Y así, casi sin sentirlo nos encontramos en plena celebración por el Día de San Valentín, lo que significa que además de las románticas demostraciones de amor y amistad por doquier, de largas filas en centros de reunión y entretenimiento y de una lluvia de globos y flores, han transcurrido 45 días de este año (que empieza a perder sus tintes de nuevo) de un plumazo sin que el panorama socioeconómico y político nos dé tregua.
¿Con melón o con sandía?
A finales del pasado mes de enero, empezó a circular por Twitter la convocatoria a una marcha identificada con el hashtag #VibraMexico programada para el domingo 12 de febrero para defender los derechos de todos y todas, exigir el buen gobierno que merecemos y celebrar el orgullo de ser mexicano (a), apartidista, pacífica y respetuosa, convocada y respaldada por un grupo formado por organizaciones de la sociedad civil, instituciones educativas y asociaciones empresariales. Dos semanas después, Isabel Miranda de Wallace, Presidenta de la Asociación Civil Alto al Secuestro convocó también a una marcha el mismo día y a la misma hora para hacer un frente común y apoyar a Peña Nieto frente a Trump. Ambas marchas se descalificaron una a la otra en un principio y al final, tuvieron un tibio acuerdo para unir esfuerzos y reunirse o en palabras de Denise Dresser (una de las voceras convocantes): “marchar juntas pero no revueltas”.
Lo cierto es que como siempre, la falta de información y la apatía dividieron la oportunidad que se tuvo para demostrar que realmente somos un país unido y que sabemos exigir nuestros derechos, aunado al hecho de que una vez más y al igual que las prácticas políticas de nuestros gobernantes ambos movimientos se mostraron lejanos a la ciudadanía a pesar de tener objetivos claros y quizá el asunto fue que la convocatoria surgió entre la cúpula de intelectuales de alto nivel del país y de asociaciones civiles que aunque lo nieguen, tienen preferencias políticas ¿y los ciudadanos de a pie? ¿El jornalero que trabaja todos los días y percibe un salario mínimo o la ama de casa que ha recortado su presupuesto diario ante el incremento de precios o el taxista que ha perdido clientela por el aumento de la gasolina? Algo falló en la comunicación que los casi 9 millones de habitantes en la Ciudad de México no salieron a manifestarse porque a final de cuentas: ¿para qué sirve una marcha? la misma señora Dresser lo sabe pero no lo explica claramente y lo que pudo ser una magnífica movilización masiva terminó en un mitin de élite, ¿por qué no salir a las calles y hacer la convocatoria? Y sí, la confusión generada por dos marchas en una o una dividida en dos dio como resultado la falta de participación; y aunque usted no lo crea en contraste, los centros comerciales y restaurantes estuvieron a tope en víspera de San Valentín como una forma de decir: “prefiero salir y comprar porque la vida sigue que manifestarme porque no me queda claro si estoy con melón o con sandía”.
Total que han sido días de intensa presión política que no cesa, el gasolinazo ese que prometieron se ajustaría según el precio del dólar no ha disminuido a pesar de la baja que ha mostrado en los últimos días y eligieron la salida fácil: postergar el incremento anunciado para los primeros días de febrero, habrá que ver cómo resuelven el programado para el día 15 de este mes. Por su parte, el señor Mancera ha vuelto a anunciar que no habrá incremento en las tarifas del transporte y entre tanto, los taxistas siguen pidiendo el ajuste aunque la mayoría opina que el aumento les juega en contra pues los usuarios se reducen aún más, lo cual les impacta al menos de 3 a 4 meses hasta que todos “se hacen a la idea” otra vez.
Finalmente, comentaré respecto al reciclaje de la campaña Hecho en México, cuya primera aparición fue durante el sexenio de Luis Echeverría (1970-1976) y que nos muestra una vez más, la incapacidad de nuestros dirigentes para hacer avanzar al país pues cuatro décadas después el panorama no es muy distinto e incluso es más complicado pues somos totalmente una sociedad consumista que ha aceptado la entrada de marcas internacionales, así que lo realmente hecho en México se ha ganado la etiqueta de chafa y fuera de moda y para muestra todo lo que compramos en el supermercado a pesar de ser más costoso que en el mercado local o el tianguis (aunque esa es otra historia), decirle adiós a lo americano para decirle hola a lo cien por ciento mexicano no es sólo una cuestión de unidad y de bolsillo sino de percepción e incluso de cultura pues basta con darse una vuelta por cualquier plaza comercial de las que hay por todas partes o preguntar a un adolescente los nombres y marcas de los productos que usa para confirmar que lo hecho en México quedó en el olvido hace mucho tiempo atrás.
¡Se lo dejo de tarea!
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