El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) entiende que un factor de verdadero riesgo innecesario en materia de política exterior es una confrontación contra el xenófobo y supremacista presidente de Estados Unidos de América (EUA), Donald Trump, quien podría recetarle al país un “porrazo” económico que terminaría de manera anticipada con cualquier expectativa de construir la denominada Cuarta Transformación del país.
Los momios para la reelección del presidente Trump se han elevado luego de que el republicano mitómano se apuntara un triunfo casi demoledor contra la prensa estadounidense y contra sus múltiples detractores demócratas, al darse a conocer las conclusiones del fiscal especial, Robert Mueller, que niegan la existencia de una intervención rusa a favor del republicano en las pasadas elecciones de EUA. Dominador de la escena política internacional, el recargado Thanos anaranjado podría destruir el planeta con un chasquido de su maletín nuclear, si es que de su acostumbrada y disparatada matutina tuitera (caracterizada por la bravuconada y el bully cibernético) pasa a la locura de creerse un líder que preservará los intereses de la América grande y blanca a través de la guerra y la destrucción de sus “enemigos”.
Después de que las caravanas de migrantes centroamericanos, coincidentemente en épocas electorales, se adentran en el país para pretender llegar a EUA en busca de asilo político o permisos de trabajo, al presidente Trump le pareció pertinente amenazar con cerrar la frontera con México pues acusa que el gobierno de AMLO no hace lo suficiente para frenar a los migrantes ilegales, que colapsan los sistemas de detención norteamericanos con la esperanza irresoluble de cristalizar el sueño americano.
El abandono de la seguridad fronteriza con Centroamérica es un problema que por décadas se ha desatendido y que por lo general permite la corrupción total en materia de extorsiones o peor aún, la trata de personas. En los tiempos que las crisis económicas provocan el éxodo masivo de miles de centroamericanos que no tienen futuro en sus países de origen, se suma la llegada a la casa Blanca de un presidente supremacista que aprovecha como carne de cañón el complejo fenómeno mundial de la migración, para sus muy particulares intereses. Pero sobre todo para justificar el odio racial que por años había permanecido escondido y que ahora sin tapujos se demuestra en la polarizada sociedad norteamericana.
México al ser un país de tránsito para los miles de migrantes que intentarán llegar a EUA intentó brindar visas de trabajo y tener cierto control con los centroamericanos que ingresan al país, sin embargo el fenómeno social es tan complejo que ha rebasado cualquier esfuerzo. Ante la imposibilidad de materializar los sueños de los migrantes, el país parece ser el destino final de quienes no tienen nada que perder. Aunque paradójicamente muchos mexicanos han sacado el lado oscuro de su xenofobia y miren con desdén la crisis humanitaria que camina por los estados sureños, atraviesan el centro del país en camiones o en caravanas y se dirigen a la frontera donde también los pobladores les reciben con recelo y con una menor empatía.
Por lo pronto “el Carnal” Marcelo Ebrard, a través de tuits de la cancillería mexicana, reviró el ultimátum del xenófobo presidente estadounidense, y trató de capotear ese toro Miura que amenaza embestir de forma salvaje contra el país. En esta semana se verá el nivel de verdad en sus represalias en su dantesca lucha por la seguridad americana, que no está ni de lejos en peligro pero que es propaganda electoral para la carroña de sus seguidores, quienes no tienen empacho en pedir a gritos se construya el mítico muro que amenaza con ser solamente un elefante blanco. Doña Olga Sánchez Cordero, ya dijo desde la Secretaría de Gobernación que México no detendrá las caravanas migrantes, pero intentará regularlas, aseguró que son una realidad palpable y que se respetarán sus derechos humanos durante su estancia en el país.
Al parecer la reelección del populista republicano parece inminente, ya que la principal acusación contra él fue una bomba desmantelada, que les terminó estallando a los del partido demócrata dejándolos totalmente indefensos ante los ataques mediáticos de Trump. Sumado a que no existe una figura de peso que pueda hacerle frente al xenófobo presidente que en la política de chiquero se desenvuelve como el mejor de los “cuinos”.
Incluso los “tres Méxicos” (Honduras, el Salvador y Guatemala) según la cadena Fox news, dejarán de recibir apoyo monetario que, si bien es limitado, resultaba esencial para algunas Asociaciones de la Sociedad Civil que tratan de apoyar el progreso en sus países y que se verán severamente afectados, con las consecuencias de aumentar la inestabilidad en Centroamérica, que es tradicionalmente corrupta con todos los fondos económicos internacionales destinados a su desarrollo.
El panorama para México puede ser desalentador para el proyecto del presidente López Obrador que deberá “zafarse” de toda posibilidad de enemistarse con el imperio norteamericano, sobre todo en los tiempos más estridentes y esquizofrénicos protagonizados por Donald Trump, que es sin lugar a dudas, el mayor peligro para las democracias liberales del mundo o populismos de cualquier signo, cuando de defender sus particulares intereses se trata.
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