El Banco Mundial recientemente publicó un estudio que analiza los flujos migratorios de los trabajadores altamente calificados y talentosos alrededor del mundo. Estos trabajadores juegan un papel esencial en el desarrollo del conocimiento científico y técnico, aportando con ello al crecimiento económico y bienestar social de los países donde residen. Es por la importancia del fenómeno, que el día de hoy nos daremos a la tarea de analizar sus causas, consecuencias y particularidades.[1]
El fenómeno
En los últimos años se ha presentado un fenómeno de expansión en la migración de individuos con capacidades altamente desarrolladas y con talentos especiales. Simplemente, según el Banco Mundial, el número de migrantes con un grado terciario[2] aumentó casi 130% de 1990 a 2010. Existen múltiples razones para esto:
- La competencia global entre empresas multinacionales que buscan talento.
- Los lugares de destino (por ejemplo, Silicon Valley) acaparan tanto talento que se vuelven lugares deseables para otros individuos capacitados que quieren estar ahí por el contexto productivo e innovador que se vive.
- Las diferencias en sueldos entre países.
Cabe señalar que el fenómeno es asimétrico: existen un sinnúmero de países expulsores de talento y uno reducido de receptores. Mientras que la población perteneciente a países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) solamente representa una quinta parte de la población mundial, en éstos se acumulan 2/3 de los migrantes altamente calificados. No sólo eso, dentro de la OCDE, los países anglosajones (Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y Australia) acaparan alrededor del 70% de estos individuos[3].
Por el lado de los países expulsores (no OCDE), entre 1990 y 2010, Algeria (954%), Rusia (910%), Bangladesh (459%), Rumania (428%) y Venezuela (423%), mostraron el mayor incremento de expulsión de individuos talentosos y capacitados.
Es necesario contemplar que, en muchas ocasiones, la permanencia de estos migrantes no es permanente. A diferencia de los migrantes poco calificados que usualmente llegan para quedarse, entre 20 y 50% de los altamente calificados suelen regresar dentro de los primeros cinco años a su lugar de origen. Esto se debe en muchas ocasiones a las trabas burocráticas que impiden a los individuos ciudadanizarse o conseguir permisos de residencia.
Talento y género
Una parte sustancial de este tipo de migración está constituida por mujeres. En 1990 eran 5.7 millones en esta condición para alcanzar 14.4 millones para 2010, rebasando en este año, al número de hombres migrantes. Dado que gran parte de estas migrantes provienen de África y Asia, el Banco Mundial señala que podría ser una consecuencia de las desigualdad en los roles de género y de mercado de trabajo que existen ahí. Desgraciadamente, aunque huyen de estas disparidades, se encuentran con otras, ya que muchas de ellas posteriormente no son empleadas en puestos correspondientes a su nivel de educación. Además suelen encasillarlas en puestos tradicionales de cuidado a la salud, administrativos y relacionados con la educación.[4]
¿Cómo se regula?
Existen muchos factores que influyen en la restricción de la migración, desde políticos y culturales hasta económicos. Uno de los argumentos económicos principales para restringir la migración son los posibles efectos adversos en los sueldos en los trabajadores nativos. Por la parte política en muchas ocasiones se exhiben argumentos relacionados a la seguridad nacional.
A nivel global, se suelen usar dos tipos de sistemas para contralar los flujos migratorios de trabajadores calificados (o una mezcla):
- Sistema de puntos o méritos. En este se le otorgan al individuo una serie de puntos según su historial laboral, académico, entre otros. Al sumar cada uno de los rubros, si alcanza un nivel preestablecido, se le otorga el permiso. En ocasiones, los migrantes no encuentran oportunidades laborales a pesar de contar con el perfil adecuado, lo que representa un costo para el país por la necesidad de darles seguridad social. Este tipo de sistema es usado por Canadá.
- Impulsado por los empleadores. En este esquema la migración de gente talentosa depende de empresas e individuos que invitan a trabajar a extranjeros. De este modo, solamente si tienen una oferta de empleo pueden entrar al país. Un ejemplo de esto es Estados Unidos. Uno de los mayores problemas con este esquema es que el migrante está atado a la empresa que lo contrató, debiendo brindar sus servicios para poder radicar en el país.
¿Qué sucede en México?
En México tenemos una serie de reglamentos y leyes que norman la migración al país. Una de las principales es la Ley de Migración y su reglamento que fueron promulgados originalmente en el 2011. En estos se establecen que los extranjeros pueden entrar al país mediante seis tipos de visa, que marcan los requisitos para visitar, adoptar niños, estudiar y trabajar. [5] Si bien existen muchos motivos para justificar la residencia en el país, estos no vienen aparejados necesariamente de un permiso formal para ejercer actividades remuneradas. [6] En este sentido México exhibe particularidades de ambos esquemas descritos: tanto del dependiente del empleador, así como del sistema de puntos[7]:
Del primero, además de la oferta de trabajo por parte de la empresa es necesario acatarse al sistema de cuotas para la expedición del permiso. Dichas cuotas son fijadas por la Secretaría de Trabajo y Previsión Social quien analiza las necesidades y requerimientos del país y son publicadas anualmente. Así, aunque el extranjero tenga la oferta, si el gobierno piensa que no hay necesidad, no podrá trabajar aquí.
Del segundo, se usa un sistema de puntos que ayuda a obtener la residencia permanente que va acompañada de la posibilidad de trabajar (con sus asegunes[8]). Mediante este sistema se busca atraer personas extranjeras inversionistas o con altas competencias. Para ello ponderan una serie de criterios como el nivel educativo, la experiencia laboral, sus aptitudes para la ciencia y tecnología, el dominio del español y su conocimiento de la cultura mexicana.
Conclusión
Actualmente México es el país con menor proporción de población extranjera (0.9%) de la OCDE (promedio de 13%).[9] Si bien el tema es muy complicado y multidimensional, sería oportuno que se revisaran las políticas públicas para que aumenten mediante esta vía el capital humano y cultural del país.
[1] La presente nota se basará en su mayoría en el siguiente artículo: Global Talent Flows, Kerr W., Pekkala S., Ozden C. & Parsons C. , Policy Research Working Papers, No. 7852, World Bank Group, October 2016, disponible en http://bit.ly/2dGTU2m
[2] Es decir, que cuentan con al menos un año de estudios universitarios.
[3]Muchos de ellos aún en búsqueda del “sueño americano”: Estados Unidos acumula el 50% de estos migrantes.
[4] Para ejemplificar esta afirmación, el Banco Mundial expone el caso de Estados Unidos donde 37% tiene un trabajo que no corresponde con su puesto y un poco más de 40% en los puestos señalados aquí.
[5] Ver Artículo 40 de la Ley disponible http://bit.ly/2fFPT3g y Titulo Quinto del Reglamento disponible en http://bit.ly/1PoXi2w
[6] Por ejemplo: tener un nexo familiar con un mexicano, contar con solvencia económica suficiente para sus gastos, ser parte de un proyecto de investigación científica, que posee bienes inmuebles en el territorio o capital social en sociedades mexicanas, ser concedido con asilo político por el gobierno mexicano por ser refugiado u alguna otra condición similar, entre otras.
[7] Ver Título Sexto del Reglamento
[8] De acuerdo al artículo 140 del Reglamento: “ Las visas y documentos que acrediten una condición de estancia no otorgan autorización para el ejercicio de actividades o profesiones que requieren de certificaciones, licencias, títulos, permisos, anuencias u otros similares, emitidos por las autoridades competentes de conformidad con las disposiciones jurídicas aplicables”
[9] Programa Especial De Migración 2014-2018, Diario Oficial de la Federación, 30-Abril-2014, disponible en http://bit.ly/1jltLFO
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