Los cambios vertiginosos nos hacen mirar al pasado y darnos cuenta de que inevitablemente vivimos en una época muy distinta que conserva algunos tintes del ayer y en cambio, ha borrado otros matices y colores para dar paso a otros nuevos. De eso se tratan estas breves cápsulas del tiempo: de dar constancia de la transición que estamos viviendo y quizá dentro de un tiempo será divertido notar la distancia que nos separa. En la presente cápsula del tiempo echaremos un vistazo a la evolución de un entretenimiento para chicos y grandes que ya es parte de una colección de museo: las historietas.
Tira cómica
Del inglés comic strip, la tira cómica es la narración de una historia con imágenes. En México, diarios como El Nacional y Novedades (ambos desaparecidos) fueron de los más codiciados por el suplemento de cómics que incluían cada domingo. A decir de los expertos en el tema, aunque se ha denominado como noveno arte recientemente, las pinturas rupestres que contaban historias con dibujos pueden considerarse como antecesoras de la historieta.
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Carlos Monsiváis, asiduo al noveno arte dejó un acervo de alrededor de 7000 publicaciones pues conocía el valor de dichas publicaciones para la cultura popular, así como el contenido social, político, de crítica y de pensamiento que ahí se concentraban y es que las firmas de Abel Quezada, Gabriel Vargas, Yolanda Vargas Dulché y José G. Cruz; entre otros, dieron forma a la narrativa gráfica mexicana de aquél tiempo.
Pepín y El Chamaco creados en los años 30´s y desaparecidos en los 50´s fueron semilleros para la época de oro de la historieta mexicana pues también se gestarían grandes personajes como Fantomas, Los Súper Locos y posteriormente, Jilemon y La Familia Burrón. La influencia de los personajes que ahí surgieron para la cultura popular es tan relevante como el término cuquis que alude a la Tía Cuca y que es el equivalente al término fresa de hoy.
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El género melodrámatico no podía faltar y de hecho, fue el más exitoso en México, muestra de ello es la Historia de una Mujer publicada por la cigarrera el Buen Tono a inicios de 1900. Las grandes figuras del cine mexicano estuvieron presentes en las historietas de este género, mismas que fueron la pauta de las radionovelas, telenovelas y también las fotonovelas.
La sátira y la comedia se abrieron paso con Mafalda, Penauts, Dick Tracy, Garfield o el Príncipe Valiente. En México, el autor de historieta más importante (vivo aún) es Rius quien creó Los Supermachos y Los Agachados aunque hoy sea más conocido por su prolífica obra editorial pero todo su trabajo es un retrato político y social de nuestro país, el cual sigue vigente a pesar de que su primera publicación fue en la década de los 50´s.
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La ilusión que representaba para una niña a mediados de los años ochenta leer en el periódico las historietas gráficas es algo que ha dejado de existir pues éstas desaparecieron hace varios años a la par de la niña que hoy es adulta pero que recuerda de forma especial lo que para ella significaba que llegara el día domingo, esperar que su padre comprara el periódico y sentarse cómodamente después de almorzar, a leer sus historietas. Una imagen que sin duda, parece sacada de un cuento infantil.
Les dejo pues algunas reliquias que espero disfruten y cuando puedan y si también son adictos al noveno arte pueden visitar la Sala Carlos Monsiváis en la Biblioteca de México, donde podrán revisar algunos ejemplares de su acervo.
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Fuentes
Wikipedia
Exposición “Colección de Historieta Carlos Monsiváis” en Biblioteca de México, La Ciudadela. Agosto, 2016.
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