Un presidente legitimó con una consulta “patito”

El proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) en Texcoco, descansa el sueño de los justos, fue cancelado después de una...

31 de octubre, 2018

El proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) en Texcoco, descansa el sueño de los justos, fue cancelado después de una consulta popular realizada por el aparato político de Morena, a iniciativa del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) quien informó que con el proyecto de tres aeropuertos aledaños, el de Santa Lucía, el Aeropuerto Internacional Benito Juárez (AIBJ) de la ciudad de México y el de Toluca, se dará solución a la saturación de vuelos en un plazo de 3 años. Estimó que la instalación de dos pistas de aterrizaje, la creación de un carril confinado desde AIBJ al aeropuerto de Santa Lucía, tendría un costo de 70 mil millones de pesos, que sumados a la construcción del tren México-Toluca permitirá utilizar la capacidad total de 8 millones de usuarios en el aeropuerto mexiquense subutilizado.

Esta decisión que presumiblemente ya la tenía tomada AMLO y su equipo, solamente maquilló de democracia participativa una consulta ciudadana sin ningún rigor, con poca participación y muy criticada desde su origen. Aunque siempre se explicó que este tipo de ejercicio democrático, no tenía un carácter legal, las formas como se realizó no suman a la verdadera cultura de la participación ciudadana.

La verdadera importancia de esta decisión radica en la capacidad de los equipos económicos del gobierno entrante y del saliente, para calmar a los mercados internacionales, esos súper entes poderosos que son espantadizos, y que con este tipo de anuncios cercanos al Halloween y día de muertos, son mucho más propensos a salir con sus millonarias inversiones de un país que aspira a crecer económicamente. Después de la conferencia que encabezó el presidente electo AMLO, la bolsa mexicana de valores cayó hasta en un 4.2 por ciento y el dólar superó los 20 pesos en el mercado de divisas, aunque no es atribuible exclusivamente a la cancelación del proyecto de Texcoco, pues los mercados ya venían funcionando con pérdidas globales.

Cuando se realizan decisiones políticas de gran calado, los mercados siempre ofrecen su opinión sobre qué tanto afectan sus intereses. Si es cierto lo que dice el presidente electo, que se van a pagar las indemnizaciones, se buscará redistribuir las obras públicas entre esos consocios internacionales para realizar los proyectos de infraestructura de los tres aeropuertos, se verá en los próximos días la verdadera capacidad del gobierno de AMLO para negociar con el poder económico que podría sentenciar su sexenio aún antes de empezar.

La polarización en redes sociales, pareció crecer aún más que en el periodo de campaña, la decisión política de suspender el AICM en Texcoco es una señal de la fuerza política que el tabasqueño quiere enviar a los mercados y los poderes económicos de no someterse a sus caprichos y sus chantajes. El poder económico, tan necesario para crear riqueza y distribuirla, también es una fuente inagotable de mañas, entuertos, compadrazgos y corrupción. Por eso mismo hay que saber tratar con ellos y negociar, pues el poder político y el poder económico no pueden separarse para que un país, sea como sea, con salarios bajos y escasa seguridad pública, o nulo estado de derecho, avancen en el desarrollo de sus ciudadanos.

El presidente electo AMLO ya contaba con una legitimidad brindada, irónicamente por el vapuleado INE (la institución más o menos autónoma) de la que siempre se demeritó su función. El respaldo ciudadano ofrecido en las urnas le permitía salir a tomar decisiones en lugar de ampararse en la figura democrática de la consulta, que realizada con tantos vicios y falta de rigor, terminó por no convencer a nadie.

Este es un buen momento de análisis y reflexión para el futuro gobierno democrático para que evite caer en este tipo de maromas políticas, legisle con claridad sobre las consultas ciudadanas, escuche las voces de especialistas, construya de verdad un camino democrático en materia participativa, se auxilie de la tecnología y en verdad permita la representatividad ciudadana.

El verdadero mensaje de la cancelación del aeropuerto en Texcoco es que son otros tiempos, se acabaron las presiones y los contratos a modo con élites económicas que de forma paradójica, se requieren para el trabajo conjunto con el gobierno en busca de impulsar el desarrollo económico nacional. Un pleito entre el poder económico nacional y mundial con un gobierno de izquierda o con rasgos claramente populista no puede dejar nada bueno a una nación con enormes rezagos y pendientes.

AMLO decidió que el poder político debe volver a ser protagonista en la dirección del país, no es posible que no sepa las consecuencias de darse un tiro en el pie al cancelar el proyecto millonario, es lógico que sabía los altos costos de la faraónica obra, pues le restaría recursos para sus programas y podría ser un barril sin fondo el mantener funcional el fallido AICM. Sin embargo, las formas son las que preocupan, ya que el tomar una decisión política hubiera sido más claro y menos desgastante, que aventarse una consulta “patito” para justificar una decisión que ya se tenía tomada desde antes.

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