México 2018: ¿Testamentario o Intestado?

Según yo, (modestia aparte), tradicionalmente, el cambio de poderes federales en México, se parecía a...

14 de septiembre, 2016

Según yo, (modestia aparte), tradicionalmente, el cambio de poderes federales en México, se parecía a una sucesión testamentaria.

Aunque pudiera parecer evidente, la condición indispensable para iniciar una sucesión (en el sentido del Derecho Civil), era la muerte del llamado “de cujus”, o sea, el autor de la sucesión.

La terminación del sexenio convertía al presidente saliente, en el autor de la sucesión testamentaria con la que vengo comparándola.

En los procedimientos testamentarios, podemos distinguir tres etapas:

EL TESTAMENTO.

La elaboración del testamento en el que se instituye a los herederos que el testador ha designado para que disfruten su muerte. (Las penas con pan son menos, ¿o no?).

Dentro de la metáfora testamentaria aplicada a la sucesión presidencial mexicana, el testamento en cuestión se llamaba DEDAZO.

El dedazo (que jamás constaba por escrito, por razones obvias), culminaba forzosamente con una reunión entre el presidente saliente y su “heredero testamentario).

En esa reunión, el presidente en funciones NO solamente le comunicaba su decisión al virtual sucesor, sino que le “leía la cartilla”  dejándole los encargos propios de ese pacto mafioso. El presidente saliente, no se rendía ante las virtudes del elegido “por su chula cara”, sino porque consideraba que sería el mejor “albacea” posible.

Debe tenerse en cuenta, que en la COSTCOsísima democracia mexicana, no existe la sucesión legítima.

La sucesión legítima (en materia hereditaria) es la que corresponde por derecho de sangre a los parientes del que muere intestado (sin dejar testamento).

Traducido a derecho electoral, una sucesión legítima exigiría que alguien ganara las elecciones en México  como gente decente…sin necesidad de recuentos voto por voto ni bala por bala.

Por virtud del dedazo mexicano, todo presidente de la republica llegaba al cargo por la via “testamentaria”, es decir: por la última voluntad del presidente “fallecido”.

EL ALBACEAZGO.

Siguiendo la disciplina mafiosa de los PRIsidentes de México (incluyendo a Fox y Calderón que tampoco llegaron “por su chula cara” ni mucho menos), el presidente entrante quedaba obligado a fungir antes que todo, como ALBACEA del “testador” al que le debía la presidencia.

En el “testamento” se incluían favores, blindajes, encubrimientos, pactos, componendas, alianzas, venganzas, ajustes de cuentas y demás arreglos a lo que ahora se agregan “territorios” y “plazas”…

EL GOCE DE LA HERENCIA.

Una vez cumplida la “última voluntad” del presidente “fallecido”, el entrante consolidaba su poder como heredero y beneficiario de los bienes y privilegios recibidos del testador.

Esta etapa podía comenzar tan rápidamente como el ALBACEA ejecutase y cumpliese las disposiciones testamentarias de su predecesor.

En esta etapa, el presidente ejercía la total plenitud de su poder, y mandaba a sus anchas.

Hacia finales del cuarto año del sexenio, los zopilotes comenzaban a rondar Palacio Nacional (ahora Los Pinos), para colocarse en las preferencias de quien “por ley natural”, habría de convertirse en testador.

¿Qué es lo que le transmitía el presidente “testador” a su heredero designado?

Le transmitía su capital político inseparable de su poder efectivo para imponer su voluntad.

Un presidente sin capital político  con qué testar, no podía redactar testamento eficaz alguno, porque su “última voluntad” no solamente carecería de la “validez” que exige una presidencia fuerte; sino que además, y muy probablemente, daría lugar a un intestado convulsivo.

Una condición indispensable para la eficacia del testamento, es que el testador sea temido y respetado (¿se acurdan de Maquiavelo?) y que el albacea sea disciplinado y fiel; pero también, que los legatarios e incluso los desheredados y excluidos, aceptasen el testamento sin chistar, y la autoridad del albacea como indiscutible.

Los “legatarios” vienen siendo los que sin llegar a “herederos universales”, reciben una diputacioncita, una cenaduría (con “C”) para cenar bien, una embajada o algún otro premio de consolación.

Por lo pronto, en días recientes, hemos visto morir a presuntos herederos, contagiados por la “epidemia Trumpestuosa” que visitó México en días pasados causando esa mortandad contra la que nadie tenía vacuna, (¡mucho menos el inteligente que introdujo el virus) y que hace pensar que el PRI bien podría haber pasado súbitamente a ser RIP.

Habrá que esperar que el  debilitado testador no entre en agonía manifiesta, y que en todo caso, si no puede testar, garantice que se abra una sucesión legítima que permita un reparto civilizado y una transición pacífica en el ya cercanísimo 2018.

Como decía (sabiamente) El Padrino de Mario Puzo:

“El caos a nadie beneficia…”

O lo que es casi lo mismo: en río revuelto, ni los pescadores ganan.

Comentarios






Más de categoría

Águila o sol…

La llamada “primavera árabe” dio inicio en 2011.

octubre 14, 2016

Dónde andamos tus hijos

Donde andamos tus hijos Por un inmenso arcoíris, Traída a traves del viento Mientras ondeas festiva Hoy viniste hasta...

octubre 12, 2016

Tirar la primera piedra…

En dias recientes, el presidente Peña Nieto invocó una cita bíblica con la tambien bíblica intención de “lavarse las...

octubre 7, 2016

Alemania, México y el Muro de Berlín

Antes de hablar de la caída del Muro de Berlín, quiero hablar de cómo se llegó a su construcción,...

octubre 5, 2016