De pronto, patria, vértigo y angustia/ miedo, distancia, huecos y vacíos/
De pronto lágrimas…
Todo se disipa al ver brillar el sol de tus volados.
Saberte, Imaginarte entre mis brazos;
Acudir a tu encuentro, acariciarte, oler tus humedades y tu polvo,
Y tus resequedades/ La injusticia.
De pronto Patria; delirio de tres silabas,
Te vuelves coro abrumador en mi alma
Porque me acompañaste en mi destierro
Cargando tu sabor y mis recuerdos,
Tu música, tus rincones y mis duelos.
Tú has traído conmigo por donde quiera
Mi orgullo de tu piel sobre mis huesos
Tus trompos, tus canicas, tus baleros.
Patria y voz en el eco de mis gritos
Que desafían al mar que nos separa;
Sabes que desde niño te he adorado;
Que te llevo marcada como a fuego
En el cuerpo y el alma.
Cuántas veces arena entre tus dedos,
He salido de ti con mis hermanos;
Prófugo entre migrantes;
La dolorosa Eucaristía del hambre
Hambre e incertidumbre
Incertidumbre y miedo.
Eres patria, camión por el desierto,
Cargada de pesadillas y de anhelos.
Nunca me fui de ti;
Tus raíces se tejen bajo tierra
Entre los huesos amados de mis muertos,
Que nutren las manzanas de tus huertos.
Tu nombre en las batallas y en los júbilos
Por los patios vacíos de mi regreso
Y esta vejez que apenas amanece
Sobre los claroscuros del silencio.
Me imaginaba envuelto con tus besos,
Mientras corría tu llanto por mis sienes,
Y yo miraba oscuros los insomnios solo pensando en ti…
Con ansias de abrazar tus litorales y de cruzar el río de tus regresos.
Vuelven a ti mi joven y mi niño
Vuelve a ti mi nostalgia y se derrite
Al calor de volverte a ver de nuevo.
Patria de organilleros y de magos;
De héroes y de quimeras;
Vuelan mis golondrinas a tus costas;
A tus senos nevados.
Me imagino volviendo a ti
Por el mismo desierto que he cruzado,
Asido a tus canciones entonadas para que no olvidaras que soy tu hijo;
Para que no olvidaras mi esperanza.
Tierra de Guadalupe y de San Judas;
De Cristo Rey de miles de Rosarios;
Cuántos pañuelos, aquellas terminales,
Cuántas fronteras, tierra de milagros.
Te llevo en mi, con orgullo en las heridas/
Que se abrieron al irme y añorarte;
Estas en mis arrugas y en los callos
De estas manos que sueñan con tocarte.
Vértigo de volver/ de haberme ido,
Nunca saldrás de mí porque te amo
En tu crisol de lágrimas y abrazos,
Calaveras de azúcar y cohetones
Te recuerdo sonriendo en tus balcones.
En la inmensa distancia de estos años
Han llorado tus nubes a mi lado tu grito pertinaz multiplicado
Caleidoscopio de canciones y relámpagos
Me acercan a tu espera y tu vigilia.
Quería llegar a ti; no morir lejos.
Volverme polvo sobre del suelo amado de tu norte;
Morir en ti como renace el trigo.
No me esperes despierta patria mía/ permite que te lleve serenata/
Y que vierta en tu suelo todo el llanto que no ha sido llorado.
No me esperes despierta patria mía; deja que te me acerque por la noche,
Y te diga al oído que te amo; y me acueste a tu lado ya sin miedo,
Sabiéndome arropado en tu paisaje.
Stahringen/ Baden Wurtemberg, Alemania
Verano 2011
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“NO ME ESPERES DESPIERTA”, es un texto que corresponde con los últimos 12 años de mi vida, y forma parte del libro titulado “Mexico en Carne Propia”, que no había podido terminar, porque la historia que cuenta no había concluido aún.
Lo comparto con Ustedes, para agradecer y celebrar esa etapa de mi vida; un camino que tenía que recorrer y que, ahora, me ha traído ante sus ojos.
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