piel se les pidió a los encuestados que ellos se autoclasificaran en una de once categorías.[4] Un resultado que se encuentra de ese ejercicio de autoclasificación es que de aquellas personas autoclasificadas en las tonalidades de piel más clara el 90% cuenta con algún nivel de escolaridad, mientras que de las que autoclasificaron en las tonalidades de piel más oscuras el 80% cuenta con algún nivel de escolaridad. También se encontró que el porcentaje de personas con educación superior es mayor entre más claro es el tono de piel.[5]
Otro resultado importante es que el porcentaje de personas que ocupan puestos de directores, jefes o profesionistas es mayor para los de piel clara (32%) que para los de piel oscura (9%).[6] Así mismo, otro estudio[7] revela que en el mercado laboral los empleadores prefieren contratar mujeres con fenotipo europeo a aquellas con fenotipo indígena, mientras que los hombres no tienen ese problema.
Lo anterior evidencia que en México que rasgos como el nivel socioeconómico en el que nacemos o nuestro color de piel influyen en qué tan fácil o difícil será nuestra movilidad social. Por lo tanto, es pertinente que estos resultados se tomen en cuenta al momento de plantear la política social.
[1] Módulo de Movilidad Social Intergeneracional: http://bit.ly/2swgILv
[2] Movilidad social: http://movilidadsocial.colmex.mx/
[3] Promoviendo la Movilidad Social en México por Raymundo Campos: http://bit.ly/2sCa1Y2
[4] “En el MMSI se aplicó una escala cromática, utilizada en el Proyecto sobre Etnicidad y Raza en América Latina (PERLA, por sus siglas en inglés), que clasifica la piel en 11 tonalidades con el propósito de que el propio entrevistado(a) identificara su color.” Párrafo extraído de: http://www.inegi.org.mx/saladeprensa/boletines/2017/mmsi/mmsi2017_06.pdf
[5] El INEGI reveló nuestra pigmentocracia: http://bit.ly/2sLUG9J
[6] El INEGI y la vil canalla: http://eluni.mx/2rzczF2
[7] Race and marriage in the labor market a discrimination correspondence in the developing country: http://bit.ly/2rWFWkd
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