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La Cuarta Transformación y las pifias declarativas

El inició del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) es bueno en el ámbito político, pues logra con acciones de gobierno romper con...

18 de diciembre, 2018

Israel Aparicio

El inició del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) es bueno en el ámbito político, pues logra con acciones de gobierno romper con símbolos y costumbres heredadas del príato en materia de lujos, frivolidad y nula cercanía con la ciudadanía. La reforma en materia de remuneraciones y salarios, la cancelación de múltiples bonos, prestaciones excesivas, así como el uso de servicios de escoltas y vehículos blindados era un costo gigantesco al erario. Estas medidas y otras más en materia de austeridad han sido bien recibidas hasta por los sectores más recalcitrantes de la oposición al nuevo presidente.

Incluso la iniciativa de ley para regular la producción, distribución, consumo y comercialización de la mariguana, ganó aplausos en amplios sectores de la sociedad civil y diversos círculos políticos. Sin embargo, estas destacadas medidas se ven opacadas, cuando no eclipsadas, por declaraciones poco afortunadas de miembros del gabinete, contradicciones entre secretarios y no pocas acciones de parafernalia que contradicen el espíritu serio de la moderna austeridad republicana.

La semana pasada la secretaria de la Función Pública, Irma Sandoval, se mantuvo en el ojo del huracán de las “benditas redes sociales” cuando no supo ser clara al asegurar que los salarios otorgados en el servicio público eran bajos en comparación con los pagados en el sector privado. La vapuleada funcionaria realizó un homenaje involuntario al gran cómico mexicano, Mario Moreno “Cantinflas”, al tratar de explicar porque la iniciativa privada debería moderar sus salarios o tratar de equipararlos a los del sector público, para mantener un aspecto moral. Las contradictorias declaraciones fueron como reguero de pólvora para los detractores del naciente gobierno de AMLO, y exhibieron a la funcionaria como ingenua o poco inteligente.

El inconveniente de esta joya del “cantifleo” político fue el deslinde de la secretaria Sandoval, al asegurar que las notas que retoman sus dichos, no eran más que “fake news” o noticias falsas, al más puro estilo del mayor populista, demagogo y racista político del mundo: el presidente norteamericano Donald Trump. Lejos de salir a reconocer la pifia declarativa, intentó sin mucho éxito desdeñar las notas informativas y deslindarse del asunto.

El problema en todo régimen es su credibilidad y su adecuada forma de comunicar sus proyectos y logros emanados de su trabajo político. Desde los tiempos de los clásicos de la teoría política se conoce que ningún gobierno o sistema político puede darse el lujo de caer en los ridículos, sobre todo los que se infringen de manera propia. El penoso caso de la secretaria Sandoval, así como otras innecesarias escenas histriónicas como fue el ritual para consultar a la madre tierra sobre el inicio de los trabajos del Tren Maya, son aspectos que no deben ser subestimados, aunque detrás del gobierno se encuentren respaldados millones de votos, mayoría en dos cámaras legislativas y un ánimo social renovado como hacía mucho tiempo no existía.

El desgaste del nuevo gobierno es acelerado debido a la vorágine de temas, iniciativas del ley, frentes opositores que se abren, pero sobre todo por el nuevo estilo de gobernar que tiene el presidente AMLO. La reciente batalla con el poder judicial le ha resultado benéfica en posicionamientos, sobre todo cuando los ministros se exhiben a sí mismos como privilegiados y faltos de sensibilidad social como el denominado #LordMinistro, Adolfo Serrano Ruíz, quien mostraba orgulloso sus puros, rolex y autos en redes sociales. Si bien este enfrentamiento entre poderes, lo gana en la opinión pública el presidente, los lujos y salarios los retiene el poder judicial, que es el único garante de la división de poderes, aunque no goce de todas las simpatías en la población,

Otro frente diferente es el aspecto económico, en el ámbito del presupuesto para 2019 se prevé un crecimiento máximo del 2 por ciento, además de que los tenedores de bonos emitidos para la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México amenazan con ser una jaqueca permanente a las finanzas del nuevo régimen. Incluso el propio AMLO ha reconocido que la viabilidad de la construcción del aeropuerto en Santa Lucía o resucitar el proyecto de Texcoco es decisión del Secretario de Hacienda y Crédito Público, Carlos Urzúa, ante lo técnico y complicado en que se ha convertido el tema. Al menos en la presentación del presupuesto los mercados internacionales dieron un voto de confianza al país, al considerar que se respetaban los equilibrios macroeconómicos.

Nadie es inmune a las pifias declarativas, al formar parte de un enorme conglomerado que es el gobierno, sus secretarias, parlamento y sus diversos organismos públicos. El único aglutinador del modelo de comunicación es el presidente López Obrador, que beneficia la labor periodística al siempre responder a su manera las preguntas formuladas, pero que no necesariamente presenta información comprobada o consensuada con su gabinete y equipo de trabajo.

Todo el que se mueve está expuesto a formar parte del universo de las desafortunadas declaraciones, sin embargo, en la cuarta transformación no se pueden dar el lujo de ridiculizarse a sí mismos. O peor aún, provocar pérdidas económicas debido a innecesarias entrevistas banqueteras, ideas sin mucha reflexión y sobre todo, la incapacidad de reconocer un error y su lógica enmienda. Por ello trascendió que existe un decálogo de temas donde se pide a toda la administración pública evitar entrar en controversias. Es lógico ya que se debe tener una visión más completa que el simple mensaje a los simpatizantes, pues se gobierna para todos y los tropezones en comunicación se pagan caros literalmente.

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