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Ladrón que roba a ladrón no siempre tiene cien años de perdón y para muestra...

28 de noviembre, 2016

Ladrón que roba a ladrón no siempre tiene cien años de perdón y para muestra, los sonados casos de plagio que nos encontramos más frecuentemente cada vez en una era donde la información viaja (literalmente) alrededor del mundo con tan sólo un click de nuestra computadora y a montones sin poder discernir entre lo original y lo que puede llamarse una copia al carbón, a menos que se realice una investigación profunda sobre el tema o que se conozcan un gran número de fuentes en las cuales se pueda confiar.

El acto de copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como ajenas es simple y llanamente: plagiar (Diccionario de la Real Academia Española) y aunque quizá la tentación por hacerlo sea grande y se piense inocentemente que nadie lo descubrirá, la realidad es que se trata de una grave falta de respeto a quien se le roba y un atentado a la credulidad y la confianza de quien lo comete. El ejercicio del periodismo acumula diversos casos de plagio cometidos por periodistas de renombre, aquí pueden encontrar la información http://www.clasesdeperiodismo.com/2016/01/27/diez-casos-de-plagios-periodisticos-que-no-debes-olvidar/

El mundo literario no se queda atrás, el año pasado nos enteramos del caso de Arturo Pérez-Reverte cuando fue señalado por la escritora mexicana Verónica Murguía de haber plagiado su artículo “Historia de Sami”, cuyo asunto ella misma dio por terminado tras haber aceptado las disculpas que el escritor le ofreció a través de un comunicado como lo muestra la siguiente nota publicada en el diario La Jornada http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2015/03/19/escritora-mexicana-plagiada-acepta-disculpas-de-perez-reverte-1058.html

Por los años 1998 – 1999 se dio a conocer que Shakira tituló su cuarto álbum discográfico ¿Dónde están los ladrones? a causa del robo de equipaje que sufrió durante un viaje a Bogotá, Colombia, donde también se llevaron el maletín que contenía las canciones compuestas por la cantante, lo cual inspiró la letra del tema con el mismo nombre.

Quizá uno los plagios que más polémica ha levantado, ha sido el ejecutado por el Presidente de México, Enrique Peña Nieto. El pasado mes de agosto, el sitio de Aristegui Noticias publicó una investigación que evidenciaba el plagio de al menos 197 de los 682 párrafos que componen la tesis por la que obtuvo el título de Licenciado en Derecho: “El presidencialismo mexicano y Álvaro Obregón”. Ante el hecho, la Universidad Panamericana, institución de la que egresó el Presidente señaló que: “Se trata de un caso sin precedentes en el que no existen disposiciones en los cuerpos regulatorios aplicables a ese procedimiento de titulación”. (Fuente: http://www.forbes.com.mx/pena-nieto-si-plagio-parte-de-su-tesis-universidad-panamericana/#gs.iXz9VG4 )

La semana pasada, con tres días de diferencia, me encontré con la denuncia de dos casos de plagio en Facebook. El primero en el contexto de la industria de las bodas, se trata del uso de un material de apoyo cuya autoría y trabajo de investigación y compilación corresponde a Dagyi Rivera, Wedding Planner; mismo que fue utilizado indiscriminadamente por una “colega” que “inocentemente” bajó la información de Internet “desconociendo la autoría original” para ilustrar una de sus clases. El segundo en el campo de las carreras deportivas, en donde un organismo sin dejo de remordimientos copió nombre, dominio e imagen de la primera emisión de una carrera que sólo tiene lugar en la Ciudad de México y que además, es con causa benéfica.

Ya en el 2013, resumí en mi perfil de Facebook una reflexión de un amigo escritor que se refería justamente a dar el crédito a lo que publicamos en nuestros perfiles de Facebook sean frases, imágenes, textos, fotografías, etc. pues si bien las ideas al ponerse al servicio de los demás dejan de pertenecer a una sola persona, la creatividad, así como el tiempo y el trabajo que implica su desarrollo deben respetarse y reconocerse, ya lo dice el dicho: “Honor a quien honor merece” o bien, “Al César lo que es del César y a Dios, lo que es de Dios”.

Es una pena que en pleno siglo XXI con todos los recursos tecnológicos con que contamos y con la libertad de expresión que tenemos, exista quien opte por “robarse” el trabajo ajeno o se cuelgue medallas sin mérito propio, ya no digamos en un afán de reconocer el esfuerzo y las habilidades ajenas, sino de seguir contando con la confianza y el respeto de los demás, así como poder salir a la calle con la cabeza en alto como producto de los logros propios aunque el camino sea más lento para unos que para otros.

¡Se los dejo de tarea!

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Fuentes

http://dle.rae.es/

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