El Papa Francisco llegó y se fue en un parpadeo.
¿Qué beneficios nos quedaron de la visita papal?
¿Debió entrevistarse con los padres de Ayotzinapa y Tlatlaya?
¿Debió arrojar a los mercaderes del templo?
¿Debió predicar censuras en la cara de los políticos que lo recibieron en el Palacio Nacional?
¿Se quedó corto el Papa?
Soy suficientemente viejo como para haber oído de todo, o casi de todo.
He oído de gente que ha perdido la fe, porque el cura de su parroquia tenia no una, sino varias mujeres y hasta hijos.
He sabido de casos (sin duda lamentables) en que un sacerdote católico abusó de niños de su parroquia.
Ha habido gente que se ha alejado de la iglesia, y sobre todo, de la fe, porque Dios no le concedió tal o cual favor o tal o cual milagro.
Hay muchos que se preguntan: ¿Cómo es posible que Dios, si es que es tan bueno, permita horrores como las masacres de Stalin en Rusia, o el genocidio británico en Sudáfrica, o la persecución de judíos, gitanos y otras minorías por los nazis?
¿Cómo permite que su pueblo escogido; los judíos, le hagan a los palestinos lo mismo que ellos sufrieron durante la Segunda Guerra Mundial, volviéndose verdugos de hoy, por haber sido víctimas de ayer?
¿Cómo permite Dios el hambre en la tierra?
¿De qué sirve la visita del Papa si no hace milagros; si nada cambió con su fugaz paso entre nosotros?
¿DE QUÉ SIRVIÓ LA PRESENCIA DE JESUCRISTO ENTRE NOSOTROS?
Viene al caso recordar que a Jesucristo, con la misma o mayor euforia, lo recibimos aquel Domingo de Ramos en Jerusalén, ¡cuando hasta queríamos hacerlo “candidato del PRI”, con el triunfo asegurado de antemano, y más esplendor que un rey o un emperador!!!
Pocos dias después, fuimos nosotros; ¡SÍ; NOSOTROS! Los que pedimos a Pilatos ¡que liberara a Barrabas en vez de a Jesús!
¡Y más aún! ¡Exigimos que lo crucificara!
Si hoy anda Barrabas suelto, impune y tan campante entre nosotros, es porque NOSOTROS lo queremos día tras día.
Jesucristo no es un “súper estrella” al estilo de los Rolling Stones o los Beatles; no es un político del PRI repartiendo despensas para ganar votos; y desde luego, no le importa caer bien ni ascender en nuestras encuestas de popularidad y aceptación.
Cristo Es un predicador incómodo.
La visita del Papa no tenía por objeto consignar penalmente a los culpables de la masacre de Tlatlaya y de Ayotzinapa, que por cierto, y por desgracia, no son las únicas en Mexico.
No venía a condenar a los homosexuales ni a quedar bien con la comunidad Gay.
No vino a concertar “reformas y adiciones” a los mandamientos de la Ley de Dios, con ayuda de las bancadas de nuestro circo legislativo.
No venía a regañar a Peña Nieto por la casa blanca, ni a Videgaray por clavarse los impuestos para su mansión de Malinalco.
Los católicos somos una especie veleidosa; o por lo menos, yo lo soy.
Si no se nos concede lo que queremos, nos enojamos; y si de plano no nos salimos con nuestro deseo, nos enfriamos y muchas veces cambiamos nuestra “fe” por las mismas 30 monedas de Judas (a quien tanto criticamos), y luego somos hasta más baratos que aquel discípulo que se había ido enfriando, como nosotros…
¿QUÉ DIFERENCIA HAY ENTRE EL CURA DE NUESTRO PUEBLITO Y EL PAPA?
El cura de El Ocotito, en Guerrero; o el cura de Tepoztlan, o el de San Cristóbal de las Casas, o el de cualquier parroquia en Ciudad Neza, tiene la gracia Divina de poder consagrar y celebrar la Eucaristía, que cada vez que la realiza, trae al Pan y al Vino el Cuerpo y la Sangre de Cristo; tal cual.
En eso, su investidura Sagrada, es la misma que la del Papa.
Sin embargo, nunca vemos que la gente se ponga como loca porque Cristo; Dios, Hijo de Dios, descienda entre nosotros a la Hostia y al Cáliz.
No vemos que los feligreses de alguna parroquia, le hagan vallas a su párroco y lo vitoreen a su paso los domingos cuando va a celebrar Misa…
Dios entre nosotros, nos parece poco; porque no es espectacular; no es pirotécnico; no es como hemos aprendido a creer que debería ser, según los cánones de Spielberg y de Hollywood.
¿DE QUÉ SIRVIÓ PUES TANTO ALBOROTO CON LA VISITA DEL PAPA FRANCISCO?
La respuesta está en el simple y sencillo Padre Nuestro; y especialmente en dos de sus líneas:
¡VENGA A NOSOTROS TU REINO; Y HÁGASE TU VOLUNTAD!
El advenimiento del Reino de Dios, no tenemos que esperarlo hasta que llegue el fin del mundo, que tanto nos empeñamos en acelerar, con nuestra depredación de la naturaleza.
Dios puede reinar desde este mismo momento, en el corazón de cada uno de nosotros que Lo reconozca y quiera seguirlo en las simples y sencillas acciones de nuestra vida diaria; haciendo las cosas menos espectaculares, pero haciéndolas bien y para Honrarlo y Venerarlo.
Cristo lo dijo más que claro:
Bendito seas porque tuve hambre y me diste de comer; sed y me diste de beber; estuve enfermo y me cuidaste; preso y me visitaste; desnudo y me vestiste; sin techo y me hospedaste…
Cuando alguno de nosotros actúa de esa forma, está siendo instrumento del amor de Dios; y realiza Su Reino entre nosotros.
Esa parte del “PADRENUESTRO” en la que pedimos QUE SE HAGA SU VOLUNTAD, no debe interpretarse como que Dios tiene que hacer nuestro trabajo.
Dios, por muy Dios que Es, no puede hacer en el mundo, NADA que nosotros no queramos.
Hay hambre, dolor, enfermedad, pobreza e injusticia en el mundo, PORQUE HACEMOS NUESTRA VOLUNTAD, CONTRA LA DE DIOS.
Lo único para lo que sirvió o debería servir la visita del Papa, es igual a lo que busca el párroco del más humilde rincón de México: Que nos demos cuenta que TODOS somos la Iglesia.
Unos debemos y podemos ser el milagro que nuestros hermanos necesitan.
También podemos ser su maldición.
Esto depende de NUESTRA voluntad.
¿NO NOS GUSTA EL MEXICO EN QUE VIVIMOS?
Pues este es el Mexico que nosotros hemos construido paso a paso; el Mexico de corrupción, de abuso, de impunidad, de indiferencia; el Mexico de miles de muertos y desaparecidos.
El Mexico que vivimos es fruto de nuestra hechura; cosecha de lo que hemos ido sembrando o dejando de sembrar.
De nada serviría que el Papa francisco cambiara la sede de la Iglesia a la Villa de Guadalupe; además que es muy probable que termináramos deportándolo o ¿Quién sabe?; hasta linchándolo en el Cerro del Tepeyac.
Si Cristo en persona hiciera un penúltimo intento por hacernos recapacitar antes de venir al final de los tiempos, es muy probable que lo desapareciéramos como a los jóvenes de Ayotzinapa, y que Su Mensaje ni siquiera apareciera en las páginas interiores de algún periódico.
QUE EL PAPA HAYA VENIDO O NÓ, ES LO DE MENOS; si no ponemos en práctica sus mensajes que, por cierto, NADA TIENEN DE NUEVO.
Sus palabras, son exactamente las mismas que dijo Jesucristo hace dos milenios.
Para que Dios pueda REINAR entre nosotros, basta y sobra que le abramos nuestro corazón a Él y con Él a los demás.
Es mucho más importante regalarle una sonrisa y una palabra de comprensión y de amor a un “extraño”, o simplemente tomarnos el tiempo para escucharlo, que donar miles de pesos sin involucrar nuestros sentimientos.
Dios no es un mago ni un “rock star”, Dios Es Dios.
El Papa no es un hechicero ni puede cambiar y menos aún, cambiarnos con una varita mágica o un conjuro secreto.
La investidura del más humilde cura de la Sierra de Oaxaca, es exactamente tan sagrada como la del Papa Francisco.
Lo que hace falta, es que escuchemos a nuestro párroco y lo apoyemos; que además de rezar de vez en cuando, TRAIGAMOS EL REINO DE DIOS Y HAGAMOS SU VOLUNTAD de vez en diario.
Con visita del Papa o sin visita, Mexico sería muy otro; y el mundo también.
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