“…Ya me voy me lleva el metro por un peso hasta taxqueña
Si en dos horas no regreso guárdeme una tumba aquí…”
Voy en el metro, Chava Flores
Fue un 4 de septiembre de 1969 cuando Gustavo Díaz Ordaz y Alfonso Corona del Rosal, entonces Regente del Distrito Federal, inauguraron la Línea Uno del metro en su tramo inicial de Chapultepec a Zaragoza. Desde entonces han pasado cuarenta y seis años y el sistema de transporte colectivo sigue prestando servicio diariamente a millones de usuarios a través de sus 12 líneas, transportándolos de norte a sur y de oriente a poniente de la ciudad.
El metro ha inspirado algunas canciones, ha sido el personaje principal del cine y la literatura, escenario de músicos y oradores, refugio de personas vulnerables (indigentes), recinto cultural para exposiciones, murales y restos arqueológicos, albergue de libros, túnel de la ciencia y un transporte de aventuras para niños y niñas de entre seis y doce años, cuyas historias han quedado plasmadas en una Antología que se editó con motivo del 44 aniversario.
Del otro lado del andén existe un servicio de transporte que el paso del tiempo no ha perdonado y que hoy encontramos saturado, ruidoso, sucio, grafiteado, saqueado, desgastado, averiado y hasta peligroso por el índice de asaltos, disturbios y accidentes que se reportan casi a diario.
Todos hemos pasado alguna vez por el entramado de torniquetes, escaleras, taquillas, andenes, vagones y transbordos que encierra el metro y hemos sido fieles testigos de su crecimiento (¿o decrecimiento?), de forma tal que la deplorable situación en que se encuentra debería ser motivo de una seria movilización por parte de los usuarios que día con día pagan su boleto de ida y vuelta y que merecen recibir a cambio el mejor servicio. Sin embargo, pareciera que lejos de ser una prioridad en las agendas de los funcionarios, la apuesta es a que reviente cual bomba del tiempo y entonces sí, a río revuelto, ganancia de pescadores o mejor dicho, toda clase de intereses políticos y económicos.
En enero de 2014 se aprobó el incremento de tres a cinco pesos, bajo el argumento de que hacían falta recursos para el mantenimiento de la infraestructura y se nos vendió la idea de que el ajuste en la cuota traería beneficios principalmente para el usuario, los cuales se pueden consultar en el siguiente link: http://www.metro.df.gob.mx/organismo/sabiasquegracias.html y el avance en cada uno de ellos se encuentra en la página oficial del sistema. Dos de ellos llaman la atención de forma especial:
Incorporar 1,200 policías más para fortalecer la seguridad del Metro e inhibir el comercio informal en sus instalaciones. Según información oficial, este es un compromiso cumplido; sin embargo, los “ambulantes” siguen presentes en los vagones e incluso hace unas semanas hubo un serio enfrentamiento entre estos y policías. Aunque también, se han iniciado acciones para retirar todos los locales fijos que había en las estaciones para ampliar y recuperar espacios o, al menos, eso es lo que puede apreciarse en la Línea 2 que corre de Cuatro Caminos a Taxqueña.
Comprar e instalar un nuevo sistema de radiocomunicación TETRA LTE en trenes, estaciones y para el personal operativo, para tu seguridad. Aparentemente, ya se iniciaron los trabajos de instalación, los cuales concluirán en septiembre de este año y mientras ello ocurre, un alcance de trenes en la estación Oceanía el pasado 4 de mayo dejó no sólo a algunos heridos sino a un trabajador muerto durante las maniobras para retirar los trenes accidentados. Tras las primeras investigaciones, la versión oficial de lo ocurrido es que se trató de un “error humano”. Lo cual ha sido desmentido por el líder sindical del sistema al insistir que el tren se encontraba en malas condiciones para circular.
Vendedores ambulantes, accidentes de trenes, puertas abiertas de vagones en circulación, trenes desalojados en “horas pico” por fallas mecánicas y una Línea Dorada inaugurada con bombos y platillos que en poco tiempo tuvo serios problemas en su funcionamiento y que no sólo dejó de dar servicio parcialmente, sino que posiblemente no vuelva a activarse, dado lo complicado de las fallas y de lo mal que se hicieron los trabajos en su construcción, además de representar el mayor despilfarro de recursos de la pasada administración capitalina, son tan sólo algunos de los problemas que diariamente enfrentan los capitalinos y lo que reciben a cambio del incremento que se impuso al precio del boleto.
Decir que hemos sido afortunados y nunca nos ha tocado alguna mala experiencia durante un viaje en el metro no niega que lo demás ocurre y que más de uno tiene alguna historia poco agradable qué contar.
Como cereza del pastel, el Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, se reunió hace una semana con el líder del Sindicato Nacional de Trabajadores del Sistema de Transporte Colectivo (SNTSTC), Fernando Espino, y su Director General, Joel Ortega, para establecer acciones específicas en aras de mejorar el servicio que brinda el Metro, para lo cual se hará una inversión considerable, principalmente en los rubros de mantenimiento y circulación de los trenes. Habrá que esperar información complementaria al respecto, pues bien aplica la frase: “¿Dónde lo he escuchado antes?” y el cuestionamiento ¿De dónde saldrán los recursos?
Funcionarios llegan y se van, reuniones de trabajo van y vienen. Pareciera que lejos de garantizar una mejora, el Sistema de Transporte Colectivo va en picada pues aunado a todas sus problemáticas de operación, la división de intereses y de poder al interior de su administración, ha dejado ver los desacuerdos existentes entre el personal sindicalizado y de confianza. En medio, como siempre, los miles de citadinos que lidian con un servicio cada vez más problemático e inseguro.
Dadas las circunstancias, es inevitable sentir nostalgia al encontrarse con la publicidad que circuló previo a la inauguración del Sistema de Transporte Colectivo en la década de los 60 y que tanto prometía: “…Es así como el tren subterráneo contribuirá a colocarnos definitivamente entre las grandes capitales del mundo”
Sí, quizá en su momento y como todo, fue la “gran obra” y resolvió problemas de transporte en la ciudad. Sin duda, viajar en metro ahorra tiempo, reduce distancias y evita la contaminación, pero deja de ser la mejor opción cuando todos los males que le aquejan quedan por encima de las buenas intenciones por las que se creó.
Habrá que seguir de cerca los trabajos que a favor del servicio realizarán en conjunto autoridades capitalinas, administración, sindicato y trabajadores; verificar el cumplimiento de sus “promesas” y por nuestra parte, atender las recomendaciones previstas en el manual del usuario para que nuestro tránsito por él sea favorable.
“Por favor, permita el libre cierre de puertas. Gracias”
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Fuentes:
http://www.metro.df.gob.mx
http://www.metro.df.gob.mx/imagenes/organismo/44aniv/antologia.pdf
http://www.eluniversal.com.mx/ciudad-metropoli/2015/servicio-metro-mancera-proyectos-mejoras-1100864.html
http://www.metro.df.gob.mx/servicios/manualusuario.html
Imágenes:
Cortesía de “La Ciudad de México en el Tiempo” / Col. C. Villasana – R. Torres
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