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La Cuarta Transformación y las estancias infantiles subrogadas

La semana pasada estuvo dominada por la controversial decisión del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador de suspender el apoyo económico a las diferentes...

12 de febrero, 2019

Israel Aparicio

La semana pasada estuvo dominada por la controversial decisión del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador de suspender el apoyo económico a las diferentes instancias infantiles, donde miles de familias y madres solteras sobre todo, dejan a sus hijos para poder acudir a trabajar y mantener el sustento de sus núcleos familiares. La figura de estas estancias subrogadas surgió a partir de la incapacidad del Estado mexicano por brindar apoyo a todas las familias que requieren un lugar para dejar a sus hijos durante gran parte del día. En estas instancias se contaría con personal especializado que cuide y eduque a los menores, mientras los padres deben cumplir con jornadas de trabajo extenuantes y por lo general no tan bien remuneradas. Los 4 mil millones de pesos destinados a estas instituciones e instancias se reducirán a la mitad, por lo que esa enorme suma económica ha provocado malestares y severas críticas.

La decisión irreductible del nuevo gobierno abrió amplios frentes opositores ante la inexistente opción de brindar otros espacios dedicados al cuidado de los hijos, ya que las guarderías del IMSS están totalmente saturadas y rebasadas en los servicios que ofrecen. Las acusaciones de que existen guarderías que no cuentan con los elementos mínimos de seguridad, donde se declaran un número mayor de infantes atendidos o que se desvían recursos del Estado para apoyar asociaciones civiles con muy particulares intereses, no son nuevas, pero aun así las instancias infantiles cumplían (a pesar de todo) con su función de permitir a los padres de trabajar y dejar a los hijos en un lugar relativamente practico y seguro.

Como es sabido, la tragedia de la guardería ABC el año 2009 en Hermosillo, Sonora, durante el gobierno del priísta Eduardo Bours, llenó de luto al país al morir calcinados 49 bebés en una bodega habilitada como estancia infantil con insuficientes medidas de seguridad. Esta tragedia política le costó al PRI perder la gubernatura, así como a la exprimera dama Margarita Zavala serios señalamientos de impunidad, al estar involucrados familiares directos como propietarios de estas instancias siniestradas.

Según el gobierno del presidente AMLO se han detectado problemas de corrupción y como en otras organizaciones campesinas y obreras priístas enquistadas desde décadas, en las arcas de la exsecretaria de Desarrollo Social, se ha decido dejar de financiarlas por su enorme costo al erario y la difusa claridad en el manejo de números recursos económicos. Es menester preguntarse si las instancias infantiles tienen un nivel de corrupción similar al de las organizaciones populares que se sabe, solo han enriquecido históricamente a las cúpulas dirigentes de sectores que en la realidad están en la línea de pobreza extrema en su mayoría.

Al no existir una opción alternativa a las instancias infantiles, el gobierno federal ha señalado que los recursos económicos que se brindaban a las guarderías por cada menor de edad atendido, serán canalizados individualmente a cada familia para que decida si ese dinero lo ocupa para pagar el servicio que realizaban las instancias subrogadas, o en su caso destinarlo a algún familiar cercano para que le apoye en esta labor de cuidado de los infantes.

Al eficiente y aplicado secretario de Hacienda y Crédito Público, don Carlos Urzúa, le costó múltiples reclamos y diatribas las desafortunadas declaraciones que los abuelos deberían cuidar a los nietos de los padres trabajadores. A pesar de las disculpas y el matiz en sus declaraciones iniciales, las instancias infantiles se convirtieron en un daño colateral, ante la necesidad del nuevo gobierno de canalizar mejor el apretado presupuesto y dejar de financiar muchos programas, que eficientes o no, son vistos como gastos innecesarios.

El tema de las estancias infantiles es producto de la prisa del gobierno de AMLO por avanzar a pasos agigantados en la denominada cuarta transformación del país, dejando muchos aspectos que no han sido analizados a fondo, ni con el necesario cuidado de no afectar a la población que tributa y votó por un cambio. A pesar de que la denominada guerra contra el huachicol catapulto la popularidad del presidente López Obrador, al percibirlo como un estadista en contra de las mafias del poder corruptor y la delincuencia, no se puede olvidar que medidas como la suspensión de apoyos a las instancias infantiles afectan en verdad a sectores importantes de la población.

La ruta que recorre el gobierno federal rumbo a los simbólicos y tradicionales 100 días de trabajo son de vorágine, a veces innecesariamente espinosos y otras veces compresiblemente complejos, debido a la decisión unipersonal y característica del político más talentoso en los últimos 50 años, decidido a hacer historia en su mandato. Sus intenciones son legítimas, su interés en el desarrollo del país es innegable, sin embargo no puede olvidarse de realizar el análisis frio, y no olvidar la reflexión de cada política pública impulsada ya que puede resultar contraproducente si afecta el normal desarrollo de las familias mexicanas.

El nuevo esquema asistencial para las familias que requieren el uso de guarderías subrogadas podría funcionar bien, pero al ser una medida tomada sin un respaldo detenidamente estudiado, bien puede representar un error, como los que inevitablemente todo gobierno está proclive a cometer. Una vez más se demuestra que el gobierno mexicano enfrenta problemas históricos a los que no siempre puede atender a cabalidad y que con mecanismos imperfectos, le alcanza apenas para medio cumplir la complicada, saturada y retrasada agenda nacional.

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