Las chiquillas y chiquillos panistas que realizaban proselitismo apasionado, curiosamente en contra de su partido de origen, nos dejaron colgados de la brocha populista al renunciar a su “prometedora” campaña electoral en tiempos de polarización total. La “candidata del pueblo”, según se autocalificó la misma Margarita Zavala, terminó por bajarse de la contienda presidencial al asegurar que lo hacía por congruencia y honestidad política. Sin importarle que las boletas electorales ya se hayan impreso y que su enfermiza ambición política haya costado al Instituto Nacional Electoral varios millones de pesos, representando un gasto ominoso que junto con mucha propaganda política, terminará en la basura de la historia.
La fallida candidata presidencial nunca logró separar su proyecto político de la ambición reeleccionista de su marido, el expresidente Felipe Calderón, que era el único activo-pasivo de su incongruente propósito político. Cuestionada por prostituir la figura de la candidatura independiente, al igual que la increíble resolución del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación a favor de Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco” que le permitió participar en la campaña presidencial, nunca pudo posicionarse ante un electorado que siempre la ignoró. Incluso presiones del empresariado precipitaron su decisión para declinar a favor del voto útil, cuando empresarios beneficiados en el sexenio de su esposo, se negaron a continuar financiando su irrelevante candidatura.
Si bien las verdaderas candidaturas independientes se enfrentan a enormes desigualdades, en principio para poder avalar firmas de apoyo, luego durante el proceso electoral, padecen una profunda desigualdad de recursos económicos y el escaso acceso a spots, provoca que sea casi imposible poder competir con los partidos políticos tradicionales.
Por su parte el “PresiChente” Fox es ávido matraquero del tricolor recargado, el mismo día de la renuncia de la Margarita deshojada, se sumó a dar el beso de la muerte al vitíligo continuista de don “Pepe Mid”, como lo había hecho anteriormente con el proyecto “copetudo” del presidente Enrique Peña Nieto en la elección de 2012. El proselitismo del expresidente Fox cae en lo burdo, lo tragicómico y en realidad poco garantiza a quien pretende apoyar. En redes sociales es objeto de “bullying” y todo tipo de ataques (sin que se justifiquen) que le recuerdan al botudo guanajuatense, que ya no incide ni en su matrimonio con la señora Marta Sahagún, santa protectora de los esquilmadores Bibriesca.
En días previos al segundo debate presidencial en Tijuana, Baja California, los cuartos de guerra afinaron y celebraron la eliminación de la contendiente que siempre fue de relleno, aunque buscaron atraer sus tres o cuatro puntos en las encuestas, sin que esto sea un apoyo en verdad definitorio en la contienda. Margarita después de aceptar que sin el aparato del PAN es un mito genial como política, lanzó indirectamente los reflectores sobre el otro candidato presidencial intrascendente, pero que se niega a declinar, nuestra versión tropicalizada de Trump, “El Bronco”, quien sigue asegurando en las cantinas y en los programas de televisión, que por ahora no piensa bajarse del caballo rumbo a la presidencia.
Luego de conocerse que Margarita Zavala renunció al proceso electoral, el rating del programa de entrevistas en una de las principales cadenas televisivas del país, se condenó a irse al fondo, al igual que sus números en las encuestas. Nadie pensaba, de inicio, observar la entrevista de una candidata que difícilmente lograría ganar la presidencia, después del adelanto donde se anunció su renuncia a la candidatura independiente, cualquier cosa que respondiera a los periodistas, no le importaría a nadie, ni a lo que quedará de su equipo de campaña.
Zavala presentó más de 870 mil firmas válidas que le permitieron pasar el umbral del mínimo requerido para su registro, aunque existieron 400 firmas simuladas e inconsistencias en 327 mil firmas, que quedaran para el anecdotario.
En momentos como este, es cuando se cuestiona severamente, porque una candidatura diferente como la María de Jesús Patricio, alias “MaryChuy”, no pudo estar en la boleta electoral, al menos para dar un testimonio y propuestas diferentes sobre las problemáticas que padece un grupo tan afectado y olvidado como son los pueblos originarios del país. La médico tradicional indígena, participó en el proceso para lograr una candidatura independiente superando el 90 por ciento de firmas legales para su registro, que desafortunadamente fueron insuficientes en número para poder estar en la boleta electoral en lugar de la “Juanita Zavalita”.
Si los Zavala-Calderón ceden al llamado de las sirenas tricolores, en especial a la invitación del nuevo presidente del CEN del PRI, René Juárez Cisneros, para apoyar la candidatura alicaída de “Pepe Toño Meade”, será significativo que dos expresidentes de la república, extraídos del PAN, terminen dilapidando la “morralla” de su capital político a favor del candidato del partidazo oficial que en sus tiempos de “oposición”, decían combatir por la corrupción y clientelismos que representaban.
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