De la inmortalidad del cangrejo

“Porque al fin, vos seríais sin duda tan joven como yo si os fuera posible andar hacia atrás como el cangrejo” (Diálogo entre Hamlet y Polonio. William Shakespeare)

8 de mayo, 2015

“Porque al fin, vos seríais sin duda tan joven como yo si os fuera posible andar hacia atrás como el cangrejo” (Diálogo entre Hamlet y Polonio. William Shakespeare)

La mitología griega cuenta que Zeus platicaba con un cangrejo quien le explicaba que al caminar de lado engañaban al tiempo, lo que los hacía inmortales. La filosofía dice que al no tener consciencia de sí mismo, no es consciente de que su existencia acabará, por lo tanto, es inmortal. Absorto estaba yo en estos pensamientos cuando dieron un giro, un cambio de personaje. Pensaba ahora en la inmortalidad del hombre. ¿Qué pasaría si nuestra existencia fuera infinita?

Siempre ha llamado mi atención el funcionamiento del cerebro y el comportamiento del ser humano, seguramente de ahí que haya estudiado Comunicación y me haya inclinado hacia la publicidad y mercadotecnia. Desde hace varios meses me he ido adentrado en las neurociencias y el tema me ha apasionado. Entender el pensamiento humano, saber qué parte del cerebro es la que se activa ante cierto estímulo, e incluso conocer un poco sobre qué afecta cierta enfermedad es simplemente increíble.

¿Será que si al igual que el cangrejo, no tuviéramos consciencia de nosotros mismos seríamos en verdad inmortales? ¿Es nuestra mente la que nos hace finitos y pone límite a nuestra existencia? Son el cerebro humano y el universo los dos misterios más grandes que existen para el hombre y hay entre ellos una conexión extraordinaria: en la Vía Láctea hay aproximadamente cien mil millones de estrellas, misma cantidad de neuronas que hay en nuestro cerebro. He ahí por qué se ha convertido en un reto tan grande para la ciencia, no hemos logrado comprender ni la mitad de lo que pasa en nuestra mente.

Sin embargo los avances científicos son enormes y muy rápidos, gracias a escáneres cerebrales, cascos, electroencefalogramas y otros métodos, se ha logrado tener cada vez más imágenes y lo que antes era tema sólo de la ciencia ficción se está convirtiendo poco a poco en realidad. Es muy probable que llegue el día en que todo lo que hemos visto en cine terminemos viviéndolo realmente.

Sin entrar en muchos detalles me gustaría reflexionar sobre el tema (Recomiendo ampliamente el libro El futuro de nuestra mente, de Michio Kaku, ed. Debate). Los avances tecnológicos han permitido, por ejemplo, grabar recuerdos y hacer videos de nuestros sueños. Si esto se logra desarrollar, en un futuro se podría estar hablando de implantar recuerdos o conocimientos en el cerebro humano (Matrix), o transferir experiencias entre personas tan sólo con la mente (Brainstorm). Los físicos y neurocientíficos hablan sobre telepatía, telequinesis, e incluso se trabaja en alguna droga que ayude a expandir el potencial de la mente (Lucy, Limitless). Si el experimento de grabar recuerdos se desarrolla lo suficiente, algún día podríamos pensar también en trasladar la mente humana a una computadora (Trascendence, Lucy). ¿Suena tonto, absurdo, exagerado, ilógico, paranoico? Probablemente, porque hasta ahora sólo lo hemos visto en el cine de ciencia ficción, pero no lo es, todas estas investigaciones se están llevando a cabo, aún son algo lentas, pero de gran éxito.

Estos alcances científicos pueden ser increíbles, principalmente en el caso de la medicina. Supongamos que finalmente se logre controlar la creación y transferencia de recuerdos, podría significar el fin de una enfermedad tan complicada y degenerativa como el alzheimer. Actualmente hay grandes avances con chips que pretenden implantarse en el cerebro para ser manipulados mentalmente y lograr el movimiento de algún cuerpo externo, lo que ayudaría en el caso de pacientes con ciertos tipos de parálisis; controlar el cerebro de manera que logren extraerse imágenes o recuerdos y ser sustituidos ayudará a controlar y disminuir alucinaciones propias de la esquizofrenia y otras enfermedades psiquiátricas, y las mágicas pastillas que pretenden expandir el uso del cerebro apoyarían en el campo de la educación, sobre todo en personas con problemas de aprendizaje.

Pero seamos honestos, el ser humano no se conforma, siempre quiere más, si puede controlar el cerebro por completo buscará hacerlo. Si puede jugar con la mente lo hará y si encuentra la fórmula de la inmortalidad la desarrollará. Al final ¿qué es lo que nos ha llevado a estos experimentos? Precisamente el ser conscientes de nosotros mismos, de nuestra existencia, nuestra mente y nuestras limitaciones. Personalmente lo veo también de otra manera: lo que ha motivado al hombre a esto es su egoísmo y egocentrismo, no podemos vivir con la idea de llegar al final, no soportamos el hecho de que nuestra vida tal vez no tenga ninguna trascendencia para el mundo, no podemos vivir sabiendo que somos sólo seres efímeros y momentáneos.

Todos estos avances científicos son increíbles, me parece maravilloso poder disminuir el sufrimiento o limitación de una persona mientras sigue en este mundo e incrementar la calidad de vida. El problema como dije es que somos seres humanos y siempre queremos más. Imaginen lo que pasaría si un día logramos encontrar en la farmacia pastillas de aprendizaje, supongamos por ejemplo que compro una caja de administración, una inyección de arquitectura o unas cápsulas de abogacía. Ya nada representaría un reto para nosotros, no existiría algo por lo cual nos esforzáramos, ¿para qué estudiar si lo puedo obtener con pastillas? Caeríamos en la mediocridad y en la ley del mínimo esfuerzo, no se lograría nada por la pura satisfacción personal. ¿Si se consigue la implantación de recuerdos en el cerebro? ¿Alguno de ustedes confía en el gobierno? ¿Acaso no podría ser usada esta tecnología para implantar falsos recuerdos e inculpar, por ejemplo, de algún crimen no cometido? Piensen en lo que pasaría si finalmente lográramos crear seres humanos de probeta, con modificaciones genéticas y características específicas (Un mundo feliz, Aldous Huxley), todos tendríamos, ahora sí, un rol específico en la sociedad, la diferencia con lo que pasa hoy en día es que no podríamos aspirar a nada más, ni siquiera pensaríamos en ello.

Me pregunto qué pasaría si el argumento de Trascendence fuera real. Los alcances de transferir toda nuestra mente a una computadora y por ella a la red. Finalmente lograríamos la inmortalidad, ser perpetuos. ¿Como para qué? ¿Con qué finalidad? ¿No nos es suficiente con 50, 70, 90 años de vida? Aún si viviéramos eternamente no encontraríamos las respuestas que nos han atormentado desde el principio de la humanidad, los hombres seguiremos sin entender a las mujeres y ellas a nosotros, nos seguiremos sorprendiendo de la facilidad con la que se divierte un niño, seguiremos sin saber quién nos puso en este mundo y por qué demonios estamos aquí. El día que el hombre logre la inmortalidad querrá morir porque seguirá sin saber qué hay después de la vida…

En fin, sólo pensaba. Lo bueno es que todavía tenemos caducidad.

Voy vengo.

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