El maestro del suspenso

“La extensión de una película debe ser directamente proporcional a la resistencia de la vejiga humana” Sir Alfred Hitchcock.

16 de octubre, 2015

“La extensión de una película debe ser directamente proporcional a la resistencia de la vejiga humana” Sir Alfred Hitchcock.

Termina la primera quincena del mes, a estas alturas ya debemos estar perfectamente acostumbrados a octubre, pero no se encariñen mucho con él que pronto acabará… Dure lo que tenga que durar, es el pretexto ideal para escribir sobre uno de los más grandes directores de cine que han existido: Sir Alfred Hitchcock “El maestro del suspenso”.

Y en esto del suspenso cabe hacer la aclaración, porque muchos lo confunden con terror. Y cabe la aclaración porque desde hace varios años el género del terror está plagado de pésimas películas que inexplicablemente tienen secuelas: en el cine segundas y terceras partes, en mí, náuseas y vómitos ante la pésima calidad. Y es que el género ha evolucionado (…) enormemente desde la primera adaptación de Frankenstein en 1910, hasta el gore más sangriento y repulsivo de nuestros días. Soy un fanático del género, pero son muy pocas las obras que realmente valen la pena dentro de él, y es que los autores caen en el exceso de sangre, de muerte y de monstruos olvidando el principio básico del terror: el suspenso. Que si bien no todo suspenso es terror, sí todo terror debería estar basado en él para poder mantener al público donde se quiere, y para ello nadie como Hitchcock.

De hecho esta es una de las reglas básicas del director inglés. Decía que “El espectador debe tener más respuestas que preguntas”. Para él no se trataba de tener al público ignorante y dejar que lo sorprendieran las amenazas, cosa que pasa mucho en el gore, sino que le daba información sobre cuándo o cómo podría estar el peligro, aunque después diera un gira, y de esta manera logra el suspenso, que puede extenderse prácticamente todo lo que el director quiera, a diferencia del terror, donde se logra un susto que dura sólo unos segundos.

No cabe duda que esto fue gran parte de su éxito y, aunque en un principio fue fuertemente criticado por ser un director “comercial”, más aún cuando se trasladó a Hollywood, con el tiempo se convirtió en el cineasta de culto que es hoy en día. Y en efecto era comercial, no le preocupaba hacer obras de arte, conocía al público, sabía lo que le atraía y le daba lo que quería: “El cine es un espectáculo y el público es el destinatario”. Sabía que el único y mejor crítico era el público. Mantuvo los argumentos siempre simples y con ello logró la genialidad, tal vez uno de los mejores ejemplos lo vemos en Rear Window (1954), donde con una sola locación y un inmóvil personaje, acompañado por la bellísima Grace Kelly (aunque a diferencia del director, a mí no me atraen las rubias), logra generar tensión y captar la atención del espectador. Hizo gran uso de su imagen para promocionar las películas, aparecía en los trailers, sus cameos se convirtieron en un sello distintivo, hizo series de televisión. En su obra más famosa Psycho (1960) hizo uso del suspenso desde la filmación, no reveló ni un detalle sobre la trama hasta el final y obligó a los actores a lo mismo.

Iniciado en el cine mudo, sabía que los diálogos generalmente son inútiles, sobre todo en las escenas de mayor tensión e importancia, además de ello decía que “el sonido puede ser tan importante como la imagen”. Principios que deja claros en la famosa secuencia de la regadera en Psycho, o en The birds (1963), cuando Tippi Hedren es atacada en una de las escenas finales.

Sabía perfectamente la importancia de los encuadres y de sus efectos en las emociones de los espectadores, conocía sobre psicología del color y su importancia como parte del lenguaje, es pionero en usarlo, ejemplo de ello lo vemos en una de sus más grandes obras Vértigo (1958). Incluso en las películas en blanco y negro usaba la iluminación con el mismo objetivo.

Comercial o no, Hitchcock figura sin lugar a dudas como uno de los directores más grandes e influyentes. Sus técnicas se ven aprendidas en directores posteriores, marcaron definitivamente el suspenso, terror, la comedia negra y son estudiadas en las escuelas de cine. Su obra pasó a la historia y será vista por generaciones enteras. Vértigo, fue considerada en 2012 como la mejor película de todos los tiempos, desbancando a la hasta entonces reina Citizen Kane (1941) del gran Orson Wells.

Perfeccionista hasta el último detalle, parodiado hasta el cansancio, criticado, imitado y mitificado, Hitchcock será siempre “El maestro del suspenso”. A pesar de nunca lograr un Oscar como director, pasó a la historia como uno de los grandes cineastas. Del cine mudo al sonoro, de blanco y negro al color, seguirá dejando al público boquiabiertos con su magia. Tal vez lo único más famoso que sus obras sea él mismo. Hacer una lista sería imposible y subjetivo, pero si he de recomendar sus películas, además de las mencionadas, tendría que enlistar forzosamente Strangers on a train (1951) y Frenzy (1972).

 “A cualquiera le gusta un buen crimen, siempre que no sea la víctima”.

Voy vengo.

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