Como bien lo expresó nuestro líder editor de este espacio y respetado amigo, Eduardo Ruiz-Healy en su columna de ayer: “Y pese a que han pasado 254 días desde su elección y 101 días desde que asumió su cargo, nada indica que en un futuro próximo la gran mayoría de los mexicanos vayamos a dejar de hablar del tabasqueño.” El foco de la atención está puesto en el Presidente de México aunque sólo ha confirmado secretos a voces y a pesar de que sus acciones “correctivas” no han tenido las mejores respuestas, sigue contando con el apoyo de los mexicanos. Los diferentes diarios nacionales e internacionales siguen a detalle esto que es la “Cuarta Transformación” y nos avisan de la catástrofe que puede significar (o ya significa) para el país, las decisiones que se están tomando en la presidencia de la república; sin embargo, existe otra realidad, una que de forma paralela sigue adelante a pesar de estar nadando contracorriente y en la que convivimos todos los ciudadanos de a pie que nos levantamos cada día para abordar el transporte público o conducir nuestros autos hacia otros destinos; una realidad lejana a conferencias matutinas, boletines de prensa, giras de trabajo, etc. en la que de nada nos sirven términos económicos profundos u opiniones alarmistas o por el contrario, optimistas si en el día a día constatamos los incrementos en precios, vivimos el duelo de un despido en la oficina de gobierno, sufrimos porque el taller al que íbamos en la biblioteca pública no existe más, padecemos porque la donación del aparato auditivo para nuestro adulto mayor se canceló hasta nuevo aviso y así sucesivamente en lo que parece una bola de nieve infinita y que, la oposición está usando a su favor para alegar as fallas del actual gobierno, olvidándose que tuvieron su oportunidad e hicieron lo mismo y peor porque la corrupción en México creció de forma increíble, al igual que la inseguridad, la impunidad y la crisis financiera.
Desde hace años, a mi paso por el Colegio de Contadores Públicos de México, escuché a financieros, autoridades del SAT y del Banco de México, entre otros, hablar de las pocas esperanzas que nuestro país tenía para crecer; sin embargo, seguimos de pie y al parecer, sí estuvimos mejor en el pasado que en el presente ¿quién los entiende?
La naturaleza de la vida es ir hacia adelante, adaptarse al cambio y sobrevivir o morir en el intento. Se avecinan tiempos terribles pero nada ganamos escuchando o viendo sólo noticias malas que nos pegan en el ánimo porque tampoco vemos a la oposición organizarse para ayudar a los mexicanos, apoyar iniciativas que logren el equilibrio, deshacerse de unos cuantos millones para donarlos a causas benéficas. Del dicho al hecho hay mucho trecho y México no es responsabilidad sólo de su presidente, todos tenemos algo por hacer y siempre hay un punto por el cual empezar. La pregunta es ¿nos atreveremos?
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