“Quien quiere a su madre no puede ser malo.” – Alfred de Musset / Poeta francés.
La maternidad se ha convertido en motivo de polémicas, unos idolatran el rol materno mientras otros lo condenan o lo padecen, las feministas a ultranza luchan por una maternidad libre y por elección, no por imposición mientras que la ola de madres “naturalistas” pugnan por una maternidad con apego a lo natural y respetando los ciclos y ritmos biológicos pero a final de cuentas, se trata de un tema como otros tantos en los que, siguiendo el viejo y conocido refrán “cada quien habla según le va en la feria”.
“El término “maternidad” no existió en la Europa Occidental hasta el siglo IX y fue hasta la Edad Media cuando empieza a definirse la maternidad tal y como la entendemos en la actualidad, pero siempre en un contexto de la Madre Iglesia o la maternidad de María. La palabra no aplicaba a las mujeres corrientes. El capitalismo inicia la llamada “cultura de las dos esferas”: la mujer en casa y el hombre en la fábrica. Fue entonces cuando los contornos y significados de la palabra maternidad empiezan a perfilarse, cando los límites y espacios se clarifican.” (Maternalias, Cira Crespo, Ed. Ob Stare, 2013). Es decir, la idea de maternidad se ha ido perfilando y explotando para fines que obedecen a intereses políticos, sociales o consumistas.
Quizá mi atención se centró en el tema a raíz de que perdí mi primer embarazo con apenas seis semanas de gestación pero no recuerdo que el asunto de la maternidad haya sido tan revisado, estudiado y comercializado como en los últimos años (quizá diez) y más aún, que haya sido motivo de publicaciones y blogs por todos lados. En México, Martha Dabyle fue pionera en tratar temas de maternidad, empezando por los bebés y ha creado todo un imperio enfocado a las madres e hijos pero recientemente, han surgido movimientos y propuestas que atienden a las mamás y sus hijos, existen festivales, expos, marchas, talleres, bazares para venta de productos creados o distribuidos por madres emprendedoras, etc. O sea que ser mamá se convirtió en lo “IN” a raíz de que las famosas hicieron de sus embarazos un reality show como fue la ola de Salma Hayek, Paulina Rubio, Angelina Jolie y Shakira entre otras, incluida la realeza europea.
Y sí, porque convertirse en mamá le guste a quien le guste significa un cambio en la vida de toda mujer, para bien o para mal, por gusto o por imposición pero es un parteaguas y nada vuelve a ser lo mismo. No hay forma de juzgar si una madre es buena o no (a menos que sea una demente o criminal) todas hacemos nuestro mejor esfuerzo cada día, algunas luchamos contra villanos que no ejercen su rol paterno con responsabilidad, otras comparten el rol con los progenitores y logran la construcción de núcleos familiares a prueba de todo, algunas madres son todo terreno y multifuncionales, actualmente, las madres han logrado posicionarse en sus profesiones combinando ambos roles: el profesional y el materno. Algunas ejercen la maternidad en reclusión, otras se convierten en madres por abuso y sus hijos terminan en adopción o los abortan pero ninguna puede ni debería ser juzgada porque sólo una madre sabe lo que lleva dentro y lo que siente, lo que significa para sí misma su posición materna.
“A veces es muy duro convertirse en madre. Sí, vale la pena. Sí, es la experiencia más poderosa que puede llegar a vivir una mujer. Sí, nada te marca tanto como el momento en que sostienes por fin en brazos al hijo que acaba de salir de ti deliciosamente sucio, húmedo, caliente, y te mira a los ojos como diciendo: te conozco. Pero es duro. Sigues siendo tú sólo que una versión más grande de ti misma. Pero al principio no lo sabes. Al principio no te encuentras. Un día te dirá “mamá”. Lo verás correr en el parque, subirse solo al tobogán, jugar con otros niños, garabatear las primeras letras que te mostrará orgulloso. Y por nada del mundo querrás cambiarte por esa otra que era y que tan poco sabía acerca del amor.” (Una nueva maternidad. Reflexiones de mujeres en la red. Ed. Ob Stare, 2011)
Hoy los quiero dejar con la siguiente reflexión: del mismo modo en que estamos luchando por reconocer los pasos feministas para lograr equidad de género, debemos recordar que todos le debemos la vida a un ser único sobre la tierra: nuestra madre y que la maternidad es de esas pequeñas cosas que pocos notan porque es lo común pero su poder sobre la tierra y la humanidad es de un impacto gigantesco, las madres han (hemos) parido líderes, científicos, artistas, biólogos, músicos. Somos vida que da vida y eso nadie lo puede cambiar aunque sea por elección y no por imposición.
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