Fox you!

“Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro”, Albert Einstein.

4 de marzo, 2016

Hassy Sánchez

“Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro”, Albert Einstein.

Hasta hace uno meses era impensable que Donald Trump se convirtiera en el candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos. Su retórica y discurso ofendía y avergonzaba a propios y extraños. Hoy la cosa es diferente, extraña y sorpresivamente las provocaciones se convirtieron en su proyecto político y lo tienen a un paso de la candidatura.

Por todos son conocidos los insultos que el magnate se ha dedicado a aventar a los hispanos y migrantes en general, sus discursos coléricos y racistas y la intención de construir un muro que en su cabeza ha ido aumentando de altura y que pretende correr por toda la frontera entre México y Estados Unidos. Muro que, amenaza, pagaremos los mexicanos y que impedirá de manera definitiva (y utópica) la migración de nuestro país a la tierra de los hot dogs.

Este discurso ha provocado todo tipo de reacciones. El vicepresidente Joe Biden ofreció disculpas criticando la retórica dañina e inacertada. La canciller mexicana, Claudia Ruiz Massieu, lo ha calificado de ignorante y racista, el ex presidente Felipe Calderón ha entrado al juego de críticas diciendo que “los mexicanos no vamos a pagar un solo centavo por ese estúpido muro” a la vez que lo compara con Hitler y afirma que es “un peligro para Estados Unidos”.

Y para centrarme en el tema que quiero, Vicente Fox tampoco ha perdido oportunidad para hablar del tema y criticar las declaraciones del aspirante a la candidatura republicana. Como ya todos sabemos, la semana pasada el ex presichente calificó a Trump en una entrevista con Jorge Ramos para la cadena Univisión como falso profeta y dijo “I’m not going to pay for that fucking wall” pero para rematar se atrevió a decir que “es un fanfarrón, presumido, ignorante, que no tiene idea de lo que es sentarse en la silla presidencial de los Estados Unidos, es un lugar de alto respeto”.

Para ser honestos no dijo nada que no sea verdad y las palabras del empresario gringo están llenas de fanfarronería. Ni siquiera ha sido capaz de explicar cómo es que nuestro país pagará la construcción de ese muro, pero aumenta su altura cada vez que alguna figura política mexicana lo critica.

Lo que me parece increíble es que alguien como el ex presidente con botas se atreva a decir algo de este tamaño, que se muerda la lengua en sus declaraciones y ni cuenta se dé de ello. “El pescado cae por la boca” (sic) dijo Fox, que cada vez que hablaba sufría de lo mismo. “Va a morir políticamente por la boca, por hocicón, por hablador, porque habla sin sustento, sin pensar…”.

Insisto, muy seguramente tiene razón en lo que dice, lo que no me cabe en la cabeza es cómo se atreve a criticar esto la misma persona que cada vez que se plantaba ante un estrado dejaba mal parado a México, cómo puede acusar de hicicón la misma persona que afirmó que resolvería el problema de Chiapas en quince minutos. Cómo quien hacía declaraciones como “¡Mejor (que no sepa leer)! Va usted a vivir más contenta” o “El 75% de los hogares de México tienen una lavadora, y no de dos patas o de dos piernas, una lavadora metálica” sea el mismo que acusa a otro de hablar sin sustento, de ignorante.

Está muy bien que critique señor Fox, está muy bien que se oponga al muro de Trump, está muy bien que quiera seguir siendo mediático, que defienda a nuestro país (no hubiera estado mal que lo hiciera como presidente). Lo que es inaceptable es la falta de autocrítica, el no reconocer los errores propios, el acusar a alguien de “hablar sin pensar” o de no saber el respeto que merece una silla presidencial cuando una de sus declaraciones más grandes fue “Ya hoy hablo libre; ya digo cualquier tontería, ya no importa. Ya. Total, yo ya me voy”. Cuando nunca demostró respeto alguno a su puesto, a su país, a la figura presidencial, al cargo que ostentaba.

Para hablar, para criticar, para acusar, se necesita, ante todo, congruencia.

El comal le dijo a la olla.

Voy vengo.

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