Donald Trump siempre ha negado que su campaña electoral recibió ayuda del gobierno ruso para poder ganar la elección presidencial de noviembre de 2016. Lo ha negado a pesar de que como candidato él mismo invitó a los rusos y a WikiLeaks, el sitio que difunde información gubernamental o personal ilegalmente obtenida, muchas veces con la ayuda de los rusos, a hackear las computadoras de su rival Hillary Clinton para tratar de perjudicarla y quitarle votos.
El 27 de julio de 2016, durante una conferencia de prensa, el entonces candidato republicano dijo lo siguiente al referirse a los correos electrónicos que Clinton borró de la cuenta privada que utilizó como Secretaria de Estado: “Rusia, si estás escuchando, espero que puedas encontrar los 30,000 correos electrónicos que faltan. Creo que probablemente serás ampliamente recompensada por nuestros medios de comunicación. Debo ser honesto, si Rusia, China o cualquier otro país tiene esos correos electrónicos, me encantaría verlos”.
El 10 de octubre de ese año, durante un discurso ante sus seguidores dijo que “amaba a WikiLeaks”. Es más, entre ese 10 de octubre y el siguiente 8 de noviembre, Trump se refirió positivamente a WikiLeaks un total 164 veces, 124 de ellas en discursos y las otras 40 mediante tuits y correos electrónicos.
Además de lo anterior, han salido a la luz pública las reuniones que con rusos ligados a Vladimir Putin o funcionarios rusos tuvieron su hijo Donald Jr., su yerno Jared Kushner, su efímero asesor de Seguridad Nacional Michael Flynn, su actual Procurador General Jeff Sessions y otros funcionarios de su campaña electoral, entre ellos tres que ayer fueron acusados de diversos delitos por Robert S. Mueller III, el fiscal especial que investiga el involucramiento ruso en las elecciones estadounidenses.
Efectivamente, ayer Mueller acusó formalmente de diversos delitos al ex presidente de la campaña electoral de Trump, Paul Manafort, al socio y segundo de éste en la campaña, Richard Gates III, y al asesor para asuntos internacionales de dicha campaña, George Papadopoulos.
Los dos primeros están acusados de cometer una docena de delitos, entre ellos el de conspirar contra Estados Unidos, conspirar para lavar dinero, mentir bajo juramento o perjurio y trabajar para un gobierno extranjero sin declararlo.
Papadopoulos está acusado de perjurio o en vista de que la primera vez que lo interrogaron los agentes del FBI (Buró Federal de Investigaciones, por sus siglas en inglés) negó haberse reunido con funcionarios del gobierno ruso para lograr que éste apoyara a Trump y contribuyera a desprestigiar a Hillary Clinton, reuniones que después aceptó haber sostenido.
Ayer Trump tuiteó solo sobre el caso de Manafort e ignoró los otros dos. Ciertamente fue un mal día para él.
Las de ayer son las primeras acusaciones formales de varias que seguramente vendrán en el futuro. Trump verá peores días.
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