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Lozoya Austin y sus “pecadillos” en Odebrecht

El pasado jueves 17 de agosto, el exdirector de Petróleos Mexicanos (PEMEX), Emilio Lozoya Austin compareció...

22 de agosto, 2017

El pasado jueves 17 de agosto, el exdirector de Petróleos Mexicanos (PEMEX), Emilio Lozoya Austin compareció ante la Procuraduría General de la Republica, en compañía de sus abogados, para aclarar las acusaciones en su contra por presuntos sobornos recibidos de la empresa brasileña Odebrecht, que obtuvo contratos multimillonarios en obras fraudulentas. Después de conocer la carpeta de investigación en su contra, Lozoya Austin se apegó al derecho de no declarar y por la tarde del pasado jueves, ofreció una conferencia de prensa para asegurar que no existen pruebas en su contra en la investigación abierta, aunque reconoció conocer a Luis Alberto de Meneses Weyll, exdirectivo del consorcio brasileño. Se deslindó de las obras asignadas a la constructora Odebrecht, al señalar que no era el único responsable de autorizar su contratación y afirmó que trabajará para limpiar su nombre de las imputaciones que publicó la prensa internacional.

El escándalo mundial de la gigantesca constructora brasileña que ha llevado a expresidentes y ministros de alto nivel a la cárcel, o estar sometidos bajo procesos penales, se había tardado en explotarle a Lozoya Austin. El polémico exdirector de PEMEX, antes funcionario de OHL desde los tiempos de campaña del actual presidente Enrique Peña Nieto, nunca contó con el perfil idóneo para dirigir una empresa de las características y dimensiones de la entonces paraestatal más importante del país. Las especulaciones sobre la posibilidad de que una parte de los 10 millones de dólares que se le acusa recibió (vía paraísos fiscales) hayan llegado a la campaña presidencial del PRI en 2012, se mantienen en total especulación debido a que en Colombia, el presidente Juan Manuel Santos sí recibió apoyo económico por parte de la empresa brasileña.

Si se analizan fríamente los 4 años de Lozoya al frente de PEMEX, licitó contratos a placer (como tradicionalmente se realiza) en medio de la total opacidad, además de presuntamente utilizar aviones para uso personal y llevar una vida cercana a cualquier jeque petrolero del mundo. Las acusaciones por las que podría caer en la cárcel por corrupción son menores si se comparan con las cantidades exorbitantes que generó la petrolera mexicana en toda su historia y que fueron devorados por los gobiernos en turno, hasta matar de inanición a la gallina de los huevos de oro.

Se presume que las acusaciones están documentadas con testimonios de tres exdirectivos, en diferentes celdas, por lo que no existe posibilidad de que se hayan puesto de acuerdo. A diferencia de PEMEX, donde pudo esquilmar cantidades enormes de recursos económicos sin rendir cuentas a nadie, lo difícil en ambos casos es poder comprobar y sancionar.

Lozoya Austin no tiene una trayectoria que le ameritara dirigir una compañía petrolera y al parecer esa ha sido la constante en la dirección de PEMEX, ya que llega casi cualquier improvisado en temas de hidrocarburos. Durante su administración, PEMEX sufrió el endeudamiento generalizado que alcanzó los 688 mil 991 millones de pesos, además de una baja histórica de los niveles de producción de barriles de petróleo, sumado a un entorno internacional difícil, que provocó la caída del precio del hidrocarburo afectando directamente a la implementación de la reforma energética.

Diversas investigaciones periodísticas señalan que Odebrecht recibió contratos de PEMEX primero para la abortada refinería de Tula, por 115 millones de dólares donde realizarían diversas obras y fue asignado vía licitación directa. Dicho acuerdo incluía también la construcción de una planta recuperadora de azufre y una desulfuradora de gas que debió entregarse en el año de 2015. Sin importar el incumplimiento descarado, la empresa brasileña obtuvo otro contrato para la misma refinería por 84 millones de dólares que desaparecieron del erario, mientras las obras contratadas no tienen fecha de entrega cercana.

La cereza en el pastel de la trompicada gestión de Lozoya Austin es la compra de complejos productores de fertilizantes Agronitrogenados y Fertinal que terminó siendo un desastre con pérdidas totales, en la más “peregrina” idea en la historia de las peregrinas ideas de los “iluminados” directores de PEMEX. La información sobre las obras realizadas por Odebrecht estaba reservada por cinco años, pero ante la presión de la opinión pública se han empezado a revisar. Cada error u omisión en contratos, favores y demás situaciones anómalas no podrían entenderse sin la complicidad de la Secretaría de Hacienda, cuando estuvo al frente el hoy canciller aprendiz, Luis Videgaray, quien dio luz verde a todos los manejos “sui generis” de la paraestatal.

Lozoya también supo granjearse el apoyo del sindicato petrolero y de su eterno líder, Carlos Romero Deschamps, como lo demuestra el contrato donde el sindicato recibe mensualmente 7 millones 865 mil pesos por concepto de gastos administrativos y de operación, asimismo apoyos como viáticos y ayuda para el transporte.

Lozoya Austin fue despedido de forma imprevista y sin ningún tipo de auditoria a su polémica gestión en PEMEX; su actuar siempre ha estado envuelto en el escándalo, ya que en su declaración patrimonial destacan obras de arte de artistas exclusivos con gran valor, además de lujosos relojes de varios miles de dólares. Sin olvidar que declaró haber comprado una casa de 38 millones de pesos al contado. Es una constante que cada director de la entonces paraestatal petrolera nacional termine su respectiva gestión con exorbitantes patrimonios amasados al amparo de la corrupción.

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