El exgobernador de Coahuila, Humberto Moreira, era las delicias de la militancia en su etapa como presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el año de 2011. El norteño “entrón”, santo de la devoción de varios, gustaba de encarar polémicas con el entonces presidente Felipe Calderón y miembros de su gabinete, para posicionar al entonces candidato presidencial, Enrique Peña Nieto. Si su figura aventada no era suficiente para poder ganar un debate, alguna polémica, o ridiculizar al oponente, siempre le quedaba el recurso de saber bailar como los dioses sobre el escenario ante la mínima provocación.
Conocido como el “profe” por ser egresado de la normal de Coahuila, ocupó varios cargos en el ámbito educativo, fue miembro del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, alcalde de Saltillo y después gobernador de Coahuila de 2005 a 2011, donde dejó una deuda histórica de 36 mil millones de pesos contratada mediante documentos apócrifos. Esta acusación de la cual fue absuelto por el manto protector del sexenio peñista, le costó en diciembre de 2011 tener que renunciar a la presidencia del CEN del PRI y a su militancia partidista.
En recientes días, la denominada Clínica de Estudios en Derechos Humanos de la Facultad de Derecho en la Universidad de Texas, asoció a Humberto Moreira y a su hermano Rubén Moreira (quien le sucedió en el cargo de gobernador de Coahuila) entre otros destacados miembros del partido tricolor, como cómplices directos del grupo delincuencial de “los Zetas”, antiguo grupo militar de élite en el ejército mexicano, que traicionó al estado mexicano asociándose con el cártel del Golfo y después escindiéndose para formar su propio sanguinario cártel.
En el documento se narran innumerables formas de corrupción de instituciones, infiltración en los mandos policiacos municipales, estatales, además de protección e impunidad, para este grupo delincuencial de “los Zetas” desde el sistema de justicia estatal. El sistema penitenciario dominado por el grupo delincuencial, incluso la creación de empresas para obtener contratos de PEMEX, en resumen una claudicación total del estado de derecho ante la principal asociación criminal que dominó el territorio coahuilense a placer, con la complicidad total de Humberto Moreira.
Al final se demostró en los hechos que si se trataba de bailar a los coahuilenses, en el erario, renunciar al estado de derecho y a la seguridad pública, nadie como el “profe” Moreira que enfrenta cargos por lavado de dinero en Texas, por lo que no puede hacer gala de sus mejores “pasitos” en los Estados Unidos, a riesgo de terminar “bailando con la más fea” justicia texana, por lo que no ha vuelto a pisar territorio norteamericano.
En 2012 su hijo José Eduardo Moreira fue “levantado” torturado y asesinado en Coahuila de dos disparos en la cabeza, este crimen fue atribuido por el mismo Humberto Moreira a “los Zetas”, en venganza por la captura de uno de sus líderes, el “Z-40”. A raíz de estos trágicos acontecimientos, Moreira se mudó a España a estudiar una maestría, donde permaneció por tres años en Barcelona, rentando una casa en un lugar exclusivo por 3 mil 500 euros al mes, hasta que el 15 de enero de 2016 fue detenido en el aeropuerto de Barajas, España, presentado ante la Audiencia Nacional Española por los cargos de lavado de dinero y finalmente liberado ante las gestiones de la cancillería mexicana.
Don Humberto ha negado categóricamente las acusaciones por fraude en su contra, ante los señalamientos de la Universidad de Texas, desestimó la autoridad moral de los sentenciados estadounidenses que lo acusan como cómplice de “los Zetas”, el exgobernador coahuilense no soporta la prensa de investigación, por lo que ha demandado a periodistas por presuntamente perjudicar su imagen pública.
Moreira sigue “bailando” a la justicia mexicana a placer, ya logró hacer “bailar” a otras instancias de justicia de otros países, pues al parecer tiene buenas relaciones espirituales con el denominado santo de los cocineros y las asociaciones eucarísticas, San Pascual Bailón, de quien se dice, es muy milagroso, sobretodo cuando se le reza devotamente bailando y nadie como “el profe Moreira” para “bailarse” a los coahuilenses y a los mexicanos en todos sentidos de la palabra.
O quizás solamente la deidad encargada de la buena salud y la libertad de Don Humberto Moreira y su prole, sea la Santa Impunidad que abraza generosamente y cobija con su manto protector (de forma especial en este sexenio) a todos los miembros del gabinete, que encuentran en Gerardo Ruiz Esparza al mártir de los socavones y que por protección del santo patrono de Los Pinos, no es destituido ante el clamor popular de las presiones mediáticas.
Esta epifanía política develada desde la Universidad de Texas ha mostrado los vínculos conocidos de la delincuencia organizada con la familia santa de los “Bailones Moreira”, a quienes seguramente (al menos mediáticamente) serán separados del manto protector presidencial y enjuiciados en la Santa Inquisición de la opinión pública, para que expíen las múltiples culpas que profesan los mil y un santos priístas que han esquilmado al erario nacional y a quienes el santoral no alcanzaría a enumerar, tan solo en este sacrosanto sexenio.
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