Combate a la corrupción en México: un esfuerzo en pañales

Combatir la corrupción requiere más que buenas intenciones y ejemplos de honestidad, se necesita un aparato institucional que permita al Estado prevenir, investigar y hacer...

19 de febrero, 2019

Liliana Alvarado Baena

Combatir la corrupción requiere más que buenas intenciones y ejemplos de honestidad, se necesita un aparato institucional que permita al Estado prevenir, investigar y hacer cumplir la ley. Durante los últimos cuatro años, como país dimos un paso muy importante al crear el Sistema Nacional Anticorrupción, los sistemas estatales e instituciones nuevas albergadas en éstos, como sus Secretarías Ejecutivas, los Comités de Participación Ciudadana y las Fiscalías Anticorrupción.

Varios países han creado instancias dedicadas al combate de la corrupción, ya sean agencias únicas especializadas con un enfoque de combate integral, unidades dentro de órganos de procuración de justicia u organismos estrictamente preventivos. Para fortalecer la efectividad del SNA, es importante que México analice las mejores prácticas en el ámbito internacional.

La academia y los organismos internacionales llevan relativamente poco tiempo estudiando este tema. Sin embargo, existe un consenso aparente en que cada agencia anticorrupción cumpla con tres objetivos principales:

contar con las capacidades suficientes para combatir el fenómeno de la corrupción,
garantizar su independencia frente a otros poderes del Estado, y
ostentar un respaldo jurídico y social que asegure su supervivencia.

¿Cómo se garantiza una agencia capaz?

Los esfuerzos anticorrupción deben abarcar desde la prevención, hasta la investigación y procuración de justicia. En este sentido, es deseable que las agencias dependan lo menos posible de otras instituciones para finalizar un mismo proceso.

Para realizar un trabajo satisfactorio, las agencias deben apegarse a altos estándares éticos y al debido proceso. Junto con estas habilidades, lo fundamental es que las agencias cuenten con los recursos materiales y humanos suficientes. Al tratarse en ocasiones de situaciones caracterizadas por su alta sofisticación, las agencias requieren de personal capacitado, así como herramientas especializadas como las TICs. Es indispensable también contar con libertad para fijar los tabuladores salariales y realizar contrataciones. Lo anterior, para atraer y retener talento, ofreciendo remuneraciones competitivas en el mercado laboral.

La coordinación institucional es clave para un modelo exitoso. La vinculación con entes públicos y el sector privado son básicas para conducir investigaciones a fondo, ya que la corrupción abarca frecuentemente ambas esferas.

Una agencia anticorrupción encara intereses sensibles y de alto nivel, por lo que es indispensable protegerla de cualquier posible interferencia. De esta manera, debe tener total libertad e independencia para poder investigar a cualquier persona o empresa.

Es recomendable imponer mecanismos que requieran un amplio consenso político, tanto para las designaciones como las remociones de los titulares de estas agencias. De esta forma, se minimiza el riesgo de que el titular sea nombrado exclusivamente por algún grupo político, o bien, que sea removido de forma injustificada por afectar intereses del Ejecutivo. El fuero también es otro elemento útil para resguardar al titular de acciones arbitrarias que pudieran buscar destituirlo.

Otro mecanismo de control típicamente utilizado es el condicionamiento del presupuesto a cambio de favores políticos. Por lo que la autonomía presupuestal y de gestión de recursos son básicos para garantizar un organismo independiente de este tipo de presiones.

En los casos más extremos, es posible que ciertos actores busquen deshacerse por completo de este tipo de agencias, por lo que es importante que el mandato de su creación quede establecido en la constitución o alguna ley que garantice su permanencia y así evitar cualquier cambio dictado por el Ejecutivo. Si una agencia cuenta con un respaldo social sólido, es más complicado deshacerse de ella. Por ello, las agencias deben procurar el apoyo ciudadano.

¿Qué se necesita para lograr estos objetivos?

Tanto en regímenes democráticos como autoritarios, lo que parece favorecer el buen funcionamiento de estos sistemas es la alineación de la voluntad política para tal fin. En México, el combate a la corrupción todavía es visto como contrario a los intereses de varios actores políticos, lo cual ayuda a explicar su renuencia respecto al SNA. Para que estos esfuerzos prosperen a futuro, será imprescindible revertir esta tendencia e incrementar el interés y participación de la ciudadanía en los asuntos públicos. De esta manera, se podrá empujar para que la clase política fomente un ambiente donde las instancias anticorrupción puedan cumplir con su cometido.

1. La independencia se puede entender como la libertad frente a externos. Para los órganos gubernamentales, implica llevar a cabo sus tareas con objetividad, sin ser supeditados por lealtades, intereses o consideraciones políticas. http://rendiciondecuentas.org.mx/autonomia-constitucional-de-los-organismos-publicos/

2. La autonomía de un órgano gubernamental se entiende como la facultad de normar su vida interna. Es decir, la libertad de tomar decisiones acerca de sus propios recursos, tiempos y acciones. (https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/3/1168/10.pdf). La Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria norma la autonomía presupuestaria en su artículo 5to, donde se destacan las siguientes facultades de órganos autónomos:

Aprobar proyectos de presupuesto y enviarlos a SHCP para ser incorporados al PEF;
Ejercer presupuesto sin sujetarse a disposiciones generales emitidas por SHCP o SFP;
Hacer adecuaciones a presupuesto sin aprobación de SHCP.

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