EPN resuelve la tragicomedia entre KIA y “El Bronco”

Finalmente, y casi de manera encubierta...

26 de abril, 2016

Finalmente, y casi de manera encubierta, no sólo por la poca publicidad que se dio al tema sino por la poca información del contenido del arreglo, fue el Gobierno Federal el que resolvió el grave conflicto de intereses entre la empresa armadora de automóviles KIA y el gobierno de Nuevo León.

El problema explotó porque el gobernador Jaime Rodríguez, “El bronco”, se nego tajantemente a cumplir los excesivos estímulos que su antecesor, Rodrigo Medina, otorgó a la subsidiaria de Hyundai a cambio de instalarse en Nuevo León.

Aunque el gobernador esgrime que Nuevo León no tiene la capacidad para cumplir los ofrecimientos que en su momento se firmaron, tampoco se descarta que la actitud del mandatario obedezca a intereses electorales, a una estrategia mediática para atraer reflectores sin importar la envergadura de la cuestión.

Esto provocó que la coyuntura llegara a tal nivel que, ambas partes estuvieron a punto de acudir a los tribunales y, en el caso de KIA, no sólo a los nacionales, lo cual por supuesto hubiera escalado dicho entuerto a un grado de escándalo.

Hace unas semanas, durante la visita de la presidenta de Corea a México, coincidiendo no necesariamente de manera casual, independientemente de la agenda bilateral el Presidente Peña Nieto se comprometió a resolver algunas de las asignaturas convenidas para la instalación de la planta armadora.

Entre otros temas que no se han hecho públicos está, por ejemplo, la construcción de dos carreteras de acceso y comunicación con un costo aproximado de 30 millones de dólares cada una, con cargo a las finanzas federales.

Derivado del acuerdo entre la presidenta coreana y el mandatario mexicano, KIA continuará con su proceso de apertura de manera normal, si bien la fecha de inauguración ha tenido que modificarse debido al retraso provocado por esta situación, el Gobierno Federal ha dado a la empresa y al gobierno coreano, las garantías suficientes para lograr ese propósito.

Visto así, el gobierno mexicano no necesariamente en apoyo político al gobierno neoleonés, sino por su propia obligación, tuvo que entrar al rescate porque los perjuicios que se hubieran derivado del capricho del “Bronco” sin ninguna duda implicaban daños mayúsculos en muchos sentidos.

Reconociendo que Rodrigo Medina se excedió en los ofrecimientos, en su desesperada búsqueda por ganar la guerra que Nuevo León sostuvo con otras entidades para lograr el establecimiento de la armadora coreana, no se puede hacer de lado que los compromisos tienen un carácter institucional y no personal.

A su vez, Jaime Rodríguez Calderón también se sobrepasó al pretender obstruir la apertura de Kia, no sólo desde el punto de vista formal,  ya que no se puede negar que la inversión coreana tendrá un impacto trascendente para la economía de esa entidad, además de que su actitud representa una mala publicidad para todo el país, en momentos en que la inversión extranjera es fundamental.

Aun cuando todo indica que el problema ha quedado resuelto, este episodio deja grandes experiencias para el análisis, que obligadamente tendrán que ser puntos de referencia en lo subsecuente en materia de promoción de inversiones.

Más allá de lo que señale el marco legal vigente federal y de los estados, se entiende que hoy es urgente vigilar los preceptos que rigen dicha circunstancia, puesto que ya no se puede transitar en la materia en la discrecionalidad.

Primero porque la autoridad tiene que ser muy clara y transparente en cuanto a los beneficios y concesiones  que ofrece a las empresas, sobre todo extranjeras, como argumentos de estímulo, para no extralimitarse en sus facultades.

También porque es evidente que no hay un piso parejo, la diferencia entre lo que se promete y concede a las empresas extranjeras en comparación de lo que se ofrece a las nacionales es simplemente abismal.

Eso además de ser ilógico resulta a todas luces injusto, incluso podría llegar a ser hasta ilegal, sin demérito de que esa discrecionalidad y la falta de transparencia, son elementos que favorecen la corrupción.

De hecho, ni siquiera el Gobierno Federal, con excepción del tema de la construcción de las dos carreteras, ha atinado a anunciar y explicar, cuáles serán los demás estímulos que dará a KIA.

Aun y cuando hay que reconocer que gracias a la oportuna intervención del Poder Ejecutivo se pudo atender y resolver el conflicto entre la armadora coreana y el gobernador de Nuevo León, igualmente es primordial conocer los términos del acuerdo, que parecerían tener tintes clandestinos.

Reza la sabiduría popular que “no se deben hacer cosas buenas que parezcan malas, ni malas que parezcan buenas” ni siquiera cuando se trata de salvar una situación tan complicada y que innegablemente pudo alcanzar grados dramáticos para nuestro país.

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