Chilazo politiquero

El marcador es lapidario, un 7-0 que solo se recuerda en las épocas casi amateurs de la Selección Mexicana de Futbol, al parecer salieron en...

21 de junio, 2016

El marcador es lapidario, un 7-0 que solo se recuerda en las épocas casi amateurs de la Selección Mexicana de Futbol, al parecer salieron en sintonía con la clase gobernante, y desde la cuenta de Twitter de la presidencia esta vez no se escribió ningún carácter tratando de paliar el ridículo y papelazo que ambas, selección de futbol y gobierno, nos han recetado en últimos tiempos.

Sólo hasta el día siguiente se destacó que el piloto mexicano “Checo” Pérez logró subir al podio, solo eso, junto con un post dedicado al día del padre. Nadie en gobierno “posteó” el pesado estado de ánimo en la calles, ese despertar amargo de un sueño convertido en pesadilla para la afición por el deporte más popular en el país. El cuerpo técnico de Osorio no digiere aún la histórica derrota, el otro cuerpo técnico en el gabinete, el otro Osorio Chong estará igual, nadie cree que un récord de múltiples reformas estructurales y pactos entre opositores en unos meses se fueron al despeñadero.

 La Copa América, que estaba hecha para que México fuera campeón, se quedó del lado equivocado de la historia, y para allá va también la actual administración federal. Ambos con el común denominador de que no se imaginaron una derrota de estas proporciones cataclísmiscas.

Ahora sabemos que se siente ser Brasil después de un repaso futbolístico, económico, y de crispación social. Sin embargo, allí oculto, a la defensiva y totalmente impune e indiferente a la crítica de la grada, otro tricolor en la previa, goleó junto a sus refuerzos legislativos la iniciativa “3de3”, que intentaba hacer más transparentes los patrimonios, las declaraciones fiscales y los conflictos de interés que tienen nuestros gobernantes. Aunque se haya aprobado el Sistema Nacional Anticorrupción, el paquete se queda en los niveles del seleccionado nacional, fue bueno a secas en su creación, pero insuficiente para lo que pudo ser.

En el juego bicameral, ese tricolor reforzado con sus jugadores partidistas satélites, y la no poca complacencia de los jugadores legislativos morenos, amarillos y azules se ausentaron, o se hicieron locos, o se enfermaron,  regalaron un pénalti descarado en los últimos minutos de la madrugada legislativa del Senado, permitiendo que el partidazo y sus compinches lograran otra de sus “cacareadas” victorias en contra de la ciudadanía de a pie.

Y la rudeza innecesaria, como el 7-0, fue que se le dejara ir la “3de3” a los empresarios que busquen ser proveedores de servicios y productos,  aplicándoles la “Roque señal” de triunfo y venganza. A ese “equipito fáctico” le vino “guango” jugarnos al contragolpe y sin pudor autogolearnos con su versión descafeinada de la ahora conocida “ley dos que tres”. Revanchistas y viscerales, hicieron pagar a los promotores de la transparencia con un esperpento de ley que puede afectarnos a casi todos los ciudadanos.

Somos, hasta la burla de la Federación de Estados Unidos, ONG´s y de los organismos de derechos humanos que nos recuerdan, en público y en privado, que nuestro sistema de justicia se basa en la tortura, la fabricación de pruebas y violaciones constantes en las cadenas de custodia y el tan conocido y padecido debido proceso. Si no, recuérdese la voltereta jurídica en el caso Florence Cassez.

Y es precisamente la entrada en vigor del nuevo sistema de justicia penal, la última publicación en redes sociales del Presidente Peña, el pasado 18 de junio, donde se promete que las viciadas y surrealistas prácticas judiciales mexicanas podrán cambiarse de raíz.  La derrota del partido de futbol a nadie del gabinete inspiró para enviar un tuit de misericordia ante la debacle futbolística, será acaso el espejo del pesimismo y el cachetadón que nos recetó el destino en otra tragicómica noche en nuestra realidad alienada.

Dicho abandono se hizo extensivo hasta en la afición, parecía un doble castigo que los connacionales que ya habían salido del país en busca de un mejor modo de vida, ahora abandonaban las gradas del estadio de Santa Clara en California, aun antes del fin del partido. Si bien era lógico, ya todo estaba definido, es sintomático que hasta la fiel afición se retiró después de tanta desventura.

El gabinete, la defensa mexicana, los jilgueros propagandísticos del buen futbol y de los avances democráticos, económicos, sociales y de bienestar, optaron por callar como los mariachis. Y si de mariachis se trata, sírvanme un tequila y cántame esa que dice “y tú que te creías el rey reformador de todo el mundo”.

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