Por lo menos dos décadas atrás, cuando Eduardo Ruiz–Healy polemizaba en los primeros años de su programa en Radio Fórmula, le escuchaba camino a la UNAM donde estudiaba ciencias de la comunicación. El intro ya tradicional contiene un impacto auditivo perfecto que utilicé como alarma matutina, en los tiempos cuando no existían teléfonos inteligentes, con aplicaciones personalizables. Al entrar a clases apagaba el walkman (ese viejo gadget) y terminaba mi experiencia del día con el programa, mientras era testigo de la consolidación de uno de los líderes de opinión más importantes del país.
No pocas veces estuve tentado a aceptar la invitación a llamar por teléfono para externar mi opinión que como promocionaba esa cortinilla de salida a corte comercial: “¿No está de acuerdo con Eduardo Ruiz Healy?, ¡dígaselo!”; pero por actividades escolares y después laborales, no pude participar de la nostálgica retroalimentación vía mensajes telefónicos.
Veinte años más tarde soy partícipe de escribir mis colaboraciones en su página de internet, RuizHealyTimes, además de haber podido participar en tres ediciones de la revista impresa mensual, del mismo nombre. El portal y la revista de opinión permiten, a todo el que tenga la capacidad de escribir estructuradamente, participar con artículos sobre diversos temas de interés púbico, con una autonomía y libertad de expresión total.
Es de destacar la forma democrática en la que el experimentado conductor de Telefórmula, invitó a “todo aquel que tenga algo qué decir” a escribir su opinión e integrarse al debate en su portal de internet. En el coctel de aniversario por el primer año de la revista impresa, tuve el enorme gusto de conocer en persona a Eduardo, junto a sus talentosos colaboradores, con quienes pude compartir opiniones y escuchar su charla amena. Constaté personalmente el profesionalismo con que se desenvuelve Eduardo en cada aspecto de su vida, además de la amabilidad con su equipo y la pasión con la que ejerce el periodismo.
RuizHealyTimes es un espacio de opinión que todo escritor amateur o avezado debe aprovechar, para poder difundir sus puntos de vista y confrontar mediante el debate de altura los diferentes temas de la agenda nacional. Puedo atestiguar que la incorporación al portal es accesible para todos los interesados que cumplen con el requisito de saber escribir bien.
En estos años, que se van rápido como la vida misma, hemos sido testigos de cambios que no hubiéramos imaginado, destacando la llegada a la presidencia de la nación más poderosa del mundo del supremacista Donald Trump, así como el proceso electoral tan combativo, que fue la elección presidencial de 2018, donde finalmente Andrés Manuel López Obrador ganó de forma aplastante.
Fuimos testigos de cómo la clase política priísta principalmente, conocida como la nueva generación de políticos, terminó siendo igual de corrupta que sus predecesores y cómo muchos de sus más destacados representantes, acabaron estigmatizados, presos o prófugos de la justicia. Además de observar la debacle electoral del otrora partidazo, con los peores resultados de su historia moderna.
Asistimos también a varios casos de horror resultado de la lucha estéril contra el narcotráfico y la delincuencia organizada, así como esta violencia incontenible alcanzó a cientos de candidatos en el pasado proceso electoral. Pero sobre todo, se denunció en varias ocasiones la tristemente célebre violencia contra las mujeres mexicanas, que se han convertido en un grupo vulnerable ante los abusos machistas de policías, instituciones de impartición de justicia, universidades y sobre todo –lo más preocupante–, la existencia de una psique social que no se detiene en reproducir costumbres y agresiones en contra del género femenino.
Cuando fue posible ante la difícil situación nacional, logré escribir sobre temas sarcásticos, con humor ácido (en un estilo que procuro no olvidar ni dejar atrás) ante esas formas culturales ya rebasadas por la realidad moderna como: el juego del “tapado presidencial”, las tragicómicas situaciones de los políticos, los deslices de “Javidú” preso, además de consejos prácticos para inicios de año, o satíricas comparaciones entre Underwood y Trump. También se realizó la biografía no autorizada del autor de la caída del sistema electoral en 1988, don Manuel “Barney”.
Durante dos años y un mes, he mantenido devotamente la costumbre de escribir semanalmente para el portal de opinión, algunas veces con textos muy bien logrados, otros no tanto, pero siempre con el mismo entusiasmo de la primera vez. Al cumplirse el segundo aniversario de mi extraordinaria experiencia personal, reitero mi agradecimiento a Eduardo Ruiz–Healy por permitirme participar en este espacio de libertad, así como a la siempre profesional y accesible editora, Francine Núñez, a quien los colaboradores apreciamos y felicitamos por su excelente labor.
Ante la reconfiguración del sistema político mexicano (derivado del pasado proceso electoral) es necesario respetar y fomentar la libertad de expresión, junto con la crítica especializada. El programa de televisión y el portal de opinión de Eduardo son vehículos que consolidan la democracia mexicana, al ser un contrapeso ideológico necesario e irrenunciable en la nueva era política. Gracias a todos los que hacen posible estos espacios de libertad de expresión, su trabajo abona a la defensa y construcción de un verdadero estado de derecho.
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