Como todos sabemos este domingo se lleva a cabo la ceremonia de la 88ª entrega de los premios Oscar y una vez más los mexicanos están acaparando la atención, tanto del público, como de la academia.
Antes de empezar hay que dejar en claro que no es el cine mexicano el que está triunfando, sino los cineastas mexicanos, que de ninguna manera es lo mismo. Y se debe aclarar esto porque muchos medios y pseudo periodistas de espectáculos quieren colgarle al cine nacional una medalla que, al menos en estos casos, no le corresponde. Evidentemente es motivo de gran orgullo que nuestros connacionales triunfen como lo hacen, demuestren el talento mexicano y pongan el nombre de nuestro país en alto cambiando en cierta manera la imagen que hasta hace no mucho se tenía de nosotros y aún persiste en muchos ámbitos. Pero el triunfo es de ellos, no nuestro, no del cine de nuestro país. Es, única y exclusivamente de Cuarón, de Del Toro, del Negro, de Lubezki y de Martín Hernández. Pero tampoco se debe negar, las películas mexicanas son favoritas entre los festivales internacionales.
Desde la nominación de Alejandro González Iñárritu por Birdman el año pasado y ahora por The Revenant, su figura ha acaparado las portadas de México y el mundo al convertirse en el segundo mexicano en llevarse la estatuilla como mejor director. Lo mismo sucedió con Alfonso Cuarón un año antes cuando ganó en la misma categoría por su película Gravity acaparando la atención y logrando que el mundo volteara a ver a nuestro país y, por supuesto, con Emmanuel El Chivo Lubezki tras dos años consecutivos como ganador a la mejor fotografía. Este año, sin duda, logrará el tercero. Es innegable que el trabajo de todos ellos es impecable y demuestra la enorme calidad, genialidad y talento de estos cineastas.
Pero quiero hablar sobre el mexicano que, aún nominado y ganador, permanece un poco en el anonimato, y es un tanto comprensible pues su trabajo no se ve a diferencia del de los demás, pero es parte indispensable para el éxito de los otros.
Me refiero a Martín Hernández, responsable de la edición de sonido de El Renacido y nominado al Oscar en esta categoría por su impecable trabajo que hace un año le valió el mismo reconocimiento también de la mano de Iñárritu.
Pero hasta su nominación por Birdman pocos o casi nadie sabían quién es este personaje. Pues a saber que no es ningún improvisado, muy por el contario cuenta con una larga trayectoria, misma que comparte con su amigo Alejandro González, ya que iniciaron junto su carrera por los medios. Estudiaron Ciencias de la Comunicación en la Universidad Iberoamericana y un día, tal vez sin querer, iniciaron en radio y lo revolucionaron para siempre. Alejandro y Martín se convirtieron no sólo en locutores, sino en productores, directores y guionistas de un naciente proyecto en la década de los ochenta y que se catapultó como el más grande de la época e influencia para estaciones posteriores, WFM. Una estación de radio pensada para los jóvenes de aquellos tiempos y que se caracterizó por su frescura, irreverencia y genialidad. Martín, además de ser uno de los más grandes locutores que ha escuchado México, era el responsable de la vestimenta, del sonido. Cuando el formato desaparece lo invitan a iniciar otro donde también dirige, produce, hace locución e imprime su sello inigualable, Radio Activo 98.5. Proyecto que al tiempo deja para reunirse con Alejandro que ya se dedicaba a la publicidad. Muchos de los anuncios más memorables de la década de los noventa eran obra de estos genios. Y el camino natural los lleva al cine.
Desde los primeros trabajos en cine del Negro la mancuerna Iñárritu-Hernández ha cosechado éxitos. Martín ha sido el encargado de diseñar y editar el sonido de Amores Perros (2000), reconocida a nivel internacional y nominada al premio Oscar como mejor película extranjera. Repite junto a su amigo en 11'09"01 – September 11 (2002), 21 Gramos (2003), Babel (2006), Biutiful (2010) y Birdman (2014). Pero el Gordo también ha trabajado con Guillermo del Toro El laberinto del Fauno (2006) y Hellboy II (2008), Arráncame la Vida de Roberto Sneider y Rudo y Cursi de Carlos Cuarón, ambas en 2008. Sólo por mencionar algunas, porque como éstos, tiene créditos en más de 56 trabajos tanto para cine como para televisión a lo largo de su carrera.
A este genio del sonido lo veremos nuevamente en las pantallas durante la entrega del Oscar. Ya ganó el premio BAFTA de la academia británica, pero es muy diferente a la academia Norteamericana, y compite con películas como Star Wars donde el sonido es más evidente y espectacular.
Va a ser muy difícil que gane, pero sin lugar a dudas teje poco a poco y silenciosamente su camino entre los más grandes de la industria.
Genio trabajando.
Voy vengo.
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