Porque sí, estamos en la recta final del tercer trimestre de este año, el otoño dará inicio próximamente y le seguirá el invierno que dará paso a la Navidad y la celebración de un año nuevo. Bien por los que han sabido aprovechar el tiempo al máximo, mal por los que se han quedado sentados viendo cómo transcurre la vida mientras deciden qué hacer, pues de ellos no será la fortuna ni la satisfacción de los sueños cumplidos, esos por los que vale la pena levantarse cada día, como tampoco podrán disfrutar de los milagros que ocurren a nuestro alrededor como el amanecer, la puesta del sol, la germinación de una semilla o la planta en flor, la luna llena (por cierto, se acercan las de octubre que dicen, son las mejores) o la paz del mar (sin huracán); son esas almas tristes, lúgubres, pesimistas y un tanto amargadas que han perdido la fe y ¡¿cómo no perderla?! Si llevamos nueve meses en una montaña rusa que sólo parece ir en picada sin posibilidad de subidas.
Del honorable Quinto Informe de Gobierno mejor ni hablar porque pasó sin pena ni gloria, aunque dio mucha tela de donde cortar a los analistas políticos, opositores y virtuales candidatos que empiezan a resurgir como Ave Fénix de entre las cenizas o a cambiar de partido, para acabar pronto y es que si en algún momento de la historia de México era posible darle un voto de confianza a los políticos, hoy en día parece una burla lo que se atreven a presentar como “informe de resultados”, porque si se hiciera una auditoría seria y formal, resultaría más de una inconsistencia, pero dejemos eso para diversión de los que gustan jugar a fiscalizar al gobierno.
La cuestión es que estamos cercanos al cierre trimestral y entre Franklin, Harvey, Irma y Lidia no hemos podido disfrutar de los rayos del sol (aunque provoquen cáncer de piel) y no sólo eso, el número de víctimas va en aumento tanto en el extranjero como en nuestro país y para los habitantes de la Ciudad de México; nada más hay que preguntar a los inocentes que osaron inaugurar el paso a desnivel de Mixcoac-Insurgentes y que en menos de una semana se inundó, o los que se quedaron varados en el metro a causa de las inundaciones al interior del mismo, y es que a pesar de que algunos lo siguen negando, el cambio climático está aquí y ahora provocando que los fenómenos naturales habituales se conviertan en catástrofes que cada vez cobran más vidas humanas y que requieren de mayores recursos para resarcir los daños causados; sin embargo, los intereses creados por las esferas del poder pesan más que el bienestar de la población mundial.
El verano está a punto de concluir entre tormentas y huracanes, homicidios y asaltos, corruptos y ladronzuelos, magnates y delincuentes y cabe la pregunta: ¿Hasta cuándo veremos la luz?
El reto es justamente no perder la fe y la esperanza a pesar de que parece no tener para cuando salir al sol y conviene recordar que siempre existe una forma de aportar un granito de arena para el bienestar de la humanidad, lo importante es empezar por uno mismo para que, (lo haya dicho quien lo haya dicho) seamos el cambio que queremos ver en el mundo y para ello, hace falta voltear la mirada hacia al interior no en un sentido egoísta sino para tener un punto de partida, como reza el proverbio chino: “antes de salir a cambiar el mundo, da tres vueltas por tu casa.”
Foto: Facebook
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