En Coahuila tiene que perder el PRI, para que gane el PRI

En la columna anterior, analizamos la perspectiva electoral del Partido Revolucionario Institucional...

17 de enero, 2017

En la columna anterior, analizamos la perspectiva electoral del Partido Revolucionario Institucional, de cara a la elección de las tres gubernaturas en competencia para este 2017.

En principio, nos avocamos al caso del Estado del México y apuntábamos que ese proceso le representa al PRI un escenario estratégico de sobrevivencia, ante el complejo panorama que le espera el año siguiente.

Sin embargo, y a pesar de la trascendencia de la sucesión gubernamental mexiquense, los acontecimientos políticos recientes en Coahuila han encendido alarmas sonoras y están acaparando la mayor parte de la atención tanto de la cúpula priista, como de los demás partidos, en principio de cuentas, debido al rompimiento entre los hermanos Rubén y Humberto Moreira, el primero gobernador en funciones y el segundo su antecesor.

El motivo fundamental se origina en un desacuerdo para la designación del candidato de su partido a la gubernatura, toda vez que Rubén ha decidido imponer a Miguel Riquelme alcalde de Torreón.

El mayor mérito de Riquelme fue haber servido de cupido entre el mandatario y su actual esposa, la diputada federal por Hidalgo Carolina Viggiano, a quien se vincula políticamente con el grupo del secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong.

Carolina Viggiano ocupó las secretarias de Desarrollo Social y de Planeación en el gobierno de Hidalgo y después fungió como presidenta del Tribunal Superior de Justicia de la entidad. En su momento, fue precandidata de su partido para la gubernatura, pero la postulación recayó en Omar Fayad Meneses, quien a la postre obtendría el triunfo en la elección.

La innegable influencia de la primera dama ha sido el factor fundamental para que Rubén Moreira se decantara por Riquelme, provocando un enfrentamiento con su hermano Humberto, situación que llevó al ex dirigente nacional del Revolucionario Institucional a pretender hacerse de la nominación para la alcaldía de Saltillo, pero ante la negativa de su hermano y del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, a optar finalmente por una diputación local.

Sin embargo, dicha candidatura está planteada a través del Partido Joven, organización local auspiciada y creada ex profeso para mantener posiciones para Humberto Moreira a través de una alianza con el mismo PRI.

El asunto es que después del anuncio formal de su intención de postularse al Congreso local, Humberto recibió un mensaje contundente de Enrique Ochoa Reza mediante el cual se le informó que el PRI no lo apoyaría y de ser necesario provocaría la cancelación de la coalición que sostiene con el Partido Joven de Coahuila.

Los diferentes emisarios enviados por Ochoa Reza le señalaron, incluso, que de persistir en su objetivo se vería expuesto, no sólo a tener que enfrentar acusaciones relacionadas con su polémica gestión como gobernador, sino que llegado el momento sería el propio régimen quien iniciaría procesos legales en su contra, derivados de las indagatorias que se llevaron a cabo en su momento y que en esa ocasión no procedieron.

La respuesta de Humberto ha sido en franco tono beligerante, retando abiertamente a Ochoa Reza, dejando ver que no sólo competirá en la elección, sino que adicionalmente lo hará directamente en contra del PRI.

Pero el conflicto entre los hermanos no es la única arista que fragmenta la unidad priista coahuilense, ya que ante la virtual imposición a favor de Riquelme, el diputado federal Javier Guerrero renunció a su militancia para ser candidato independiente a la gubernatura.

Guerrero ha sido cuatro veces diputado federal y se le consideraba como el aspirante mejor calificado, su escisión no es individual, representa a un número importante de corrientes, determinadas a poner fin al hoy fragmentado cacicazgo familiar de los Moreira.

Son muchas las expresiones, tanto de los grupos políticos como de la clase empresarial, que rechazan una extensión de poder a favor del clan Moreira, lo que hace prever un voto de castigo suficiente para derrotar al candidato nominal priista.

En todo caso, la postulación de Guerrero García no necesariamente supone una fricción completa, más bien lo que se deduce es que es parte de un plan de alcance local como de orden nacional para conservar la entidad en una vía alterna.

El objetivo es que el PRI mantenga la gubernatura, pero no a través de Rubén Moreira, precisamente por ello Guerrero se presentará como independiente, sin optar por abanderar a otro partido.

Ha trascendido que desde su renuncia, Guerrero ha estado recibiendo incontables muestra de simpatía y apoyo, pero sobre todo el respaldo de importantes figuras del propio priismo.

El propósito es que en Coahuila no gane el PRI, para que quien obtenga el triunfo y la gubernatura sea otra versión del mismo PRI, aunque lo parezca no es una contradicción.

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