Un natural descontento, altos índices de insatisfacción, falta de oportunidades reales de desarrollo laboral, profesional y de educación ha elevado el índice de suicidios entre los capitalinos. La tasa nacional llegó a 4.7 suicidios por cada 100 mil habitantes, dándole al traste a esa genial mentira del “Happy Planet Index”, elaborado por el Foro Económico Mundial, donde señalaban que México es el segundo país más feliz del mundo.
El pasado 8 de Septiembre, elementos policiacos lograron evitar que un joven se aventara desde el quinto piso de un edificio en la colonia Centro, el intento fue registrado por transeúntes en video y compartido en redes sociales. Antes, el primero de junio, agentes de la policía capitalina lograron disuadir a un joven que intentó suicidarse en un puente peatonal en avenida Ticomán e Insurgentes, mediante la promesa de “ir por tacos”, el hecho concluido de forma divertida, no lo es tanto cuando se analizan los datos duros sobre esta tragedia.
Reportes de suicidio se repiten de manera más común en la Ciudad de México que reportan datos anuales de mil 500 suicidios en promedio, y según cifras de la Organización Mundial de Salud, cada 40 segundos una persona en el mundo termina suicidándose. El fenómeno mundial del aumento en los índices de suicidios en la civilización globalizada es preocupante, ya sea que se realicen en la casa, la vía pública o es muy común en las cárceles.
En nuestro país, los jóvenes se convirtieron en un grupo vulnerable ante el fenómeno del suicidio al no saber manejar la frustración de la vida cotidiana, el “bullying” escolar, el “mobbing” y tantos otros factores que inciden en las depresiones crónicas en amplios sectores de la población. Los adolescentes están expuestos a innumerables situaciones y estímulos como nunca en la historia moderna de la humanidad, el no contar con una educación de calidad y valores personales fuertes, provocan que una personalidad en formación sea endeble y proclive a la depresión crónica.
Según cifras del Instituto Nacional de Psiquiatría, la cuarta causa de muerte es el suicidio entre los jóvenes mexicanos entre 10 y 19 años. Y entre los mexicanos en general, es la causa número quince. En una cultura donde se estigmatiza a quien no es “exitoso”, no obtiene las metas de vida que todos señalan como normales, las crisis amorosas, las crisis económicas, además del “ciberacoso” hace insoportable los errores juveniles, la pobreza, las carencias y no pocas veces los padecimientos del “sexting” ventilado vía redes sociales.
Ante lo común que son los intentos de suicidios en el Sistema de Transporte Colectivo “Metro”, un promedio anual de 43 intentos, se realizó un estudio por parte de la UNAM llamado “Prevención de la Depresión e Ideación Suicida en el Metro” donde se explica que cada intento de suicidio cuesta al erario público 1.4 millones de pesos, además de las afectaciones a los usuarios y servicios públicos de emergencia. Esto sin mencionar que los conductores del metro que han arrollado a los usuarios suicidas, también padecieron impactos psicológicos, ya que en promedio un 26 por ciento de los conductores de los trenes se ha enfrentado a esta terrible situación.
En este año inició labores el Hospital de las Emociones en la Ciudad de México, dentro del Centro de Salud Emocional “Cuídate”, en la delegación Venustiano Carranza, donde se canalizan este tipo de conductas suicidas entre la población, así como otro tipo de afectaciones depresivas, prevención de adicciones en los jóvenes y embarazos no deseados entre las mujeres. A través del sistema telefónico de "Locatel" se canalizan estas emergencias emocionales y se trata de frenar las conductas suicidas mediante la visita de brigadas a los domicilios de las potenciales víctimas.
Pero sin lugar a dudas, lo difícil de cada caso es el lograr detectar el perfil depresivo y prevenir la conducta autodestructiva ya que por lo general, culturalmente siempre se tiende a negar estas afectaciones y pocas veces se buscan atenderlas. Una conducta depresiva es un factor de riesgo determinante para llegar a un desenlace trágico como es el suicidio, pero también es caldo de cultivo para las adicciones y las conductas delictivas entre los jóvenes mexicanos.
Existe un riesgo importante de perder generaciones enteras de mexicanos que no ven en el desarrollo personal y laboral una opción viable para la vida. Su expresión más trágica y extrema es el suicidio. El fenómeno social de atentar contra la vida propia ha dejado de ser exclusivo de países económicamente desarrollados como Estados Unidos y la Unión Europea, como erróneamente se pensó durante años. El presidente Barack Obama reconoció que la décima causa de muerte en la Unión Americana es el suicidio, y este fenómeno global ya afecta a la Ciudad de México y el país de forma alarmante, por lo que tomar medidas previsoras se hace imperante en un ambiente caótico y lleno de situaciones frustrantes de la vida cotidiana nacional.
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