Las catástrofes del mes de septiembre dejaron un poco de lado el análisis de la movilización de mujeres para protestar por el asesinato de Mara Fernanda, luego de ser abusada sexualmente por un conductor del servicio privado de taxi “Cabify”, en la ciudad de Cholula, Puebla. La indignación social alcanzó niveles nacionales cuando el pasado 17 de septiembre miles de mujeres y organizaciones en defensa de los derechos femeninos, salieron a protestar en las principales ciudades del país para exigir a las autoridades mayor seguridad, respeto a su vida privada para que se evite la constante de ser estigmatizadas, cuando padecen agresiones o en el peor de los casos, ser víctimas de un feminicidio.
La promesa de las aplicaciones de servicios de taxis particulares, era la de otorgar mayor seguridad a sus usuarios, principalmente mujeres que utilizan este servicio para transportarse, pero sobre todo para regresar a casa después de divertirse. La tragedia de Mara ocurrió el pasado 7 de septiembre, luego de solicitar un taxi mediante la aplicación en Cholula al ser detenido por el alcoholímetro el vehículo donde regresaba con sus amigos de una fiesta. El chofer Ricardo Alexis, presunto homicida y abusador sexual (ya vinculado a proceso penal) era el conductor de “Cabify” que transportó a Mara a su destino, pero no permitió su descenso, según consta en un video de seguridad, para después ser secuestrada y posteriormente ser encontrada sin vida días después.
Polémicas enormes se han desatado sobre los controles de seguridad que tienen las principales compañías de taxi contratadas mediante aplicaciones, se supo después que el ahora principal sospechoso del asesinato de Mara, había sido dado de baja de “Uber” por incumplir con los lineamientos de seguridad y después se contrató en la empresa competidora con los funestos resultados conocidos. Es preocupante que la Procuraduría de Puebla no actuó de forma inmediata al tener toda la información del conductor proporcionada por la empresa, ya que Ricardo Alexis se presentó a declarar de forma voluntaria, y aun así, se le dejó retirarse después de su comparecencia, para días después capturarlo en el estado de Tlaxcala.
Sin muchos reflectores en Veracruz, debido a la vorágine informativa del sismo, se liberó a José Fernando Pereda Ceballos quien está videograbado cuando tiene relaciones sexuales en un baño con Karla durante una fiesta, frente a varios de sus amigos. El magistrado Arturo Gómez Ochoa absolvió y liberó a Pereda Ceballos por el delito de violación en contra de la alumna de la UVM en Boca del Río, al considerar que aunque existió cópula, no se puede acreditar que sea contra la voluntad de la víctima, dejando sin validez otros estudios de periciales que aseguran la mujer está impedida para poder rechazar el abuso del inculpado. La defensa buscará una condena contra el joven por el delito de pornografía, al no poder ser enjuiciado dos veces por el mismo delito de violación.
Estas polémicas sentencias, por decir lo menos, golpean de forma inmisericorde la confianza institucional del sistema judicial y dejan en la indefensión total a las mujeres frente a los abusos, agresiones y los feminicidios que se realizan en mayor número con el agravante de la impunidad total.
La misma iniciativa privada poblana, a través de la COPAMEX, demostró su poco interés en las mujeres, al pedir que no emitiera la alerta de género con la idea de no perjudicar la imagen del estado en materia de turismo e inversiones. La insensibilidad y la cobarde complicidad de muchos sectores productivos con el acoso sexual, la desigualdad de la mujer en materia de oportunidades y salarios, hace de México un país condenado al tercermundismo en materia de derechos humanos y laborales. En lo que va del año, tan solo en Puebla, se han registrado hasta septiembre, 86 feminicidios.
La liviandad con que se percibe la amenaza psicológica y física en contra de las mujeres alcanza hasta los programas de espectáculos en la radio, no en vano se generó una solicitud de change.org solicitando la cancelación de un programa sobre “chismes” por los repetitivos comentarios misóginos durante sus transmisiones, donde se disfraza de humorismo, opiniones que violentan los derechos de las mujeres. Este es un perfecto ejemplo de cómo la sociedad mexicana continúa dominada por posiciones machistas que se generalizan en el contexto social y que son cada vez más difíciles de erradicar.
Sin lugar a dudas, la impunidad es la principal causa de los males del país, sobre todo en los temas de violencia de género, hacen de México uno de los peores países para el desarrollo normal de la vida de sus mujeres. El renacer solidario a causa de las catástrofes de septiembre, no puede olvidar los enormes pendientes que la sociedad mexicana mantiene con las féminas, que día a día enfrentan enormes retos personales, laborales y familiares, ante un ambiente que les es totalmente hostil, solo por ser mujeres.
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