El collar

Después de muchas pausas involuntarias, volvemos a las cápsulas del tiempo, esta vez para revisar la evolución del collar...

24 de octubre, 2017

 

Después de muchas pausas involuntarias, volvemos a las cápsulas del tiempo, esta vez para revisar la evolución del collar y su uso como símbolo de poder desde tiempos prehistóricos hasta convertirse en un accesorio de moda que puede resultar altamente costoso según los materiales utilizados en la confección del mismo.

El collar (adorno que ciñe o rodea el cuello) ha sido utilizado desde la época paleolítica (según registros antropológicos) y en su fabricación se utilizaban elementos rudimentarios e incluso se incluían restos humanos como los dientes. Con la llegada de la Edad Media algunos metales como el oro y el cobre se fueron considerando en la confección aunque no fue sino hasta el siglo XII que las mujeres empezaron a utilizar una pequeña pieza de tela alrededor del cuello, conocida como “choker” o gargantilla y fue Ana Bolena (Reina consorte de Inglaterra) quien popularizó su uso entre las damas de la corte, utilizando un collar de perlas ceñido al cuello del cual colgaba la letra “B”. Se dice que el collar es uno de los símbolos más antiguos por su forma de círculo cerrado, lo cual tenía estrecha relación con la magia y la hechicería; por ello es que desde tiempos remotos ha sido utilizado por monarcas o sacerdotes, dándole un lugar de objeto ornamental, político y suntuario. “El collar fue pieza clave de la orfebrería egipcia de hace 4000 años, los collares anchos fueron los más típicos de Egipto y el mundo antiguo. Los había también más sencillos y lo usaban los hombres y mujeres por igual en todo el medio oriente. En Asiria se elaboraban con cuentas de piedras preciosas. Los griegos limitaron su uso a las mujeres y fueron ellos lo que crearon el collar en forma de cadena. Los romanos utilizaban los collares de cuentas, grandes aros y también cadenas; eran de oro, pedrerías y perlas que bajaban hasta la cintura dando dos o tres vueltas. De ellos pendían unos amuletos protectores contra varias enfermedades.”

En la actualidad, el collar es un accesorio que complementa el vestuario pero también resalta la imagen; por ejemplo, estiliza el cuello y realza el rostro según el tipo de escote que se utilice en la blusa o vestido. Aquí algunos tips de los expertos:

Escote strapless: se puede utilizar desde un collar sencillo o una gargantilla hasta uno muy llamativo, lo importante es que queden sobre la piel y considerar tanto el tono de la misma como el del atuendo.

Escote en “V”: son maravillosos porque se tiene libertad para elegir el collar y la gran ventaja es que se puede utilizar uno con la misma forma del escote.

Escote tipo ojal: lo mejor será elegir collares pequeños y sencillos, pues la idea es que el cuello se vea más largo y estilizado.

Escote alto o de tortuga: ideal para collares largos o grandes con diseños que vayan en armonía con el estilo y los colores de las prendas.

Escote redondo: muy apropiado para gargantillas o collares cortos que queden sobre la piel y enmarquen el escote e incluso se pueden elegir colores que contrasten con las prendas y realcen el look.

Escote cuadrado: se sigue casi la misma regla que para el escote redondo pero también debe considerarse el estilo, la personalidad y el tono de piel de cada uno.

Escote con tirantes: el collar debe lucir dentro del marco del vestido sobre la piel o que llegue apenas al borde de la prenda, también se vale el uso de gargantillas.

Escote camisero: se pueden utilizar cortos (si la camisa luce abierta) o largos (si la camisa luce cerrada) y lo ideal es elegir tonos neutros o metalizados para no recargar demasiado el look.

La regla de oro es darle importancia a la forma de la prenda para elegir el collar que luzca mejor, las gargantillas o collares cortos hacen lucir más la prenda y estilizan el cuello.

Finalmente, no debemos olvidar el melancólico collar de perlas, un accesorio indispensable en todo joyero femenino (aunque se dice por ahí que las perlas representan lágrimas) pues se trata de una joya que se adapta a distintas formas de vestir y que sin duda, podemos encontrar en el baúl escondido de nuestra abuela o nuestras tías. En todo caso, la idea es rescatar su uso, conocer sus orígenes y saber que más allá de un accesorio estético, representa toda una simbología desde tiempos ancestrales. Nos encontramos en la próxima cápsula del tiempo.

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Fuente

http://www.innatia.com/collares-y-bisuteria/collar-historia.php 

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