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¡Deténgansen, deténgansen! (no es alemán, es mexañol de Tabasco), es decir: ‘pérense y detrás de la raya, porque vamos a palabrear. A falta de “fuentes...

19 de marzo, 2020

Federico Cabrera

¡Deténgansen, deténgansen! (no es alemán, es mexañol de Tabasco), es decir: ‘pérense y detrás de la raya, porque vamos a palabrear.

A falta de “fuentes fidedignas”, paso a autocitarme tal y como lo publiqué en mi “feisbuc”: “Me había tocado sentirme mal, sin que otros lo sintieran. Y que otros se sintieran mal, sin que yo lo sintiera. Pero ¡nunca! sentirme mal, cuando otros se sienten mal; y que otros se sientan mal, cuando yo me siento igual. ¡La vida es pareja!” (“molestia” aparte, pero creo que ¡la bordé!).

El caso es que –“provocado” o autorreproducido por selección natural– El Virulais, pomposamente llamado Covid-19, puso a bailar a Urbi et Orbi (a la ciudad y al mundo).

Según acusan las “malas trompas”, El Virulais, Made in China ¿¿..?? –Igual pudo salir de la Cedemeaquís o de Maralago, wherever it is!– calladito, calladito comenzó a pegarnos en la salud; esa que ¡tanto damos por merecida! y –como en el caso de “las Señoras” – no se le toma en cuenta, hasta que un día ¡se va!

Pero como al parecer, aparentemente su “campaña sanitaria” no iba a pegar lo suficiente, no tardaron políticos, allegados, mantenidos, solapados y trepadores por agarrarlo de pretexto e “inocular” con El Virulais a la economía del mundo; la cual ya venía tocada de muerte desde el mismo día en que nació.

¿Con dos que se quieran, con uno que coma basta? ¡No Wey! No es lo mismo darles de comer, bienes y servicios –sobre todo médicos– a 2600 millones (Censo postguerra, 1950); que darle batería a casi 8000 millones (2020). El caso es que se juntó el hambre con las ganas de comer. Los arrebatos sobre la mesa para ver quién se lleva la pata del pollo, saltan a la vista. Mientras “más pelados” ¡más avorazados!

Ya lo decía Pepe (Ortega y Gasset, pa’servirles): “A nadie le duele la muela del vecino”. Así sea “sangre de tu sangre o hueso de tus huesos”. No nos sorprendamos: Nuestra “indiferencia” es parte de nuestra Naturaleza.

¡Compruébalo! ¡Infeliz Viene Viene, iletrado trapeador de banqueta! Habemos ¿¿?? “cientos de miles de millones” dispuestos a ¡dar la vida por los demás!

Eso no lo dudo. Pero los “atascamientos” en los puntos de venta de ¡todo el mundo!, están demostrando todo lo contrario.

No son competencias, pero dudo que los más de 60 millones de muertos (¿Quién los contó?) durante la II Guerra vayan a alcanzarse esta vez. Ni falta que hace. Con menos de 10 mil fallecimientos –que hoy se le quieren achacar al “Cártel del Virulais” – es más que suficiente para que todos estemos temblando. Incluyendo al “de la tecla”; semirecluido en el sur de la Florida; con una gripa leve, sorda, recurrente, que ha venido y se ha ido desde hace más de un mes. ¡Nada de qué alarmarse!, pero sí mucho en qué pensar.

Sí. Siento “incertidumbre”. Aún no llego al miedo; aunque lo primero ya es bastante. Pero no deja de ser tormento de los seres humanos, desde que cobramos más o menos conciencia de que “existimos”. “Sensación y emoción” –por supuesto y sin querer adornarme– que ¡comienza en mí!, sintiendo y pensando en mí; antes que en los demás. Sin que ello me impida pensar y sentir respecto a mis seres ¡Amados y Queridos!

Igual y ya va siendo hora de que corra a abrazarlos y besarlos… ¿¿?? ¡En la madre!, “de lejitos”. No se puede, por esto del “distanciamiento social” ¿Estará de moda?

Mejor ¡Nomás se los digo desde aquí!, democrática y virtualmente:

¡LOS AMO!

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