La ventaja de Alfredo del Mazo en los cómputos distritales confirmaron los 3 puntos de diferencia dados en el contero rápido, sobre Delfina Gómez y su padrino político, Andrés Manuel López Obrador, aunque no impidió que MORENA solicite el recuento total en las casillas, para impugnar el resultado final. Nada diferente de otras elecciones, bandos antidemocráticos que no son civilizados y se autodenominan ganadores, conflictos poselectorales y judicialización de la elección. En lo referente al escrutinio y cómputo de los votos, se ha avanzado y es lo poco rescatable de la jornada, lo que fue totalmente agravado es el proceso electoral ya que se manipuló, coptó, se utilizaron recursos económicos federales para incidir o inhibir el voto a favor o en contra de los contendientes a la elección en el Estado de México, donde como siempre, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) lleva mano y pega primero, y pega dos veces.
Andrés Manuel López Obrador con su partido patrimonial MORENA, apostó a realizar un plebiscito en contra del régimen y a pesar de la oferta paupérrima de los punteros en la elección, la ciudadanía salió a votar con más del 50 por ciento del padrón electoral, a pesar de las conocidas “tranzas” de los partidos. Otra historia sería, si hubiera segunda vuelta electoral, pero todos los partidos (incluidos los pequeños y los de mayor votación) no están dispuestos a brindar a los ciudadanos ese instrumento democrático, así como la temida revocación de mandato.
La victoria priísta se pensó que estaba casi cocinada desde el momento en que se logró sabotear la alianza opositora, que en la simple suma aritmética hubiera barrido a la más pintada maquinaria estatal. La oposición y sus cúpulas fueron presa de los egos, las traiciones, los cochupos y no pocas negociaciones económicas con el gobierno estatal, que lograron pulverizar el voto opositor en varios frentes. Sorprendió MORENA al lograr competirle (incluso en las malas mañas) al todo poderoso priismo mexiquense y muy cerca estuvo de ganar, pero como siempre, el factor desestabilizador que más pesó fue la soberbia del “Peje” López al negarse a ir en alianza, decisión que destrozó más a su candidata patiño, que los ataques oficialistas y el intervencionismo del gabinete federal en la elección.
Delfina nunca fue vista como una política capaz, sufrió para hablar en público, nunca formuló ideas propias y jamás logró contrarrestar las acusaciones en su contra, de desviar vía la nómina, dinero de sus trabajadores en Texcoco. El efecto Eva Cadena, en el video escándalo “recargado”, terminó por restar en los últimos días los puntos necesarios que le faltaron para ganar de forma apretada
Ricardo Anaya apostó mucho de sus aspiraciones presidenciales al dar la candidatura al cartucho quemado de Josefina Vázquez Mota, que al final desplomó al PAN hasta la impensada cuarta posición. La suspirante pareja presidencial, Margarita Zavala y el expresidente Felipe Calderón volvieron a dejar a su suerte a “Chepina”, que confirmó es la peor política en campaña, repitió el perder para su ganancia personal. La derrota panista era predecible, como se observó en un video previo a las elecciones, donde discuten Zavala, Ricardo Anaya y Moreno Valle en un mitin de apoyo a Guillermo Anaya en Coahuila, en donde el proceso continuará en revisión y que definirá el futuro político del líder nacional del PAN.
Juan Zepeda del PRD es el ganador de la división del voto opositor, su 17 por ciento de la votación es un patrimonio político que solo él podrá utilizar, no ayudará a evitar la caída del PRD nacional a niveles históricos, ni tampoco le alcanza para lograr la candidatura presidencial de su partido. Colaboró al final del proceso, a la debacle de Josefina Vázquez y a la victoria priísta muy cerrada, pero suficiente para retener el feudo político atlacomulca.
Aunque Alfredo del Mazo puede presumir de su dinastía al frente de la entidad mexiquense, los retos que enfrentará serán titánicos, sin olvidar que gracias al capricho de su primo, el presidente Enrique Peña, pudo provocar la hecatombe tricolor al ser un candidato muy gris, sin capacidad de enfrentar los enormes negativos del partido en el poder. Sobre todo, no se entiende su triunfo sin la intervención desde las instituciones del Estado, y varios miembros del gabinete que visitaron hasta 90 ocasiones la entidad para promocionar el voto a favor del PRI, la relación polémica (por decir lo menos) con la empresa OHL-México. Tampoco nadie sabe nada de la desaparición de 8 mil millones de pesos en las cuentas del Edomex, responsabilidad del actual gobernador, Eruviel Ávila.
La ciudadanía ya no se asombra de los abusos de los políticos cuando buscan un sufragio en tiempo de campañas, el soberbio líder del PRI nacional, Enrique Ochoa Reza, aseguró el día de la elección, que las mayorías tipo los 70s y 80s, le daban el triunfo claro y contundente a sus candidatos, se ufanó de haber logrado salvar la amenaza populista tipo Venezuela (como si la jornada electoral fuera una defensa contra una expedición invasora) y profetizó extasiado, que volverían a ganar en el año 2018. Nula autocrítica, poca serenidad ante un ambiente político enrarecido y sobre todo, un convencimiento retrograda, de que no importan las formas si de conservar el poder por el poder se trata. Ellos ganan, no importan los colores, todos los ciudadanos perdemos.
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