La 4T, el coronavirus y las PyMES

La segunda etapa en la estrategia de la pandemia del coronavirus Covid-19 se desarrolla en el país con un futuro incierto ante lo impredecible que...

14 de abril, 2020

La segunda etapa en la estrategia de la pandemia del coronavirus Covid-19 se desarrolla en el país con un futuro incierto ante lo impredecible que ha sido la emergencia sanitaria a nivel mundial. Las mediciones del programa centinela que realiza el gobierno mexicano tienen un estimado de una proyección de 10 casos no registrados por cada caso positivo que se presentan en las conferencias de prensa a cargo del subsecretario Hugo López-Gatell. A la natural incertidumbre de supervivencia se suma la de la situación económica que dejará la pandemia que provocará una nueva recesión global. Los microempresarios mexicanos que no producen bienes indispensables en esta cuarentena, miran con temor el posible cierre definitivo de sus empresas.

El escenario político continúa en efervescencia luego de que el pasado 5 de abril el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) presentara un inesperado informe de gobierno trimestral, cuando la clase empresarial y los microempresarios habían sido informados de que se les rebelaría un plan económico para empezar a enfrentar la inevitable crisis económica que se viene cuando la pandemia llegue a su fin. Criticas agrias y un endurecimiento de las cúpulas empresariales fue la respuesta a la oferta económica de la presidencia, que solamente ofreció aumentar los programas sociales ya existentes, además de continuar con los proyectos insignia del régimen y la negativa de rescatar a los grandes empresarios con dinero público. 

La presidencia de  la Republica recibió una andanada de críticas desde casi todos los frentes económicos, pero en la arena política fueron contragolpeadas al entregarse al presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Carlos Salazar Lomelí, una lista para “conminar” a 15 connotados empresarios que adeudan al fisco un aproximado de 50 mil millones de pesos, contabilizando multas y recargos. La habilidad política de AMLO ofreció que si se pagaban esas obligaciones fiscales, esos cuantiosos recursos económicos serían canalizados a los programas de apoyos a las pequeñas y medianas empresas, mismas que por ahora, no tienen un programa federal que les permita soñar al menos con sobrevivir a la tormenta perfecta que se viene. 

En el ambiente pesado después del anuncio del presidente, únicamente se mantiene la esperanza de que una vez concluida la emergencia sanitaria, en un símil a una calamidad como una terrible inundación, las aguas bajen y muestren el desastre en su real dimensión para que motive la acción del gobierno. Las pequeñas y medianas empresas son las que ofrecen la mayoría de los empleos del sector formal, una crisis mundial e inesperada como es la del coronavirus será casi mortal para muchos pequeños negocios, que sin la ayuda gubernamental, la extensión del tiempo para pagar sus impuestos o cualquier otro apoyo, producirá inevitablemente mayor pobreza y desempleo.

La secretaria del Trabajo y Previsión Social, Luisa María Alcalde Luján, informó la semana pasada que 346 mil empleos formales se habían perdido hasta el pasado 6 de abril, producto de la desaceleración económica que ya venía sufriendo el país y agravada exponencialmente por la crisis económica del coronavirus.

La noticia buena dentro de los días aciagos (ya de por si pesados y difíciles por la cuarentena) llegó con el anuncio del convenio de colaboración entre instituciones de salud privadas que apoyaran al sector salud nacional en la mitad de sus espacios médicos y camas para la atención de enfermos de la larga lista de citas y operaciones médicas, ajenas a la emergencia del Covid-19.  Es apenas una acertada medida en medio de un innecesario pleito entre empresarios y el gobierno del presidente AMLO. 

Como se recordará, el histórico pleito ideológico y económico entre la Coparmex de Gustavo de Hoyos y el presidente AMLO escaló a un nuevo escenario en medio de la crisis mundial. La relación entre el sector económico y el nuevo gobierno, no pasa por el mejor momento, peligra por instantes en convertirse en un enfrentamiento similar al que enfrentó el expresidente Luis Echeverría, contra los empresarios de la época, con la agravante del estado de emergencia actual que requiere de olvidar las diferencias y profundizar en un trabajo conjunto. 

Lejos de la rebatinga política la cruda realidad es que las micro y medianas empresas, no tienen a la vista un programa dedicado a tratar de salvar sus negocios, con los peligros reales de irse a la quiebra junto con miles de empleos en los sectores más desprotegidos.

El difícil acuerdo petrolero mundial entre los monstruos miembros de la OPEP y la sui generis participación mexicana, dieron un poco de oxígeno a las expectativas de elevar el precio de la mezcla mexicana que llegó a depreciarse hasta los 10 dólares por barril. Luego de que la secretaria de Energía, Rocío Nahle, se retirara del cónclave mundial petrolero. Fue Donald Trump quien literalmente salió al quite por México, para ser el aval de los acuerdos para bajar la producción mundial de miles de barriles, con la finalidad de buscar la apreciación del precio de los combustibles.

Como es costumbre, será menester del gobierno estadounidense cómo se cobrará el apoyo brindado al país, por más que el xenófobo presidente Republicano, haya hablado sobre la difícil jugada realizada por México y presuma de la amistad y admiración hacia el presidente AMLO. 

La golpeada secretaria Nahle apostó su resto en una difícil situación que por más que se critique, era entendible, ya que para el régimen morenista disminuir su producción en 400 mil barriles diarios era totalmente imposible ante la disparidad de PEMEX ante los gigantes petroleros del orbe. Al final, con la tutela de los Estados Unidos, la endeudada paraestatal mexicana logró que se aceptara la oferta de disminuir en100 mil barriles diarios su producción y se empapó de cómo se realizan las difíciles negociaciones internacionales entre auténticos titanes energéticos.

Luego de unas semanas complicadas, como lo viene siendo para el país desde la llegada de la pandemia, los nuevos y gigantescos retos económicos esperan al finalizar la cuarentena, como un tigre al acecho de su presa.

 

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