Luego de 29 años de haber ocurrido el traumático proceso electoral que llevó al villano favorito nacional, Carlos Salinas de Gortari, a la presidencia de la República, el renovado y purificado Manuel Bartlett tuvo una epifanía histórica que le llevó a “predicar” a los cuatro vientos periodísticos, sobre como el expresidente Miguel de la Madrid le instruyó no validar la ventaja del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas en la elección presidencial de 1988 y nombrar vencedor de palabra a Salinas, en voz del entonces líder nacional del Partido Revolucionario Institucional, Jorge de la Vega.
Manuel “Barney” (que es un dinosaurio priísta que vive en nuestra mente, cuando se hace el nacionalista es realmente sorprendente) luego de ser rebautizado en las aguas del Rio Grijalva por el moderno mesías de la “dedocracia”, Andrés Manuel López Obrador, encontró la verdad dentro de su demencia senil y aseguró que “Charly” Salinas no había ganado la elección presidencial. Además recordó que el conocidísimo episodio de “la caída del sistema” no era tal, ya que en realidad no existía un sistema electrónico de votación, por lo que la cuenta de votos se realizaba de forma artesanal, registrándose en simples hojas de papel, rellenadas a pluma.
Bartlett era el encargado de la Comisión Federal Electoral en 1988, aseguró en entrevista a un periódico nacional, que gracias a un acuerdo entre Salinas de Gortari y el Partido Acción Nacional (siendo partícipe Diego Fernández de Cevallos y su entonces asistente, Felipe Calderón) impulsaron erigir la Cámara de Diputados en el Colegio Electoral que avaló el triunfo del priísta, para un tiempo después pactar destruir las boletas, lo que hizo imposible un recuento histórico que verificara quién ganó en realidad.
Aunque al día siguiente, infectado del síndrome de la “Chimoltrufia” (aquel personaje popular creación de Roberto Gómez Bolaños) Manuel “Barney” se desdijo al asegurar que no tenía elementos suficientes para saber si Salinas ganó o perdió en aquellas polémicas elecciones presidenciales, ya que nunca tuvo en sus manos los paquetes electorales ni las actas originales. Fue común durante la semana pasada, que el actual senador del Partido del Trabajo, realizará malabarismos declarativos, para decir que no dijo lo que dijo.
En el sexenio de Salinas, Manuel Bartlett Díaz fue gobernador de Puebla, aunque existe el mito de que contaba con dos actas de nacimiento, una de Tabasco, donde su padre Manuel Bartlett Bautista fue gobernador y otro registro apócrifo en Puebla de Zaragoza. No es la primera vez que Manuel “Barney” aparece junto a los “próceres de la patria” en las causas más progresistas del país, en 2012 se le vio marchar codo a codo, al lado del perjudicado del presunto fraude electoral de 1988, Cuauhtémoc Cárdenas, al coincidir en el frente por defensa del petróleo nacional, lucha que al final, fue anecdótica gracias a la implementación de las reformas estructurales que siguen debiendo las soluciones mágicas prometidas.
El también breve exSecretario de Educación, en los tiempos de Salinas, no puede entrar a los Estados Unidos debido a los problemas que tiene con esos pecadillos que arrastra de sus tiempos como Secretario de Gobernación del finado expresidente Miguel de la Madrid, cuando se asesinó en México al agente de la DEA Enrique Camarena a manos del narcotraficante Rafael Caro Quintero, según se dijo. Las imputaciones de presunta entrega del agente y la presunta autoría intelectual en el asesinato del periodista Manuel Buendía, pesan sobre su persona, si bien nunca se probó nada en contra del actual senador, se rumora que siempre ha estado en la mira de la justicia estadounidense.
Bartlett persiguió a varios militantes del Partido de la Revolución Democrática, su mano dura y represora al frente de las instituciones de gobierno son más que conocidas, sin embargo los excandidatos presidenciales de eso que llaman las izquierdas, “el redentor Peje López” y el “Ingeniero” Cárdenas no dudaron en defender al dinosaurio tricolor de las críticas por su oscuro pasado, en cambio ponderaron su lucha “nacionalista” y autorredentora en la defensa del sector energético del país.
La supuesta rebelión priísta al interior del PRI en el año 2000 que concluyó con la fallida candidatura de Francisco Labastida Ochoa, contó con el apoyo de Bartlett, quien logró subirse al carro “democrático” de la precandidatura presidencial de su expartido. Se recuerda en las gráficas del 2 de julio del 2000, sus lágrimas de cocodrilo al perder la elección presidencial, ante el mejor candidato presidencial en la historia del país, Vicente Fox Quesada, que ejerció el poder como uno más de los pésimos presidentes de México, dejando eso de la transición para una mejor ocasión.
Pocos vivirán para verlo, pero en este México surrealista, de sobrevivir otros 30 años más, podríamos atestiguar la marcha por la renacionalización de los sectores energéticos encabezada por la “coalición nacionalista” de los vástagos del “peje López” (orgullo de su nepotismo) con los hijos de la ex pareja presidencial Calderón-Zavala, además de la reciente incorporación del arrepentido “Bartlett del Minifoxato”, Luis Carlos Ugalde, quien nos explicaría todo sobre aquel etílico triunfo robado del 2006.
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